Llovía como si no hubiera un mañana, las gotas se estrellaban contra los cristales y de vez en cuando se oían truenos, una tormenta bastante escandalosa.
Dabi me había vuelto a dejar sola en la habitación después de darme un par de pastillas y agua. El frío que tenía se incrementaba por minutos. Estaba anocheciendo y mi padre no había vuelto todavía, Dabi no me daba respuestas y solo quería que me durmiese y descansase.
Cogí mi móvil con la esperanza de que funcionase y se encendiera, pero como cabía esperar no dio señales de vida. No, al menos hasta la quinta vez, donde se vio el logotipo de la marca y luego se consiguió encender tras tres minutos de interminable tensión y sudor.
Empezaron a aparecer notificaciones entre las que se encontraban mensajes de Katsuki, Hitoshi, Shoto y Mina.
No sabía si tenía o no que responder, no podía dejar a mis amigos sin noticias, pero tampoco entregar a mi padre. Por lo que decidí no mirar los mensajes para evitar la tentación, aun así me puse a jugar para matar el tiempo.
Como si estar congelándome fuese poco, se empezó a escuchar muchísimo jaleo por las calles y el portal. Yo estaba sufriendo por si se caía el edificio, ya que este era más viejo que Matusalém. Para colmo Dabi empezó a moverse por la casa y hacer más ruido. Con ganas de levantarme y hacer que todos se callaran, me incorporé e intenté llegar hasta la puerta, obviamente mis piernas no colaboraban, ya que llevaba unos pantalones diminutos que complicaban la labor, lo que me provocaba un mayor frío.
Abrí la puerta, dispuesta a discutir, cuando el brazo de Dabi la cerró de golpe en mi cara dándome en mi nariz. Mi pobre y adolorida nariz sangraba como si fuese una competencia. Solté un gemido de dolor como si fuese un pobre animal moribundo, que tal vez, pero ahora no.
Intenté abrir de nuevo la puerta, ya que se incrementó el ruido con Dabi gritando, claro que yo no contaba con que siguiese sosteniendo la puerta para impedir que la abriese.
Harta de todo el jaleo, y con un bufido, me abalancé hacia la puerta, con la fuerza que disponía y por si fuera poco Dabi la soltó, lo que provocó que me diera de bruces con la puerta empeorando el sangrado de mi nariz, que dolía horrores.
Vi a Dabi sin camiseta, o más bien con esta quemada, y a Todoroki con la mitad quemada y empapado. Estando anonadada mientras los miraba, Todoroki se adelantó a Dabi y me cogió de la cintura apretándome contra su lado cálido, lo que agradecí internamente porque me estaba convirtiendo en un tímpano de hielo.
-Dabi: Suéltala.-
-Todoroki: Está sangrando, la tenéis encerrada y eres un villano.-
-Dabi: Suéltala o te mato.-
-_____: Esperad, aquí no va a morir nadie. ¿Todoroki qué haces aquí y qué hacéis peleandoos?- Dabi bufó y se dispuso a encerrarnos en la casa y después en el cuarto que yo tenía asignado. Finalmente me senté en mi cama mientras Dabi se cruzaba de brazos en la puerta, como un policía nacional.
-Todoroki: Te hemos estado buscando, porque Stain ha escapado y tú habías desaparecido. Te hemos rastreado el móvil hasta que he dado con este lugar pero he perdido la conexión con el resto. Bakugou está insoportable.- Inmediatamente sonreí al escuchar su nombre y Dabi estuvo a punto de hablar cuando se abrió la puerta y apareció mi padre.
Me saludó muy brevemente y ni tiempo tuve de decirle nada cuando salieron de la habitación cerrando la puerta. Todoroki se giró hacia mí y después se pegó a las ventanas que había, y dando un suspiro se volvió hacia mí.
-Todoroki: Están soldadas. El hielo no las va a destruir y probablemente el fuego tampoco, tendremos que salir por la puerta principal.-
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Te quiero aquí... (Katsuki Bakugou y tú)
Fanfiction¿Por qué..? ¿Por qué tú..? ¿Por qué tú de entre todos..? ¿Por qué tú me enamoraste..? Hay chicos más simpáticos, más amables, más buenos conmigo... Pero aquí estoy, enamorada de ti, y aunque no quiera admitirlo, no puedo sacarte de mi mente, no pued...