Dormir, cerrar los ojos o, simplemente, respirar era inútil en este momento, era prácticamente imposible hacerlo.
Katsuki estaba detrás de mí, ya que me negaba a mirarlo a la cara, acostado y puedo asegurar que ya estaba durmiendo, es más, en cuanto tocó la cama ya había caído rendido. Respiraba calmadamente y su aliento chocaba contra mi nuca, erizándome la piel, y yo igualmente no podía conciliar el sueño.
Tensé los músculos de la espalda en cuanto sentí una de sus manos tocando mi cintura, hasta que esta llego a mi estómago y me acercó a él, colocando su nariz en mi pelo, justo en el medio de la cabeza, y encogiéndose levemente, provocando que yo formara una albóndiga con mi cuerpo.
Acurruqué mis brazos en mi pecho y encogí el cuello. Por delante no tenía frío y por detrás, Katsuki era una estufa andante así que estaba súper calentita. Me encanta su olor y su calor personal, en invierno se tiene que estar muy bien a su lado.
Ya habían pasado unos veinte minutos desde que me cogió en brazos, y preguntándome dónde estaba mi habitación, se dirigió allí y se acostó sin más después de dejarme, diciéndome un "Somos novios, ¿no?" junto a una sonrisa ladina; se suponía que iba a irse a su casa o a dormir en el sofá, pero me dijo que tenía que asegurarse de que dormiría, lo cual ahora se dificulta por su extrema cercanía.
Quería dormir pero a la vez no, tenía un enorme dilema interno que no se estaba resolviendo ni por asomo por culpa del ser humano que detrás de mí respiraba como si el aire de la habitación se fuera a acabar.
Intenté salir del agarre de Katsuki para ir hacia la ventana y abrirla, al lograrlo todo el frío se coló hacia dentro, obligándome a cerrarla lo más deprisa que pude y regresar volando hacia la cama, esta vez, con mi cara justo en su cuello y tórax. Hundiéndome en él, apretándolo cuando él me volvió a apresar en su cuerpo, ayudándome a que el frío no siguiera calando en mis huesos.
Abro los ojos o eso intento, porque ya que por mucho que me fuerce, abiertos o cerrados solo veo una pantalla negra. Intento mover los brazos para quitar lo que sea que bloque mi vista, más sólo consigo un dolor agudo en mi muñeca, la cual está pegada completamente a una plancha de metal.
Por lo cual puedo suponer que estoy en una camilla, atada a ella para impedirme cualquier acción; siento movimiento a mi alrededor, por lo que inmediatamente me tenso, siento como pasan algún objeto filoso desde mi sien hasta mi cuello, parando allí y ejerciendo algo de fuerza, nunca llegan a cortarme pero consiguen subir mi pulso.
Conozco este sitio de sobra, junto a ello, este momento en concreto. Nunca sé a qué hora empieza, mucho menos cuando termina o cuanto dura.
Tortura psicológica.
No sé ni quién se encarga de esto, su voz suena distorsionada y lo único que consigo escuchar con claridad es mi pulso, el cual corre frenéticamente y nunca lo dejan detenerse, en cuanto ven que pasa por los valores normales detienen total o parcialmente la tortura para dejarme descansar unas horas y volver a empezar, aunque esto nunca pasa de día.
No puedo ver, por lo que mis otros sentidos se activan. Del oído no puedo fiarme, ya que mi pulso me pone más nerviosa. El gusto y el olfato no lo uso, por lo que el tacto, ahora mismo es mi punto débil. Del cual se van a aprovechar.
Algo sale de mi muñeca provocando un dolor más fuerte que al intentar moverla, haciéndome gritar casi de inmediato, seguido de eso un tremendo puñetazo en mi estómago que me hace callar para intentar coger aire, lo cual dura poco, ya que el mismo objeto de mi muñeca se aprieta justo encima de mi ojo, grito aunque sepa que no les importa y cuando me lo van a clavar, siento un movimiento brusco que me hace abrirlos de par en par.
Katsuki me mira mientras, con sus manos en mis hombros, me zarandea sin ninguna delicadeza, provocando que estos me duelan. Me mira entre sorprendido y desesperado, las lágrimas ya corren por mi cara, pero eso no impide que mis ojos se sigan nublando, seguimos acostados de lado mirándonos sin decir palabra.
Y no encuentro otra forma, que, tirarme, literalmente, encima suya agarrando su camiseta y arrugándola, cayendo en su pecho llorando desconsoladamente en busca de refugio.
Katsuki me arropa entre sus brazos con una mano en mi cuello y la otra en mi espalda. No sé de qué manera consigue sentarse, apoyándose contra el respaldo de la cama y sentándome a horcajadas encima suya juntándome más a él.
-Katsuki: ¿Qué ha sido eso? No parabas de gritar, creía que te estaban matando.-
Prácticamente era eso, psicológicamente, pero casi.
-Katsuki: Oye, ¿pasas por esto todas las noches o es de vez en cuando?-
-_____: Casi siempre.- Respondí con un hilo de voz.
-Katsuki: Con razón estás tan cansada.-
Yo seguí llorando y aferrándome a su camiseta como si mi vida dependiera de eso. Aunque en cierto modo sentía que me protegía estar escondida en su pecho, ya que él no me rechazaba es más me apegaba como si quisiera que me fundiera en su piel.
-Katsuki: Nena, ¿quieres hablar de esto?- Negué con la cabeza, no quiero recordarlo. -Eh, _____ si lo dices puede que no afecte tanto, porque ya lo has dejado salir.-
-_____: Lo siento.-
Katsuki suspiró aunque luego asintió y se apoyó en mi.
-Katsuki: No pasan de las tres de la madrugada. Intentaremos volver a dormir, esta vez, dormirás, yo me ocuparé de eso.-
Me lo dijo como si fuera una advertencia, pero al ver su cara neutral le dejé toda mi confianza a su disposición.
Le creí...
Y por primera vez, no me equivoqué al hacerlo.
Bueno~, qué tal?? Yo muy happy, ya que ya han sacado la tercera temporada y en cuanto he visto a Kacchan sin camiseta me he puesto a gritar fangirleando dando toda mi garganta en eso.
Espero que os haya gustado mini-Explooooosion.
¡¡Buenas nocheeees, mochis y dangos!!
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Te quiero aquí... (Katsuki Bakugou y tú)
Fanfiction¿Por qué..? ¿Por qué tú..? ¿Por qué tú de entre todos..? ¿Por qué tú me enamoraste..? Hay chicos más simpáticos, más amables, más buenos conmigo... Pero aquí estoy, enamorada de ti, y aunque no quiera admitirlo, no puedo sacarte de mi mente, no pued...