CHAPTER 7

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Llamó a la puerta una vez más, ligeramente impaciente. Había sido citada a esa hora y no le gustaba esperar, se consideraba a sí misma una persona demasiado puntual, lo que conllevaba que llevase muy mal los atrasos de los demás. Y que llevase más de tres minutos frente a la puerta de madera era un nuevo nivel. No estaba segura de cuánto tiempo podría aguantarlo.

Cuando se estaba planteando el abandonar el lugar, apareció ante ella un chico de cabellos oscuros y aspecto maduro. La chica alzó una ceja, cuando se la había citado en el sitio, esperaba encontrarse con un chico dulce y amable o con una chica, pero eso estaba muy alejado de su idea inicial. Un chico de cuerpo trabajado, con una camiseta desarreglada que se pegaba a su cuerpo y unos pantalones grises de chándal, y con una mueca demasiado tentadora para su gusto. Todo en él llamaba al pecado, y ella no estaba segura de poder resistirse.

Aquello debía ser una broma.

- ¿En qué puedo ayudarla? - preguntó él al ver que la joven frente a él no hablaba.

- He sido citada por el dueño de la casa.

- ¿Eres tú? ¿En serio?

El chico de la puerta la repasó minuciosamente. Sus ojos parecían escanear sin pudor cada parte de su cuerpo, tratando de analizarla. Al pelinegro nunca le había importado lo que se pudiera pensar de él, pero como persona que solía ver a muchos modelos, tenía ese instinto de catalogar a la gente nada más verla, y sacar algo favorable de la imagen.

En el caso de esta chica... Diría que lo más razonable sería elogiar... Definitivamente él no estaba hecho para dar los cumplidos.

- ¿Y bien? ¿Vas a decir algo? ¿Me hago una foto o prefieres tomarla tú? - habló la chica, cansada de la inspección por la que estaba pasando.

- Vaya, qué genio. No te pareces a Taehyung.

- Enhorabuena, me alegro que tu cerebro no explotase para llegar a esa conclusión.

El pelinegro frunció el ceño. Aquella chica no le gustaba para nada. Cuando Taehyung le preguntó esta mañana si le pasaba algo, y él le contestó que había tenido ciertos problemas últimamente para socializar con personas fuera de su entorno, nunca esperó que él le propusiera presentarle a alguien. Y mucho menos que aquella chica sería tan insoportable, ¿por qué tenía él esa suerte? Él necesitaba alguien con quien desfogarse, pero claro, ¿cómo le decía al chico que vivía con él, que necesitaba follar tan desesperadamente que había comenzado a tener sueños húmedos con él?

Dios, dormían uno al lado del otro.

- ¿Por qué me llamó mi Taetae? No creo que quiera que cuide de ti - habló ella mientras hacía una pompa con su chicle de fresa.

El olor azotó a Jeon, quien hizo una mueca de asco. No era demasiado fan de los chicles con sabor a fresa, le hacían recordar a alguien a quien prefería mantener lejos en su mente, y de su vida.

- Taehyung dijo que me vendría bien conocer a gente nueva - suspiró mientras se dejaba caer en el sillón -. No sé por qué se empeñó en esto.

- Amargado.

- Idiota.

- ¡Oye, estoy aquí para que ayudarte, desagradecido!

- ¿Qué he hecho para merecer esto?

La chica observó al joven frente a él, que parecía querer fundirse con el sofá. Era caliente, pero tenía muy mal humor. ¿Era posible...? La chica abrió los ojos ampliamente. Puede que Taehyung fuera un chico puro e inocente que anteponía el bien al mal. Al que le costaba ver más allá de lo literal. Pero ella era otro caso. De pronto sus mejillas se sonrojaron de manera violenta. Intentó decir algo pero sólo se le escaparon algunos tartamudeos que llamaron la atención del contrario, quien le dirigió una mirada preocupada.

- Oye, ¿estás bien? Parece que te estás muriendo.

Su única respuesta fue ver a la chica negar varias veces. Se levantó y miró alrededor. ¿Qué podía hacer para que ella se mejorase, fuese lo que fuera aquello que le pasaba? Vio una revista que él mismo había estado leyendo antes, en ella se hacía una crítica a su empresa; comentando acerca de la campaña pasada y lo que se esperaba de esta. Las expectativas estaban realmente altas, pero Taehyung podría superar todas ellas y callar las malas lenguas. Decidió lanzarle la revista para que pudiera abanicarse con ella y aminorar el calor de sus mejillas.

- ¿¡Qué haces, pervertido!? No me pases tus revistas pornosas - gritó ella mientras se alejaba - ¿¡Por qué Taehyung me llamó para ayudar a un chico que necesita coger!? ¡No me toques, socorro!

Ahora quien estaba completamente rojo era el empresario. Sus ojos parecían haber aumentado de tamaño de forma considerable, como tres veces su tamaño normal, y sus labios se habían abierto en una perfecta "o" que remarcaba su sorpresa. ¿Tan obvio era? Su mente se quedó en blanco en su totalidad. No había ningún pensamiento que se atreviese a pasar por ella.

Mientras tanto, quien estaba más extrañado, era el castaño que acababa de aparecer por la puerta y miraba la extraña escena. Recordó las palabras de la chica y comprobó la publicación, descubriendo que difería mucho de lo que ella había pensado. Sabía que su noona era una mal pensada pero, acusar a Jungkook de esas cosas no era demasiado bueno. Sobre todo cuando el pelinegro era ajeno a esas cosas. Negó con la cabeza algo risueño.

- Noona, esto es una revista de negocios - explicó con una sonrisa -. Jungkook no necesita esos tratos, y por supuesto no te llamé con ese fin - rió -. De hecho, me gustaría que cuidases del pequeñín por esta tarde-noche, mientras yo me llevo a Jungkook a un bar - le dijo con una amplia sonrisa, como si ese fuera el mejor de los planes -. Es uno que solíamos frecuentar los trainees en mi agencia. Siempre conocíamos a alguien nuevo, ¿no es genial? Es totalmente lo que él necesita.

- Taehyung, no puedes ir. Te lo prohíbo. ¡No puedes quedarte solo con este depravado!

- ¿¡Qué!? - fue lo único que pudo decir el mayor, logrando que una armoniosa risa saliera de entre los labios del castaño.

- Míralo, noona. Ni siquiera puede hablar de estos temas. ¿Qué peligro va a tener?

Convencido de que él entendía mejor que nadie a Jungkook, extendió a Jaemin, obligando a su amiga a tomarlo entre sus brazos y luego se dirigió hasta el chico pálido y lo tomó de la muñeca.

- Nosotros tenemos que prepararnos - anunció igual de sonriente antes de retirarse.

[...]

El modelo se encontraba vistiendo únicamente sus bóxer apretados sin notar la pesada mirada que el contrario mantenía sobre él. El moreno llevaba años entrenando para ser modelo, así que estaba bastante seguro de su cuerpo y no tenía problema a la hora de enseñarlo, siempre que tuviese alguna confianza con la persona. Él se sentía como un amigo más de aquel peculiar tipo con el que compartía cama.

Sin embargo, Jeon no se sentía como para cambiarse ahora, mucho menos delante del culpable de que su parte inferior estuviera tan activa. Suspiró y se aclaró la voz antes de recoger su ropa.

- Jungkook, ¿estás bien? - preguntó el chico.

El mencionado lo miró nuevamente, y se arrepintió al instante. Si la parte trasera de su cuerpo era una increíble visión que lo había encendido, la parte delantera no se quedaba atrás. Su suave cuerpo gritaba por la atención del mayor. Pero él se tenía que resistir. Era un estímulo prohibido, y se debía mantener a sí mismo en esa mentalidad. Suspiró, su voz temblando.

- Creo que mejor me cambio en el baño - comentó mientras se perdía por la puerta que vinculaba el dormitorio con el pequeño baño.

Kim miró con cierta pena hacia esta, haciendo un puchero inconscientemente. ¿Jungkook se habría cabreado con él? No le gustaba que sus amistades y él tuvieran riñas. Sonrió para sí mismo, él podía hacer que su "jefe" pasase un buen rato, seguro que una vez que volvieran ese día a la casa, no volvía a cabrearse con él.

Con ese optimista pensamiento, tomó algunas de sus prendas favoritas, las cuales les había regalado uno de sus compañeros de agencia. Aunque la ropa era bastante ceñida, él no dudó en usarlas, sintiendo la suavidad de la tela contra su piel.

Fraude. [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora