capitulo 17

73 7 2
                                    

Estaba recargado en la pared junto a su puerta. Marco me había dicho que ella había llegado y yo aquí estaba esperando por ella, desde que salí del restaurante y no la alcancé. Trataba de entender como es que había pasado, como era posible que eso le ocurriera.
Tome el valor que sentía necesitar y golpeé por fin esa puerta. Escuchaba sus pasos, sus movimientos dentro de su hogar. Mecánicos y controlados.
Tardo en abrir exactamente dos minutos y cuando lo hizo su expresión de confusión era más que evidente.
Solo un maldito segundo fue lo que me hizo falta.
De pronto mis manos estaban sujetándola de la cintura y su nuca y mi boca estaba devorando la suya. Perdí la batalla con mi auto control en cuanto la vi envuelta en esa bata de seda. Con el pelo húmedo cayendo sobre sus hombros y esas piernas libres de calzado alguno.
Su, calor, el aroma que emanaba su piel. La bese robando el aire de sus pulmones, sin poder pensar en nada más. Olvidando incluso a lo que había ido a decir...
Mi lengua arremetió contra la suya tratando de adueñarme de todo lo que su sabor escondía, sus manos sosteniéndose de mis antebrazos. Cuando el aire fue necesario libere sus labios hinchados, respiraba mis ambos con dificultad. Mis sentidos estaban intentando recobrarse...
Note que había pasado el límite de la puerta y está había sido cerrada, no tengo ni remota idea de como o por quién. Pero ahora estaba dentro de su apartamento con mis manos sosteniendo su cintura y su nuca y ejerciendo esa presión cuidadosa para no soltarla.

- Fuera...

Dijo apartándose de mi agarre, con tono firme pero triste.
Que hice?
Pensé arrepentido de mi actuar.
Tenía que arreglarlo, porque quería malditamente más. Pero eso no justificaba el actuar así...

- Samantha yo...
- Vallase por favor...

Volvió a pedir dándome la espalda. No, no la dejaría de esta manera.

- Samantha...
- Que!? Que buscas en mi!? No tengo nada que pueda ofrecer a un hombre como tú!! No lo entiendes!?
- Eso es mentira, solo tienes miedo y es...
- Que!? Que es!? Lógico? Entendible!? No lo vez!? No soy lo que nadie necesita!!
- No puedes pensar así.
- Ah!! Que no puedo!? Déjame que te lo demuestro!! A ver si así entiendes lo que digo.

Grito furiosa, tomo mi antebrazo con firmeza e hizo que caminara a algún sitio del apartamento.

- Samantha...

No escucho lo que quise decir, solo siguió hasta detenernos frente a una puerta que daba a un baño... Entro arrastrándome al interior con ella y lo que vi me congelo.

- Esto soy yo!!

El lugar no contaba con nada más que lo esencialmente estricto.
No había un espejo, en un solo estante de veían solamente dos toallas de mano y dos de ducha, dobladas de forma perfecta y con una distancia que parecía haber sido echo con una regla. En el tocador un solo jabón de manos un peine, un broche, un delineador negro y un brillo para los labios.
Por completo sin vida, nunca vi algo igual.
Mis ojos buscaron la esencia de ella en aquel lugar sin lograr encontrarla.
Pero eso no fue suficiente. Volvió a tomarme del brazo y a caminar fuera guiándome al final de un corredor. Se detuvo frente a una alcoba cerrada y abrió.

- Entra.

Dijo firme...

- Samantha, no...
- Entra!! Ve con tus propios ojos.

Repitió abriendo ella la puerta.
Vi tal determinación en su mirada que lo hice, entre.
La alcoba parecía igual a la de un hospital. La cama en el centro de la habitación, echa a la perfección. Dos mesas de noche una a cada lado, un solo inhalador sobre la de la izquierda y ese colgante que vi en su cuello colgando una vez.
No había visto nunca algo similar. La distancia entre las cosas parecía echo en forma milimétrica, no había flores, no había un solo cuadro, una sola fotografía a la vista.
Me adentre en el lugar sintiendo que estaba siendo absorbido a una realidad desconocida.
El piso de madera parecía incluso recién lustrado, sin una sola huella de vida. Igual al baño...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora