CHAPTER 1

10.8K 1.3K 91
                                    

Un joven de cabellos azabaches entraba a la que sería su nueva casa. El olor a limpieza chocó directamente contra él nada más abrir la puerta, eso le gustaba. Su olfato llenándose de aquella sutil fragancia. Notó en la entrada un par de deportivas bastante gastadas, supuso que el anterior dueño se las habría dejado. Suspiró; lo último que quería era tener que hacer una llamada entre países sólo por unas  zapatillas.

Sin embargo, mientras dejaba todo en su sitio. Se quitaba los zapatos, se colocaba las zapatillas, echaba un ojo a la planta baja de la casa. Comenzó a escuchar un leve canto; por un momento, incluso pensó que su imaginación le estaba jugando una mala pasada, pero esa voz grave... Definitivamente no era una fantasía.

Caminó siguiendo la voz. ¿Le habría dicho el dueño que se quedaba hoy y que él ocuparía la casa a partir  de mañana? No, él lo anotaba todo, y cuando no lo hacía, su mano derecha se encargaba de hacerlo. Y Yugyeom nunca se equivocaba.

- ¿Hola?

Fuera quien fuese que estuviera en su casa, no había notado su presencia, ya que aquella interpretación continuaba. Llegó hasta una puerta blanca que se encontraba entreabierta, dejando ver la cama de matrimonio perfectamente ordenada. Sin duda, aquel sonido procedía de allí.

Abrió poco a poco la puerta, tratando de no hacer ruido, hasta que en la pared contraria a la cama vio a un joven moreno. Sus cabello castaño le tapaba la nuca, cayendo como una cascada lacia. No llevaba camiseta, lo que dejaba ver su espalda, grande y trabajada en su justa medida.

- ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces en mi casa? - la voz de Jungkook no sólo cortó el cante sino que también hizo que el contrario saltase sobre sí mismo. Por obvias razones, creía que estaba solo en aquel lugar al que pensaba llamar "hogar".

- Esta es mi casa, no la tuya.

- Mira, no estoy para juegos. Pienso llamar a la policía si no te vas por las buenas. Yo firmé el contrato y pagué la suma pedida por esta casa. Así que es mía, ahora te vas.

El joven castaño de nombre desconocido alzó una ceja. ¿Cómo se atrevía alguien a hablarle de esa manera tan despectiva? Él había pagado la casa y tenía el recibo y el contrato que lo verificaba... ¡El contrato! Los ojos de aquel joven brillaron.

- No sé quién eres pero - tomó uno de los papeles que estaba cerca - yo soy el propietario de esta casa.

Jeon recibió los papeles con un gran dolor de cabeza. ¿Realmente iba a tener que lidiar con ocupas nada más llegar a su casa nueva? Eso iba a ser un incordio... Sus ojos se abrieron en demasía. El chico frente a él tenía el mismo contrato que él, firmado por la misma persona, lo único que los cambiaba era el nombre del nuevo propietario y la suma pedida por la casa.

- No puede ser.

- Sí, sí puede. Esta es mi casa, ahora te toca irte - dijo de mala gana.

- Mi contrato es igual a este... - miró al chico de cabellos castaños. Luego removió algunos de los papeles de su maletín hasta que dio con el que era - Compruébalo si no me crees.

Dudoso, el contrario estiró su mano y agarró el papel. La verdad es que se había sorprendido en demasía al ver que el chico de nariz prominente no se equivocaba. Ambos habían comprado la misma casa, a la misma persona, en el mismo día.

No se volvería a fiar de hombres que aparecen frente a él justamente con lo que él necesitaba.

- ¿Sabes lo que significa esto? - preguntó el pelinegro.

- ¿Que te vas a tener que buscar una nueva casa porque yo me gasté casi todo mi dinero en esta?

- No me pienso ir de mi casa - lo miró mal -. Pero hemos sido víctimas de un fraude...

Mierda, fue lo único que ambos pudieron pensar en ese momento.

Fraude. [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora