capitulo 50

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Mi corazón latía frenético, es lo que me provocaba tener entre mis brazos a Samantha y saber que ella había aceptado ser mi esposa, no porque alguien se lo impusiera, sino porque ella era la que lo deseaba ser.
Tenía la respuesta que quería, esa que había anhelado durante todo el día, incluso durante todo el tiempo que hacía que la conocía, aunque no lo había descubierto hasta hace unos meses. Amaba a Samantha, la amaba de forma desquiciante y sabía que ella me amaba igual.
Mi boca probaba la suya con calma, disfrutando como un poseso de su sabor y dulzura. Sentí sus cálidas manos sujetar mi cuello, su cuerpo intentando pegarse un poco más a mi, en busca de lo que solo yo podía darle...
No pude tener o sentir más dudas en mi sobre lo siguiente a hacer... Rápido la tomé en mis brazos alzándola como si fuese una princesa, porque eso era mi pequeña transgresora para mi. Mi princesa...
Ella era mi todo, mi mujer. Samantha era mi mujer y pronto el mundo entero lo sabría...
Nos lleve con cuidado de no caer, pero sin dejar de besar sus dulces labios hasta el amplio camarote de la embarcación , todo está listo para nosotros esta noche...
Las velas aromáticas iluminando el ambiente, la música suave y romántica parecía un suave murmullo en el viento, la fuente con fresas frescas y la fuente de chocolate fundido listos. La enorme cama lista con esas perfectas sábanas de seda blanca y cientos o mil incluso pétalos de rosas rojas  sobre esta.  Cuando alcance la cama y la recosté con sumo cuidado en el centro de esta y bese con calma sus dulces labios unos segundos antes de alejarme para tomar lo que necesitaba. Los ojillos de Samantha me miraron algo confundidos antes de pasear la mirada por todo el camarote, note como el brillo de estos iba en un precioso aumento a medida que iba descubriendo todo lo que planeé para nosotros esta noche. Porque podía ponerme en plan romántico y decir que todo era para ella, para hacerla sentir especial para mí, y sería cierto. Pero no era solo para ella...
No, esto... Todo esto era para nosotros, porque lo merecíamos, porque necesitabamos una noche romántica y especial los dos. Y nos la daría...

- Sam...

Su voz se escuchaba suave, pero sobre todo emocionada y sorprendida...
Le di una mirada cargada diversión y se por la reacción de su cuerpo, por el sonrojamiento en sus mejillas que entendió todas las promesas que enmarcaría esta noche.  No pude evitar sonreír, es que me encantaba... Toda ella era perfecta...
Tome una bandeja de plata donde tenía ya preparadas dos copas, coloque el platillo con las fresas en medio y regué un poco del chocolate fundido sobre estas, servi un poco de champagne en ambas copas y tomé una de las rosas rojas de un jarrón cercano, colocándola con cuidado en la bandeja. Cuando todo estuvo como quería me giré con bandeja en mano y me acerque a paso  tranquilo hasta la cama, donde una dulce y nerviosa Samantha no perdía detalle de mis movimientos. Cuando deje la bandeja frente a ella y me senté dejándola justo en medio de ambos, los brillantes ojillos negros de mi pequeña me miraron dulces y confundidos...

- Que es esto Sam...

Pregunto acomodando un poco de su cabello detrás de su oído derecho. Sonreí alegre de lograr que mi pequeña transgresora tuviera ese perfecto rubor en su rostro.

- Eres mi prometida pequeña...
Creo que puedo hacer cosas especiales para nosotros, no? Especialmente para festejar nuestro compromiso...

Dije ya tomando las copas y ofreciéndole una a mi mujer.
DIOS!! Adoraba como se escuchaba la palabra
" prometida"  y ver esa preciosa sonrisa en sus labios. Choque el cristal de mi copa con la suya y bebimos un sorbo en un cómodo silencio.. 
Manda fijo sus ojos en la bandeja y no lo pude resistir. Quite la copa de su mano y las dejé en la bandeja, tome una de las fresas bañadas en chocolate fundido y la acerque con una pícara sonrisa a los labios de mi pequeña.

- Muero por saber si te gustan las fresas con chocolate pequeña...

Mi pequeña acepto sonriendo tímidamente la invitación y dio un pequeño mordisco a la dulce fruta y saboreo con cuidado, sus ojos se mantuvieron fijos en los míos, cuando logro pasar  el bocado, repetí su acción y saboree yo mismo el dulce capricho que nos estaba dando, pero había una duda en mi.
A qué sabrían los labios de mi pequeña transgresora junto a las fresas con chocolate?
No resisti más. Aparte de mi camino la bandeja dejándola en una mesilla de noche y rápidamente atrape a mi pequeña en un beso, saboreando de su boca el gusto que había dejado en ella la fruta...
Mmmm exquisita, de verdad era exquisita.
El beso fue tornándose poco a poco más intenso, pero es que era imposible contenerse, ella era la mujer más hermosa del mundo.
Mis manos tenían apresada su cintura y su cuello acercando poco a poco y con cuidado su cuerpo al mio... Mi pequeña suspiro abandonada cuando mi boca fue a probar la piel de su cuello...
  Lentamente la fui recostando en la cama, sin que mi boca dejara de besarla, mis manos la acariciaban con sumo cuidado sus brazos, su cuello...
Cuándo sus manos respondieron a mi, cuando sentí sus delicados dedos luchando con los primeros botones de mi camisa...
Mi corazón se disparó, quería malditamente arrancar la ropa que nos privaba de sentirnos piel con piel, juro que lo quería...
Pero la detuve, respirando algo agitado me separé de sus labios hinchados y observé su lindo rostro, el rubor en sus mejillas, el brillo y el deseo que transmitían sus preciosos ojos negros...
Note el segundo en que se tensó, la duda...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora