Tenía que atender esas llamadas.
Pero maldita la gracia que me hacía que el teléfono sonara justo en este preciso momento...
Tenía a Samantha casi desnuda, mis manos y mi boca disfrutando del sabor de su piel. Mi camisa ya había sido descartada, y tenía bajo mi cuerpo el cuerpo de Samantha envuelto únicamente en un conjunto muuuuuyyy sexi de encaje color negro.
Saboreaba sobre la tela de encaje sus perfectos senos cuando mi móvil empezó a sonar en la distancia.
No presté atención, nada podía ser tan importante...
Otro móvil también empezó a sonar, supuse que sería el que ella habría comprado.
Pero ambos estábamos ocupados, sus gemidos escapando de su garganta me tenían idiotizado.
El teléfono de línea también empezó a sonar y nosotros seguíamos perdidos en el deseo, en besos, caricias...
Hasta que la contestadora tomo la llamada.
" Te comunicasteis con
Samuel Riviera, en este momento no puedo atender. Deja tu mensaje y te contactaré a la brevedad. "" Llamado urgente de clínica Sentury, todos los médicos atentado en tren...
Cuando la palabra atentado sonó ya mi boca se había separado de la de Samantha, mi cuerpo estaba suspendido en el de ella y automáticamente nuestros cuerpos de separaron. Esto no podía esperar.
Salte de la cama a cojer el teléfono y Samantha ya estaba de pie mirando de un lado al otro en busca de su ropa.- Habla el doctor Riviera. A donde vamos?
Miré como Samantha ya estaba prendiendo los botones de sus vaqueros mientras daba pequeños brinquitos en el aire.
- Estoy a veinte minutos, la doctora Álvarez llega conmigo.
Manda ya me estaba tendiendo la camisa y se calzaba con rapidez las deportivas.
Colgué la llamada y busque mi cartera, las llaves y me calzaba al mismo tiempo.- Que tan grave?
La voz de Samantha sonaba sería y agitada.
Abrí el cajón de mi mesilla de noche nuevamente y tomé el inhalador. Se lo arroje a las manos mientras respondía.- Al menos trescientas víctimas. No se sabe mucho.
- Zona cero u hospital?
- Zona cero. Nos necesitan ahí.Respondí tomando ya las llaves, vi de refilón mientras salía a la sala y ella me seguía detrás como se suministraba su medicamento y lo guardaba en el bolsillo de su pantalón.
Bajamos en un silencio rotundo por el ascensor, Samantha recogió con rapidez su cabello en una coleta alta. Una vez en el subsuelo corrimos a mi color y salimos a toda prisa camino a aquel lugar.- Cinturón nena...
Dije pisando el acelerador.
Ella rápidamente me hizo caso y nos mantuvimos en silencio hasta llegar a nuestro destino...
Las luces de las cientos de sirenas se empezaron a revelar, la gente corriendo, el humo negro. Los gritos...
Manda me dio una mirada de angustia la cual entendí demasiado bien.
Aquello era una completa pesadilla. Un desastre demasiado grande.- Jesús...
Susurro cuando detuve el coche. Nos había acercado a poco menos de tres cuadras de la sonda de impacto. Todo el mundo corría, médicos, paramétricos, bomberos, policía...
Los gritos de la gente, el sonido endordecedor de las sirenas...
Bajamos de prisa y corrimos hasta el puesto de mando que se había instalado. Un oficial nos detuvo el paso.- Solo personal autorizado.
Nos dijo.
- Somos médicos!!!
Gritamos a la vez. El hombre asintió y se hizo a un lado dejándonos llegar al puesto de mando.
Tomamos con rapidez el equipo necesario, miré como Samantha se colocaba ya la bata blanca y los guantes al mismo tiempo que yo hacía precisamente lo mismo.
Cuando estábamos por acceder a la zona de desastre tuve que detener os. Tome su mano en la mía y la giré rápidamente. Atrapando su boca en la mía. Un beso cargado de deseo mientras quitaba de su bolsillo del pantalón el inhalador.
Lo puse en su bata médica y la solté susurrando en sus labios.
Sabía que la perdería de vista en cuanto nos pusiéramos a hacer nuestro trabajo.