capitulo 7

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36 minutos con trece segundos fue lo que demoró en cerrarse el agua de la ducha en aquella baño.
Un puñetero controlador. En eso me había convertido, pero en mi defensa, estaba preocupado por mi inesperada invitada y su estado de salud. A ver, me explico un poco mejor...
La habían atracado de forma evidentemente violenta, estuvo bajo una torrencial lluvia, con un frió de los mil demonios, sin abrigo y además de eso era una clara asmático crónica. Quien con un poco de sentido común no estaría preocupado. La chica había tenido una pésima noche...
Cuándo por fin salió me giré para encontrarme con la perfecta imagen de Samantha que parecía haber caído dentro de una de mis camisetas y un pantalón de shantal a todas luces grande para su pequeño cuerpo. En este momento podría soltar infinidad de bromas sobre cómo se veía, pero honestamente no quería retroceder y pelear con ella nuevamente.

- Ven, prepare algo de café.

Dije indicándole que se sentara en la banqueta que rodeaba la isleta de la cocina. Ella avanzo algo dudosa, pero en silencio. Acerque la taza y el azúcar a ella y me dispuse a revisar en el botiquín para atender aquellas heridas.

- Pareces cansada.

Dije notando sus ojos apagados.

- Lo estoy...

Respondió suspirando. Me pare frente a ella y deslice mis dedos para elevar su rostro a la luz y desinfectar con cuidado aquellos golpes...

- En cuanto termine de curarte podrás acostarte para dormir.
- Eso... Eso no es
- Eso es lo que necesitas, y es lo que harás. Hoy no podrás entrar a tu piso y tienes que descansar.

Dije ya pasando con cuidado una gasa con alcohol en su pómulo lastimado.
Se mantuvo un par de minutos en silencio y permitió que le atendiera sin replicar. Valla cambio.

- Gracias...

Murmuró fijando sus ojos en los míos. Sonreí más tranquilo. Por fin parecía que no le molestaba mi existencia.

- De nada Samantha.  Has tenido algo de buena fortuna, pudo ser peor...
- Lo se. Ahora solo tengo que ver como resolveré lo de mis documentos y mi pasaporte...
- España, cierto?
- Grecia en realidad, aunque los últimos cuatro años estuve en España.
- Una griega... Interesante.

Dije terminando de revisar bien cada herida a la vista.
Cuando termine me aparte un poco de ella. Dándole algo de espacio. Tomo en silencio su café, mientras yo Intentabas no mostrarme muy preocupado.
Cuando termino le indique el camino a donde podría dormir.

- Estás en tu casa, cualquier cosa que necesites estaré en la sala.

Dije sacando algunas mantas de la estantería.

- No puedo permitir que me seda también su cama doctor, ya bastante ha echo por ayudarme.
- Me llamo Samuel, y tu vas a dormir aquí. Eso no está en discusión...
Ya demasiado has pasado por hoy como para hacerte dormir en un sofá. Puedo ser un tonto Samantha, pero no permitiré que no tengas el descanso que te hace falta.

Dije ya saliendo de la alcoba.

- Buenas noches, grata de descansar.

Y con esto dicho cerré la puerta tras de mí y me encamine al baño. Una ducha para despejar mi mente. Cuando salí corrobore con sumo cuidado que Samantha estuviera ya dormida, y me fui a tratar de dormir un poco también.
Me tumbé en el sofá y cerré mis ojos para conciliar el sueño...
Desperté de golpe al escuchar esa dichosa tos cerrada. Cómo si alguien estuviese ahogándose o tuviera dificultad para respirar de forma correcta.
Tarde solo dos segundos en reaccionar y entender que aquello era real.
Samantha!!
Corrí literalmente hasta mi alcoba para encontrar a Samantha sentada en medio de mi cama, con sus piernas cubiertas por las mantas y las sábanas de lino e intentando inútilmente respirar de forma correcta. 
Encendí la luz y corrí rápido a ella tomando sus manos entre las mías para revisarla.

- Tranquila, lo tengo!!

Dije acariciando su mejilla y saliendo disparado a buscar mi maletín médico. Cuando lo encontré en la mesa del café agradecí interiormente el haber metido dentro un inhalador de los que ella necesitaba en el.
Rebusque en el y encontré el bendito medicamento.
Volví corriendo a la alcoba y subí  a la cama arrodillandome frente a ella y dándole el inhalador...

- Aquí está, toma...

Dije agitado.
Vi como tomaba con manos temblorosas lo que le daba y se suministraba la dosis que requería. Respirando profundamente una, dos, tres veces, repitió la acción y un par de minutos fue lo que tardo en empezar a respirar con clara mejoría.
Bien...

- Eso es...

Dije suspirando aliviado. Dios!!como no pensé en su asma antes? JODER!! Tendría que haber pensado en eso antes de que fuera a dormir. De seguro el estrés por el atraco, el frio, la lluvia debieron despertar su asma en cuanto el cuerpo por fin se relajó lo suficiente...

- Te sientes mejor?

Pregunté controlando su pulso.
Asintió aún algo agitada aún, pero visiblemente mejor...

- Gra- gracias...

Dijo con voz áspera.
Jesús y los apóstoles!! Si seguía así tendría que tomarme un par de días libres...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora