No estaba seguro de si había sido ese extraño momento en la playa, o el echo de que sueño o no , esa charla con Samira me había marcado el camino correcto a seguir, la cuestión es que cuando desperté en la mañana estaba decidido a hacer todo lo que necesitaba Samantha y especialmente yo. Hacerla volver a reír, distraerla lo suficiente. Darle a mi pequeña transgresora, algo más que amargura, darle un día completo de relax, vacaciones para su mente y su corazón. Una pausa en medio de toda esta tormenta que nos tenía atrapados.
Miré el reloj en mi muñeca y sonreí mientras servía las taza de café, mi pequeña transgresora renegaria porque la despertaría antes de siquiera amanecer, pero para todo lo que tenía planeado del día necesitabamos empezar muy temprano.
Subí las escaleras y me encamine a la alcoba principal, donde sabía que mi pequeña descansaba...
Erick me dio un asentimiento de cabeza mientras habría la puerta para que entrara con la bandeja en mis manos.
Lo sentía, por el. Hacía dos horas lo había puesto todo en marcha y lo primero era organizar todo con el referente a la seguridad que necesitaba para poder estar tranquilo y concentrar mi completa atención en Samantha. No quería que ella notara tanta gente cuidando cada paso que daríamos en el día pero si que se sintiera segura, por lo mismo Erick estaría todo el tiempo acompañándonos.
Cuando me acerque a la cama me permití darle una larga mirada a mi pequeña transgresora, su rostro lucía algo alterado. Eso solía suceder cuando yo no estaba junto a ella...
Me senté a su lado y acaricie con cuidado la fría piel de su rostro apartando esas hebras de cabello que cruzaban sus ojos.- Pequeña...
Susurre acercando mi boca a su mejilla y dejando ahí un pequeño beso.
Manda se removió al escucharme y soltó un casi inaudible gemido estrangulado. No pude evitar sonreír. Amaba ese gesto suyo que hacía entre dormida y despierta, arrugando su pequeña nariz y sus labios.- Tienes que despertar pequeña...
Insistí apartando el pelo de su rostro.
Mi pequeña cerró con fuerza los ojos y negó antes de hablar.- Mmmm.. Sammouil... Quiero dormir...
Dijo tratando de esconder su lindo rostro acurrucándose contra mi pecho y atrapando mi cintura entre sus brazos.
DIOS!! Esto era demasiado tentador para mi, sentir el cuerpo tibio de Samantha acoplarse al mio, sentir sus brazos rodeando mi cintura y su rostro escondido entre la curva de mi cuello y pecho, el roce de su tibio aliento golpeando en la piel de mi cuello y ese perfecto aroma a rosas que emanaba de toda ella...
Tuve que apretar los dientes para no perder el control. Porque de lo contrario...- Pequeña, tienes que desayunar y ducharte...
Manda abrió uno de sus ojillos y luego volvió a cerrarlos.
- Ni amaneció aún Sam... Cuál es la prisa?
- Tengo algunos planes para nosotros el día de hoy pequeña, así que necesito que despiertes.
Aunque es muy tentador tenerte aquí en la cama, con ese pequeño conjunto que traes puesto....
Mmmmmmm es que me entran unas ganas de...
- Estás de broma?Pregunto ya sentándose en la cama y frotando sus ojillos negros.
- Que planes?
- Eso es una sorpresa pequeña, aunque...Me puse de rodillas y me acerque peligrosamente a ella, deslizando lentamente mi nariz por la piel expuesta de su cuello y bajando por el escote de sus senos cubiertos por esa fina tela en gasa color azul marino
DIOS!! Amaba la lencería de mujer, y adoraba como le quedaba a Samantha aún más.- Si me sigues tentando así...
Sentí su cuerpo estremecerse y cuando mis ojos volvieron a su rostro me encantó ver ese dulce rubor que cubrió sus mejillas, el aire quedó contenido en sus labios y la vi como humedecía estos lentamente con su lengua. Sus ojos brillaron intensos, como si un deseo contenido se hubiera despertado en ella. Y sonreí, maliciosamente sonreí satisfecho, porque me encantaba saber que podía tentarla...
Retrocedí aún riendo divertido, viendo como mi pequeña acomodaba sobre su hombro derecho el pelo.
Acomodé la bandeja entre nosotros y la inste a desayunar.- Anda pequeña, desayuna antes de que se enfríe tu café.
Bese despacio sus labios y volví a sonreír. Adoraba a Samantha.
Mi pequeña tomo la taza que le tendía y bebió un sorbo mientras me veía aún algo confundida.
Tenía que reconocer que era divertido verla intrigada...