Para cuando Kim pudo terminar la sesión finalmente, se dirigió con rapidez hacia la habitación donde encontraría a su bebé. Se había acostumbrado a pasar la mayor parte de su día con el pequeño a su lado, así que aquellos periodos en los que se encontraban separados, se les hacía muy difíciles de llevar.
Cuando abrió la puerta, una escena lo saludó, dejándolo completamente encantado. Una suave sonrisa se asomó en su rostro y un cálido sentimiento agitó su corazón. No debería ser así, sabía que su corazón no debería estar sintiéndose como en casa, pero no podía controlarlo. De alguna manera, el niño y aquel empresario que revolucionaba su interior, se habían convertido en su nueva familia.
Cerró la puerta con cuidado e ingresó. Llegó hasta el sofá donde se encontraban ambos echados. El mayor, estaba haciendo de barrera para que si el bebé se movía, no tuviera peligro de caerse, aunque Jaemin parecía la mar de calmado con su cabeza cerca del cuerpo de su padre. Era una escena tan mágica y tan bonita que el modelo no puedo evitar sacar su teléfono para tomar una foto. El calor en su pecho expandiéndose, dándole un sentimiento de tranquilidad que llevaba mucho sin sentir.
Tras tomar la foto, se sentó en el suelo, dejando sus brazos caer sobre el sofá, y sobre estos su cabeza. Se sentía incapaz de romper aquella escena así que, simplemente creyó que lo mejor sería unirse a ella y esperar a que alguno de los dos despertara.
Sin embargo, el sonido de leves toques en la puerta, lo obligó a salir de nuevo de la habitación. Tras esta, había un muchacho de cabellos oscuros y mirada un poco perdida. Era la primera vez que lo veía por la agencia, pero lo conocía de antes. Es decir, todo el mundo conocía al gran genio fotógrafo de nuestra generación.
- Buenos días, ¿buscaba a alguien? - preguntó educadamente.
- Hola, me llamo Chittaphon, pero me puedes llamar Ten - habló con una gran sonrisa, extendiendo su mano hacia el castaño.
- Encantado. Kim Taehyung - contestó mientras estrechaba la mano contraria.
Hubo un momento de silencio, en el que el fotógrafo parecía replantearse si decir algo o si prefería guardar silencio con respecto a ello. No obstante, tras un pequeño momento de vacilación, decidió hablar.
- Estaba buscándote - explicó -. Soy amigo de Taeil, ambos estudiamos juntos. Llegué en medio de la sesión y me sorprendió ver a Taeil hyung así... - suspiró - Lamento haber escuchado vuestra conversación. Quiero que me digas quien es ese tal Johnny.
- Yo... no creo que deba - confesó -. Tanto Taeil hyung como Jungkook me matarían si ayudo a que haya algún escándalo.
El pelinegro frunció el ceño. Sí, sabía que si él se encontraba con ese impresentable, no iba a ser una persona suave. Pero Taeil era la persona que más lo había ayudado con el coreano. De hecho, le debía muchísimo a ese joven coreano de actitud seria y de gran corazón. Era por ello, que no podía permitir que alguien jugase con los sentimientos del contrario. Le parecía injusto.
- Por favor, puedo prometer intentar no formar ninguna escena.
- Yo...
Una tercera persona entró en la escena. El chico alto de cabellos despeinados había llegado, posiblemente en busca de su jefe. Yugyeom solía ser muy atento con su mejor amigo, sabiendo que a veces no descansaba lo suficiente y acababa acomodándose en cualquier parte para descansar aunque sea unos minutos.
El joven se sorprendió de ver allí al tailandés. Por lo general, Ten solo asistía a la empresa cuando tenían un contrato con él.
- ¿Ten hyung? No quiero sonar grosero pero, ¿qué hace aquí?
- He venido a visitar a Taeil hyung - explicó -. Me han dicho que lo podría encontrar con un tal Johnny, pero me he acabado perdiendo.
Los ojos del modelo se abrieron de la sorpresa. ¿Aquel chico de mirada dulce y actitud inocente era el mismo que se veía amenazante apenas segundos atrás? Realmente parecía que el joven sabía como usar sus encantos y como mentir para conseguir lo que quería. Quizás, si todo saliera bien, el modelo pudiera pedirle un par de consejos. Él era un pésimo mentiroso, y por lo general, era muy sencillo descubrir su mentira.
El Kim más alto se llevó la mano a su mentón, tratando de recordar donde se podía encontrar el publicista en ese momento. Dudaba que Seo hubiera dejado su puesto de trabajo, pero la cafetería solía ser un lugar muy transitado en cualquier momento del día. Muchos iban hacia ese lugar en busca de un momento de descanso y desconexión; otros para una pequeña charla que le ayudase a aclarar las ideas.
- Debe de estar en su oficina. ¿Quieres que te acompañe? - al recibir un asentimiento por parte del otro, se acercó hacia el castaño - Imagino que Jungkook está dentro. Ya ha terminado todo por hoy así que, su horario ha terminado.
Taehyung asintió con una sonrisa antes de despedirse amablemente de ambos, y volvió a ingresar a la habitación. La diferencia actual era el hecho de que Jeon se encontraba sentado en el sofá, con una mano frotando uno de sus ojos, tratando de eliminar cualquier rastro de sueño. "Adorable" fue lo único que pudo pensar el de piel canela mientras se acercaba a él. El pequeño bebé aún no se había despertado así que, trataría, lo máximo que pudiera, evitar hacer ruido.
Una vez estuvo en frente del empresario, se agachó, hasta quedar más o menos a la altura del rostro contrario. ¿Cómo alguien podía ser así de guapo? Taehyung no pudo evitar perderse en cada detalle que había, desde una pequeña cicatriz hasta la forma graciosa que tenían sus dientes, los cuales se podían apenas ver entre los finos labios del contrario.
- ¿Hace mucho que estás aquí? - preguntó Jeon una vez se sintió más ubicado en el lugar. La verdad es que aquella siesta había compensado un poco su falta de sueño, pero estaba luchando por no volver a rendirse entre los coquetos brazos del sueño.
- Se podría decir que no - suspiró -. Alguien ha venido buscando a Taeil y he tenido que salir de nuevo. Así que acabo de llegar.
- ¿A Taeil?
El castaño asintió, aunque no quiso dar más explicaciones. No podía dejar de preguntarse si debía o no contarle a Jungkook acerca de la situación. Una parte de él gritaba que le contase todo, porque a fin de cuenta, eran sus empleados y era el desempeño de su empresa el que se podía ver perjudicado ante esto. Sin embargo, su otro lado le exigía que no contase nada, Taeil le había pedido que guardase silencio y, pese a que era malísimo para guardar secretos, debía hacer todo lo que pudiera.
- ¿Cómo se ha portado Jaemin? ¿Qué le ha dicho el médico? - preguntó como respuesta, cambiando el tema de conversación.
- Es un simple refriado pero ha pedido que tengamos mucho cuidado con él. Es todavía muy pequeño y puede enfermar con facilidad - suspiró -. Pero ha sido todo un valiente, yo odiaba ir al médico con su edad. Según mi madre, pataleaba como un loco y gritaba. No dejaba que se me acercase.
Ambos rieron ante la imagen de un pequeño niño de hebras negras viendo asustado a una persona con bata blanca, mientras hacía todo lo posible para evitar cualquier acercamiento del desconocido. La verdad era que, entre los niños, es bastante común encontrar ese tipo de desconfianza.
- ¿Y ahora? ¿También harías una pataleta si tuvieras que ir al médico?
Un silencio se instaló en la habitación tras la pregunta de Taehyung. El empresario parecía no querer responder, pero involuntariamente, el dulce rosado que se instaló en sus pálidas mejillas le dio una respuesta al modelo. Jungkook seguía sin sentirse cómodo con respecto a los médicos.
No pudo evitar soltar una carcajada. Y Jeon pese a lo avergonzado que estaba, no pudo evitar dibujar una linda sonrisa al escucharlo reír.
Sin embargo, se recompuso sólo para susurrar una última frase a "su favor", como si ella fuera a explicar aquel silencio, o el color de sus mejillas.
- Taehyung, yo ya no me pongo malo.
Ambos acabaron riendo tras esas palabras.
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Fraude. [KOOKV]
FanfictionJeon Jungkook era el príncipe del mundo empresarial coreano (por no decir asiático). Su meta era destronar a su padre, para ello había buscado una amplia casa en el centro de Seúl, donde quedaría más cerca de la empresa. Kim Taehyung era un futuro m...