Capitulo 84

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Sabía que esta noche tenía que tener un final en particular, pero que me crucificaran si no me molestaba que justo en este momento apareciera Sonia a incordiar. No tenía nada que hacer ahí, mi mujer tenía razón en eso, yo estaba dispuesto a hacer que se marchara y evitarle el mal momento a mi prometida.
Pero como siempre Samantha me sorprendió diciéndome que no lo hiciera, que le dejara y nosotros disfrutaramos de la noche. Samantha no sabía todo el ardid que habíamos fraguado para hacer caer al maldito que mato a nuestro bebé y yo ya tenía más que suficiente con eso precisamente como para tener que soportar un ataque de Sonia contra Samantha.
Regresé mi atención a la mesa dónde estábamos, tal y como mi prometía quería. Pero tenía un mal sabor en la boca solo con saberla a ella aquí.  Y mi humor volvió a ensombrerse cuando escuché su maldita voz hablarme.

- (Sonia) Valla valla... Pero si es la parejita del momento!!

Su tono irónico y burlezco ya dejaba entrever que no planeaba nada bueno. Apreté los dientes y mantuve la mano de mi pequeña transgresora bien sujeta en la mía, y como si mi prometida sintiera que ella era todo lo que necesitara para sentirme tranquilo apretó un poquito más mi mano que sostenía la suya..

- ( Samuel) Sonia, no puedo decir que me alegra mucho verte aquí.

Dije con honestidad y totalmente serio, no iba a ser hipócrita y decir algo que no sentía realmente, porque la verdad es que no quería verla una vez más en mi vida.  Mis ojos se fijaron en ella por algún par de segundos. No podía entender como pude involucrarme con esa mujer tan dañina.  Sus ojos destilaban rencor, y toda la intención de dañarnos la noche de alguna manera.
Sonrió falsamente y apoyó una de sus manos en el escote de su pecho y jugó distraídamente como queriendo generar alguna reacción de deseo en mi. Algo que no pasaría jamás.

- ( Sonia) Vamos Sam... No me dirás que no la pasamos bien todas las noches que compartimos juntos... 

Dijo con una sonrisa llena de maldad. Juro que la arrancaría esa lengua mentirosa, porque lo único que salía de ella era puro veneno. Iba a responderle que se fuera al demonio cuando mi mujer de pronto empezó a reír sonoramente, tanto que no entendí lo que le pasaba...
Vamos, que yo no le encontraba la gracia a las palabras de Sonia, mire incrédulo a mi mujer y luego a todos los que nos acompañaban en la mesa. Todos estaban tan curiosos como yo, Miguel tenía esa sonrisa llena de curiosidad, no apartaba la mirada de mi pequeña aunque se recargo en su silla junto a su esposa y susurro en el oído de Lina algo que hizo que ella asintiera y riera también.
Samantha seguía riendo casi que como posesa y yo ya no podía casi que comprender nada.
Los ojos de Sonia se fijaron en mi pequeña llenos de rabia y rencor, coloco su copa medio llena sobre la mesa y apoyo sus manos en jarra a la altura de sus caderas espetando molesta.

- ( Sonia) Porque no compartes el chistecito y nos reímos todos " queridita"?

JOD.... No!! NO NO...
Juro que de verdad la estrangularia en cualquier segundo. Como mierdas se atrevía a hablarle en ese tono a mi prometida.
Por extraño que pareciera Manda río aún más fuerte, como si de verdad le hubieran contado el mejor chiste de todos los tiempos.

- ( Samuel) Sonia lo mejor es que te vall...

Estaba decidido a hacerle marcharse pero mi pequeña creo que en su cabeza tenía otros planes. Porque mis palabras se vieron interrumpidas por su suave y delicada pero al mismo tiempo segura voz.

- (Samantha) Dejala Samuel cariño...
No es preciso pedirle que se retire.
- ( Samuel) Pero amor...

Trate de hacerla apoyarme, pero mi pequeña giro su rostro dulce y sonriente para verme a los ojos, su mano acaricio con dulce ternura mi mejija y arrastró casi que juguetona sus largas uñas pintadas en ese bonito color vino tinto se marcaron en mi mandíbula delineando la línea de mi quijada. Sabía que me tenía comiendo de la palma de su mano con solo una sonrisa, cuanto más en este segundo que sus uñas se iban marcando con tortuosa provocación por mi quijada y bajando por mi pecho.

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora