Capítulo 23: Aquí

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Sangre...

Hierro, sabía a hierro...

Tenía ganas de lavarme la boca o escupir, con tal de quitarme este sabor de la boca. 

No podía moverme ni aunque me dejara la piel intentándolo, mis muñecas evidenciaban eso. Me habían llevado a la sala de experimentos, tocaba tortura física, ayer fue la psicológica, aunque claramente tener a Toga enfrente tuya, mirándote como si quisiera descuartizarte y beber tu sangre, creo que también ayuda a la psicológica.

Su cuchillo estaba deslizándose por las paredes internas de mi boca, sin llegar a formar heridas graves, vagamente superficiales, aunque seguía cortando por dentro. 

Prácticamente, estaba encima mía, sentada en mi estómago y con su mano sobrante abriéndome el ojo y con un segundo cuchillo casi rozándomelo.  Amenazándome con perder un ojo si intentaba cerrar la boca, lo cual no tiene sentido, porque me clavaría aún más el cuchillo.

Toga hablaba, una y otra vez, sobre la sangre y que si quería tomarla y no sé que. Me estaba asustando y aún más cuando levantó rápidamente la mano izquierda, alejándola de mi ojo y dejándola caer con aún más velocidad.

Sentí movimiento en mi cintura, por lo que abrí mis ojos, encontrándome con los ojos rojos de Katsuki. Me miraba serio, diría que casi sin expresión, si no fuera por su mirada, brillante y segura.

Subió su mano de mi cintura a mi mejilla, y me limpió las lágrimas, que no sabía que tenía, de la cara, y la dejó ahí.

-Katsuki: ¿Siempre tienes pesadillas?- Negué, incómoda por su penetrante mirada, aunque él alzó una ceja. -¿Cuántas tienes a la semana?-

-_____: Unas... ¿Tres o cuatro?- 

-Katsuki: ¿Estás preguntando o afirmando?- Abrí la boca dispuesta a rebatirle, pero su sonrisa maligna y ladina lo evitó. 

-_____: Tal vez, unas cinco o seis.-

-Katsuki: O sea, siempre.-

Me quejé haciendo soniditos con la garganta, a los cuales Katsuki se rió, lo cual me dejó sorprendida, la risa de Katsuki era maravillosa, nunca la había escuchado, y me quedé anonadada, no tenía el ceño fruncido, ni cara de querer matar a alguien. Me acordé de que acababa de despertar, y todavía había bastante luz entrando por la mañana así que aún debía ser temprano.

-_____: Katsuki, ¿qué hora es?- Él me volvió a mirar, prestándome atención.

Alargó su brazo, pasándolo por encima de mi cabeza para coger su móvil, tocando escasamente mi pelo, y desbloqueando la pantalla lo miró.

-Katsuki: La una menos algo, habremos dormido como unas dos horas.- Asentí, justo después me acercó a su pecho, volviendo a cogerme por la cintura.

Katsuki seguía demasiado cariñoso para ser él, algo no cuadraba y me ponía muy nerviosa no saber por qué y que luego volviera a su "estado natural".

-_____: Katsuki.- Él hizo un sonido con la garganta, dándome a entender que me escuchaba aunque estuviese con la cara en su tórax. -¿Por qué...?- Tragué bastante duro ya que me costaba hasta coger aire. -¿... Estás... Así?- Solté todo el aire que tenía retenido en los pulmones. Aunque él, separándome de su pecho me miró alzando una ceja.

-Katsuki: ¿Así cómo?- ¿Por qué me lo pones más difícil?

-_____: Como... ¿Cariñoso?- Retuve el aire, mientras mordía mi labio, bajando la mirada avergonzada.

Katsuki chasqueó la lengua y volvió a estamparme la cara con su pecho, suspiró sobre mi pelo y luego apoyó su barbilla encima.

-Katsuki: ¿¡Qué te importa!? Es mi problema no el tuyo.- Aguanté la respiración. -¡Te estaba protegiendo!- Quise preguntar de que, pero no me dio tiempo ni a formular la pregunta en mi cabeza. -¡Sólo cállate ya!- Levanté la vista para verlo, estaba rojo de furia, mezclado con un toque raramente tierno.

Poco duró la vista, porque escondió su cara en mi cuello, y a mí en su pecho. La intranquilidad se fue tan rápido como llegó, aunque Katsuki estaba exaltado, provocando que sus latidos fueran tremendamente rápidos, aunque el olor de Katsuki calmaba como un sedante. Katsuki no quería decirme lo que fuera que estaba sucediendo, aunque parecía bastante molesto, pero por el momento no me importaba tanto.

Se formó un ambiente tranquilo y acogedor, bastante hogareño y familiar, hacía mucho tiempo que no me sentía así, bien y en paz.

Se escucharon unos pasos lejanos subiendo la escalera, armando tal alboroto, mientras hablaba, que se reconocía a kilómetros que era Mitsuki. Katsuki gruñó mientras esperaba a que el jaleo se acabara, poco duró el silencio cuando se volvieron a escuchar los pasos, y tres toques en la puerta. 

-Mitsuki: ¡Katsuki, vamos a salir, no destruyas la casa!-

-Katsuki: ¡Ya lo sé, vieja!-

Todo se volvió a sumir en un silencio, no era incómodo, era relajante. Con la respiración levemente pausada, su brazo en mi cintura, su nariz en mi cuello, la mía en su clavícula, y mis brazos tocando su pecho, el cual estaba cubierto por una camiseta gris, la arrugué al cerrar mis dedos sobre ésta.

-_____: Katsuki...- Tragué antes de proseguir. -Te quiero aquí...- Él suspiró.

-Katsuki: Estoy aquí.-

Sólo pude sonreír como nunca lo había hecho.



Holiiiii, qué tal? No he tardado tanto, sólo una semana, ^^  He cambiado cuatro veces el título, ya podéis agradecerme.

Además tenía que hablar con una personita/mochi, ¿por gusto? Pos sí, pero eso nadie me lo quita, además las ganas de escribir se las llevó el viento y me las devolvió el capítulo 12 de BnHA, por cierto hay SPOILER, saltar el próximo párrafo:

Me encantó cuando la madre le toca el pelo, yo creo que todas estábamos deseando ver ese pelo ser tocado por alguien, y yo fangirleé como nunca, me dio igual todo ^^. Porque Kacchan es súper mono y lo vale, además de que tiene una casa preciosa, gracias a Dios he tenido potra y me ha salido lo de las dos plantas XD

Bueno, espero que os haya gustado, ¡¡¡¡pequeños pandiwis!!!!

Buenas noches (días/tarde/ o lo que sea, por si sois tiquismiquis) mini-explo~sion (leer como Megumin), nos vemos en el próximo capítulo.

Te quiero aquí... (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora