Capítulo 26: Sonreír

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¿Derecha o izquierda?

Me reventaría un hombro, no sirve.

¿Delante o detrás?

Detrás, así consigo tiempo.

Todavía seguía bajo las influencias de aquel sedante, pero la inyección, había conseguido alterarme gracias al dolor, que pronto se convertiría en capacidad para sobrevivir, si me vuelven a inyectar la misma dosis no servirá de nada, porque mi organismo ya la ha deshecho y si intentan provocarme un dolor igual al de la inyección no lo notaré. 

Puede ser una espada de doble filo ya que me podría morir desangrándome y no estaría consciente de ello.

Aprovechando mi kosei me deshice de la realidad que tenía, evité contar las pocas posibilidades que tenía de poder salir, me aferré al hecho de que no quería seguir allí, y me lancé.

Utilicé mi kosei en mí misma, echándome hacia atrás. Lo cual hizo que me chocará contra la pared de metal llevándome conmigo todo lo que hubiese detrás mía. 

Rompí la silla, por consecuencia, las cadenas. Dabi me miró aburrido, en cambio, Tomura se estaba divirtiendo bastante. Me incorporé provocando que los huesos de mi cuello crujieran al haberlos tenido agarrotados.

-Tomura: Oh, creía que querías ser un héroe, no una asesina. Ah, los hijos se parecen a los padres, ¿verdad?- Sonreía de una manera desquiciada.

-_____: No metas a mi padre.-

-Tomura: ¿Por qué no? Seguro y te está viendo por televisión.- Me estaba provocando y él ya reía como un psicópata. 

No le iba a seguir el juego, en las cárceles no hay televisión, estoy segura. Se me contrajeron las pupilas de la anticipación. Sólo quería salir de aquí.

-Tomura: ¿Se te olvida que te hemos dado un sedante? La energía de ahora se agotará en menos de cinco minutos.-

Estaba sonriendo, tenía ganas de decirle que me sobraban tres, pero la verdad me faltaban, minutos y fuerza. Por ende cuanto más tiempo pase menos energía voy a tener, la que tengo ahora no será la misma dentro de dos minutos, mucho menos cinco.

Tampoco me sé el recorrido, no puedo coger rehenes y no puedo rendirme. No tengo energía que desperdiciar, por lo que solo me queda el cerebro. No hay ventanas, hay un par de conductos de ventilación, por lo que supongo que estamos bajo el suelo, algún lugar subterráneo, así que debería haber alguna escalera por el pasillo para poder salir. 

Las escaleras quitan tiempo y energía, además de que necesito derrotar a estos tres sin contar a los que me encuentre por el pasillo, porque la verdad, no creo que me dejen salir por las buenas, encima mi kosei me quita el doble de energía y no podría usarlo, aparte de que la puerta está justo detrás de ellos. No puedo salir, me quedaría sin energías antes de conseguirlo y no puedo quedarme, como no me vuelva a inyectar esa cosa.

-Tomura: Se te va el tiempo.- Canturreó con una sonrisa. -Y las fuerzas.- Ganas de matarlo no me faltaban. -Oh, ¿el instinto asesino es de familia? Porque tienes su misma mirada, si fuera la U.A. me cuidaba de ti.- Se rió como si fuera el mejor chiste del mundo.

Ignorando sus insultos, quise inyectarme eso, pero tenía la misma sustancia por lo que no me haría efecto, gracias a que mi sistema se ha inmunizado.

No me sirve de nada pelear en estas condiciones, más aún cuando me quedan máximo tres minutos. La energía se me está yendo, lo único que tengo son ganas de salir corriendo.

Tiré mi cabeza hacia atrás, exponiendo toda mi garganta y lo miré. Había perdido, no tenía escapatoria y él lo sabía desde el principio. Le sonreí como solía hacerlo con mi padre. Me daba una apariencia angelical, pero aquí era aterradora.

Te quiero aquí... (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora