capitulo 30

64 8 0
                                    

Entre en la alcoba decidido a hablar con Samantha para hacer que volviera a sentirse tranquila. Sabía bien que ese idiota la alteraba.
Pero no la encontré, escuché la ducha correr en el baño que en la alcoba había, por lo que fui directo hacia ahí. Golpeé suavemente la puerta y hablé en tono sereno.

- Pequeña, puedo pasar?

Esperé en silencio a que me respondiera, pero cuando no lo hizo me empecé a preocupar e insisti.

- Nena, voy a entrar...

Dije ya tomando el pomo de la puerta. Cómo no obtuve respuesta alguna, decidí entrar de una puñetera vez.
Me la encontré metida en la bañera, dejando que agua caliente cayera sobre su cuerpo mientras ella frotaba con una esponja y el gel de baño todo su cuerpo. Me congelaba encontrarla en este estado, donde lloraba y se mostraba tan vulnerable...
Maldije para mis adentros mientras avanzaba hasta ella. Debo de haber tardado solo cinco segundos en quitarme la ropa y me metí en la bañera junto a ella.
No dije nada, solo quite la esponja de sus manos y empecé de manera lenta y pausada a pasarla por su piel...
Podía sentir como temblaba, como sus sollozos hacían que su cuerpo no pudiera dejar de temblar. No dije una sola palabra, solo continúe pasando de forma suave la esponja por su piel, el agua corría sobre nosotros manteniendo el calor de nuestros cuerpos. No lo pude resistir, la rodeé con cuidado abrazando su cuerpo desnudo, cerré la salida de agua de la bañera para que está se fuera llenando y puse algunas sales relajantes...

- No te dañara pequeña...
No dejaré que lo haga...

Susurre acariciando su cuerpo con toda la calma que en realidad no sentía.
Bese su cuello y llene mis pulmones de su exquisito aroma.  La sentí suspirar algo más tranquila y recargar su cabeza en mi pecho, mis manos por instinto la tenían abrazada y bien pegada a mi, tratando de brindarle la serenidad que necesitaba. Sus ojos permanecieron cerrados, dejándose arrastrar por la relajación que empezaba a atraparla.

- Se agapo o Sammouil...

Murmuró, no entendí lo que decía, pero mi corazón golpeó fuerte. Cómo sabiendo el significado de esas palabras griegas. Bese despacio su mejilla y apreté apenas un poco más mi abrazo en ella...

- Algún día, Tendrás que decírmelo en español pequeña...

Respondí, aunque no sabía lo que decía, si tenía mis sospechas de su significado...

- kapoia mera ochi Poly makria...

" Algún día no muy lejano..." 

No pude resistirme a escucharla responder en griego, solo el escuchar la entonación que le daba a cada palabra generaba en mi cuerpo un estremecimiento que despertaba todo dentro de mi. Busqué sus labios para besarlos hasta que nuestros pulmones exigieron que les demos un respiro. Pero yo ya estaba encendido como una chimenea al que habían echado leña de más...
Por lo mismo mis manos ya paseaban por la piel desnuda y mojada de mi pequeña transgresora y ella respondía cada vez más ansiosa a mis caricias y besos. Se fue acomodando a horcajadas sobre mi, y mis ojos se recrearon con la perfección de su cuerpo mojado sobre el mío, con esos ojillos negros suyos cargados de deseo y su largo pelo mojado cayendo por sus hombros, mi erección salto rozando su intimidad y mi boca fue callada por sus labios hambrientos...
Quejarme? Ni de coña. Ya decía yo que me encantaba que está mujer se entregara a mi, que se dejará llevar como lo hacía. Mis manos apretaron la carne de sus muslos cuando la sentí descender lentamente y mi erección crecía mientras sentía su interior apresando me a ella. Escuché el gemido estrangulado de su garganta y sus uñas arrastrarse contra mis hombros, la expresión de su rostro me indicaba que su cuerpo sufría, que no sentía el placer, sino incomodidad. Entendía el motivo, no era una posición muy cómoda y no podía encontrar el acomodo de su cuerpo para no sentir molestia. Bese su boca despacio mientras mis manos aferraron la parte baja de su espalda y nos desplace más al centro de la amplia bañera, sabía que tenía que guiarla, enseñarle a encontrar esa comodidad que necesitaba todo su cuerpo...

- Tranquila pequeña...

Gruñi sobre sus labios, tenía mis dientes apretados intentando desesperadamente contenerme. Porque el deseo me estaba consumiendo.
Ella intento hablar...

- Es que...
- Lo sé pequeña... Deja que te guíe en esto. Haré que te sientas mejor lo prometo...

Dije dejando suaves besos por la piel de su cuello, ella asintió para mi y mis manos se movieron lentamente y con cuidado por sus piernas, sin dejar de besarla con calma fui guiando sus piernas a pasar por mi cintura, dejando que quedara rodeando mi cuerpo, de esta manera su cuerpo quedaría relajado y sus piernas no causarían esa presión molesta que sentía. Note como su cuerpo se relajaba poco a poco y la nueva posición quitaba esa molestia que tenía.
Cuando la tensión de su cuerpo desapareció y sentí su suspiro de alivio sonreí orgulloso de haber logrado el cometido.
Hacer el amor en la bañera tenía sus beneficios, pero tenías que saber cómo hacerlo para que solo hubiera disfrute.
Continúe besándola con calma, y mis manos mantenían el ritmo tranquilo de las caricias...

- Así está mejor, verdad?

Pregunté ya tomando en mis manos sus dulces senos y paseando con lentitud mi lengua en ellos. Mi pequeña gimió al sentir que mis dientes se marcaban en sus pezones endurecidos, no causaba dolor, pero si la Excitaba...
Sus manos en mi cuello enterraban con cuidado sus uñas en mi piel, pero yo pretendía hacer que se volviera loca de placer, atrape sus manos y las aparte de mi piel con lentitud, las guíe a sostenerse a los lados de la bañera mientras le hablaba...

- Vamos a jugar a algo pequeña...
Tu solo tienes que sostenerte... 

Explique, mi pequeña me dio una curiosa mirada, pero hizo caso a lo que le dije...
Mis manos abandonaron las suyas y empecé a acariciar libremente todo su cuerpo, con una mano aferré su cadera y comencé a hacer un lento movimiento, embistiendo despacio su intimidad. Mi otra mano paseaba por su piel en descenso hasta llegar a ese punto que la haría temblar de deseo,  cuándo sus ojos se cerraron ante la sensación que provoque y su cabeza callo hacía atrás soltando un delicioso gemido, sonreí satisfecho. Oh si pequeña!! Te daré tanto placer que gritaras para mi.
Mis embistes aumentaban poco a poco el ritmo, logrando que mi pequeña transgresora apretara con más fuerza el mármol de la bañera y gimiera sonoramente murmurando...

- Thee Mou!!

Griego!! Mi pequeña estaba hablando en Griego!!
Sentí mi erección endurecerse aún más, sentí la excitación que me causo el que usará griego mientras la torturaba lentamente, tuve que apretar los dientes mientras aumentaba el ritmo de las embestidas, volviéndolas certeras, fuertes e intensas, mis dedos se enterraron en la carne de sus caderas con fuerza para poder llegar con mayor intensidad, golpeando su interior para llevarla al clímax con cada embestida...

- Sammouil!! Thee Mou!!

" Dios!! Samuel!!"

Gimio fuerte...
Carajo!! Cada vez que escuchaba el griego de sus ansiosos labios me ponía más y más duro...
Sentí su cuerpo tensarse, su interior apretar mi erección que palpitaba ansiosa con cada embestida...
Su grito alcanzó mis oídos mientras la sentía explotar en el orgasmo que arroyo todo su cuerpo, arrastrandome a mi mismo a explotar dentro de ella, mis manos sostuvieron su cintura con fuerza en el último embiste dejándola bien anclada a mi...
Sentí mis fuerzas abandonarme mientras gruñía sobre su húmedo pecho, y sentí como su cuerpo se aflojaba perdiendo sus propias fuerzas, nuestras respiraciones eran agitadas, estaba agotado, al límite de mi energía, pero aún así sostuve el inerte cuerpo de Samantha en cuanto sus manos se soltaron del mármol...
Estaba jadeando, su rostro sonrosado y esa expresión de placer me encanto...

- Te tengo pequeña...

Dije envolviendo cuidadosamente su cuerpo y bese sus labios aún sin salir de su interior...

- Afto itan... Apiftepto Sammouil

" Eso fue... Increíble Samuel..."

Dijo con voz cansada y una perfecta sonrisa en su delicado rostro. No sabía que era lo que decía y creo que mi pequeña transgresora lo supo, porque soltó una risita divertida y beso mis labios fugazmente.

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora