Chapter 17: Verdades, mentiras y venganzas.

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22 of September

*Narra Els*

Rebobinemos un poco el tiempo porque ahora mismo estoy bastante confusa.  Me levanté, me lavé los dientes y me vestí. Tomé mi bol de cereales y  fui hasta el conservatorio para ir con las chicas al insti. Entré en clase, hablé como de costumbre con Liberty de Iam  Somerhalder. Ella y yo estamos muy obsesionadas con ese chico ¡nos encanta! Tuvimos clase y Harry me dio la cajita donde habíamos guardado el trébol de cuatro hojas que encontramos en su jardín ¡Qué recuerdos! No sabéis la cara de sorpresa que puse cuando lo vi, pensaba que esa cajita estaba en algún vertedero del país. Os voy a contar la historia de la cajita y del trébol ¿de acuerdo? Y si no lo estáis, de todas formas lo pensaba contar. ¡Ajo y agua! Dejarme hacer memoria, veamos… ¿os acordáis que os conté que Harry y yo tuvimos un idílico romance cuando éramos pequeños? Bueno, pues ahí empezó todo. Él y yo éramos casi vecinos, el casi es porque nuestras casas estaban separadas por la de la señora Brown. He de reconocer que esa mujer no era muy sociable que digamos, aunque yo en ese tiempo tenía 10 años. Una fuente muy fiable no era la verdad. A esa edad tenía miedo hasta al cantar del trino, ¡era una completa cagada! Las chicas de clase se metían conmigo por eso, pero no era mi culpa ser tímida. ¡Estúpidas todas! Ojala se os cague una paloma el día de vuestra boda ¡malvadas! Dejando aparte este punto, estaba Harry. Él estaba en la otra clase y siempre que podíamos nos asomábamos al pasillo para charlar, éramos inseparables. Algunos de su clase le tomaban el pelo diciendo que iba a ver a su novia, refiriéndose a mí. Y como es lógico, era una niña pequeña y me sonrojaba de solo pensar que Harry me cogiera la mano. Total que un día yendo a casa después de clase Harry me pidió ser su novia, casi me muero. Es que siendo sinceras, Harry siempre ha sido un chico muy guapo, me dejé engatusar por sus encantos. Su sonrisa traía loca a varias de mi clase y como os podéis imaginar esas eran las que más se metían conmigo. La cara que se les quedó cuando al día siguiente Harry y yo fuimos de la mano a clase. ¡JaJaJa! Quién se ríe ahora ¿eh? Duramos dos días, pero fueron unos dos días muy intensos. Mi primer beso fue con él, de ese beso viene el trébol. Veréis, Harry me invitó a merendar esa tarde para contarle a su madre quien era su novia y “formalizar” la relación. Sí, lo sé, ahora que lo pienso fue algo bastante cómico para su madre. Pero para mí fue la cosa más bonita del mundo, lo consideraba la mejor declaración de amor que le pueden hacer a una chica de diez años. La merienda transcurrió y fuimos a su jardín trasero donde nos tumbamos a observar la forma de las nubes. Nos cogimos de la mano provocando que una risa tonta se me escapara. No sé si alguna vez lo habéis hecho pero observar las nubes es algo verdaderamente liberador. Dejas tu mente volar, haces que tu imaginación fluya y descubres que de unas simples nubes descolocadas en un fondo azul puedes ver un castillo, un caballo o la cara de un ser querido. Son momentos que te hacen la vida más feliz, te hacen volver a lo que eras antes de estar influencia por los estereotipos que te impone la sociedad. Desconectar de todo para llegar al centro de ti, el lugar donde empezó todo. En ese momento yo no me daba cuenta de lo que estaba haciendo, solo observaba y decía lo que parecían esas nubes. La inocencia que se tiene a esa edad no se recupera, solo se recuerda. Harry era un niño y le gustaban los superhéroes como a cualquiera de su edad. Quería ser como Batman y salvar Holmes Chapel de los gamberros que tiraban los envoltorios de sus almuerzos al suelo, ayudar a damiselas en apuros recogiéndoles los lápices que se les caían de sus estuches y conseguir el beso de su amada después de un día agotador salvando el mundo. Pueden llamarlo suerte pero mi pequeño superhéroe se encontró un trébol de cuatro hojas mientras charlábamos en su patio. La cara de felicidad que puso al arrancarlo del césped fue de ilusión y sorpresa. Yo le abracé para felicitarle por su hallazgo, me miró, dudó unos segundos y me  besó. Fue un beso inocente, tierno sin ninguna mala intención. Al separarnos  me sonrojé, no sabía qué hacer después de haberte dado un beso con tu novio. Era una inexperta, Harry me cogió de la mano llevándome hasta su habitación. Comenzó a abrir cajones hasta que se detuvo para coger una cajita de madera en la cual introdujo el trébol. Dudosa por su acción le pregunté porque hacía eso, su respuesta fue que no solo guardaba un simple trébol de cuatro hojas sino que también guardaba ahí nuestro beso, metafóricamente hablando. Si lo pienso ahora  me rio de lo críos que éramos. El tiempo pasó y yo me fui a Manchester, luego vine aquí para encontrármelo de nuevo. La vida es un pañuelo ¿no? Yo creo que sí. Pero la cosa no acaba aquí, Harry me ha dado hoy la cajita y dentro había otro trébol. A veces pienso que sigue siendo el mismo que conocí cuando jugábamos, pero hay veces en las que se comporta como un completo idiota. Me quiere mucho y siempre intenta sacarme una sonrisa. Por eso buscó otro trébol para dármelo y hacerme sentir como la niña que era cuando me dio mi primer beso. Pero eso sí, esta vez no ha habido beso con él sino con Liam. Si, lo estoy haciendo. Estoy besando a Liam. Y dejarme deciros que este beso de inocente tiene poco, lo definiría como un beso deseado por ambas partes. Necesitaba este beso y no quería dejar de sentir sus labios con los míos.

No Control~One Direction #WOWAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora