CHAPTER 13

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Cuando llegaron a la casa, el silencio los invadió. Tampoco es que durante el camino de vuelta hubieran hablado demasiado, pero llegar a la vivienda hizo todo un poco más incómodo, trayendo de vuelta los recuerdos de ese turbulento fin de semana en el que el modelo se había escapado sin ninguna razón aparente, desde el punto de vista del azabache. No había entendido por qué había desaparecido con el bebé sin siquiera dejar una nota.

- Voy a acostar a Jaemin y hablamos, ¿de acuerdo? Puedes ducharte mientras, si gustas - le susurró Jeon, ya que en sus brazos descansaba el infante.

Taehyung asintió mientras caminaba hacia el cuarto de baño. Sus músculos habían estado especialmente tensos aquel día y juraba que en una de las tantas poses le dio un tirón, algo que nunca antes le había pasado. Tenía estudiados todos los movimientos que su cuerpo podía hacer, la flexibilidad exacta de su cuerpo. No tenía que hacer nada fuera de lo normal. Sin embargo, hoy algo había salido mal. Quizás había sido la preocupación por su pequeño hijo, o la posibilidad de que Jungkook estuviera enfadado con él, o incluso había sido el impacto que le había causado la historia de su fotógrafo.

Revisó su móvil antes de empezar a sacarse la ropa, en busca de algún mensaje de Taeil, sin embargo, este no le había escrito nada. Esperaba que se hubiera podido reunir bien con el chico que fue a buscarlo y que no haya tenido un mayor inconveniente.

Se deshizo de su camiseta y encendió la ducha. Procedió lentamente a quitarse el resto de su ropa antes de colocarse bajo el chorro de agua. Todavía no había cogido la temperatura adecuada, y la primera impresión que le dio el encuentro con el agua fría casi causa que pierda el equilibrio.








La puerta del baño se abrió y tras ella apareció un joven de piel morena vestido con dos toallas. Una alrededor de su cuello, la cual evitaba que las gotas que escapaban de su cabello castaño recorriesen furtivamente el resto de su piel. La otra se encontraba atada con fuerza a su cadera. Examinó la habitación, no tardando en reparar en el chico de cabellos oscuros que lo miraba con la boca un poco abierta a causa de la impresión. Jeon se encontraba luchando consigo mismo para apartar los ojos de aquella obra de arte que se estaba convirtiendo en su manzana prohibida poco a poco.

- ¿Prefieres tomar una ducha tú también antes de que hablemos? - rompió el silencio.

- No, no. Cuanto antes volvamos a la normalidad, mejor.

El castaño asintió. Aunque en lugar de sentarse a su lado, se dirigió hacia la pequeña cómoda en la que habían colocado los pijamas y la ropa interior. Él era un hombre abiertamente homosexual y no iba a negar que no se sentía seguro de las respuestas de su cuerpo si seguía con esa ropa y se sentaba en la cama al lado del empresario.

Prefería tener con qué taparse si su mente decidía jugar a las imaginaciones. Se vistió con rapidez y habilidad, sin mostrar nada que no hubiera estado mostrando en el momento. Por cosas como esta, agradecía ser modelo y haber tenido un tiempo de preparación junto con muchas otras personas.

Durante todo ese momento, Jungkook estuvo peleándose por no mirarlo de reojo. Tenían que tener una conversación seria, y necesitaba que toda su sangre no se fuera a dirigir a un punto en concreto de su anatomía. Se odió durante unos segundos... no podía creer que le estuviera tocando la época hormonal ahora, cuando se suponía que todo el mundo se hallaba saliendo de ella. Él era un joven adulto responsable y trabajador, nunca había tenido tiempo para nada que no fuera un rollo de una noche, un pequeño ligue. Él no podía ir de hormonal con su compañero de casa y empleado, aquello no estaba destinado a salir bien.

Sin embargo, ahí se encontraba una pequeña parte de su mente, dibujando pequeños escenarios para nada inocentes, donde los protagonistas eran ellos dos y el testigo, posiblemente la cama en la que se encontraba sentado.

- Bueno, hablemos - dijo el castaño mientras se dejaba caer en la cama, logrando que el contrario rebotase un poco. Eran las pequeñas distracciones que necesitaba para no estar nervioso.

- ¿Por qué te fuiste? - preguntó.

Jungkook no era una persona delicada, y muchos lo habían tachado a lo largo de su vida a causa de su falta de tacto y empatía. A él nunca le había importado. Al menos, no hasta ahora. La sonrisa se había borrado, transformándose en una mueca nerviosa. Supo que quizás, era un tema mucho más sensible de lo que él había pensado. Pero él quería, necesitaba, una respuesta y, tampoco sabía cómo tratar la situación de otra manera.

- Yo... - Kim iniciaba frases que nunca pasaban de la primera palabra, como tratando de llegar él mismo hasta la respuesta - Verás, yo ya viví una situación así y no quise que se repitiera porque es horrible y... bueno, tampoco tiene mucho sentido. Es difícil, no sé. Es tonto, yo... ¿lo siento?

Las palabras habían salido incompletas, sin cohesión alguna, en una explicación ininteligible. Jeon parpadeó un par de veces confuso en respuesta.

- Tae, ¿en qué idioma acabas de hablar?

Las mejillas del castaño se tornaron rojas de un momento a otro, causando ternura en el empresario. Quizás no le importaba tanto lo que hubiera pasado, sabía que ese chico se lo contaría en algún momento. Por primera vez en su vida, sintió que no necesitaba saber algo en el momento en el que lo pedía, que prefería esperar el tiempo que la otra persona necesitase.

- Te tengo una propuesta - le susurró Jungkook -. Tú no me dices la razón hasta que no estés listo para contarlo, pero a cambio no te vuelves a ir de casa de ese forma - su mano inconscientemente subió en busca de la mejilla contraria, regalándole una pequeña caricia y deleitándose con la suavidad y la calidez de esta -. Me tuviste muy preocupado, yo no sabía qué hacer. Tenía mucho...

Ambos se habían acercado más de la cuenta, perdidos en los ojos contrarios y en las dulces palabras del pelinegro, quien se estaba exponiendo sin siquiera darse cuenta. No obstante, para su suerte y su desgracia, al mismo tiempo, el sonido de Jaemin pidiendo la atención de sus padres, los separó, cortando el momento.

Se separaron a trompicones y con las mejillas encendidas. En ese momento, Jeon se escabulló hacia el interior del baño, mientras que el contrario se acercaba a su precioso hijo.

- ¿Qué estaba por hacer? - susurró Jungkook, sus ojos clavados en su reflejo.

Necesitaba sacarse a ese modelo de la cabeza, pero el otro parecía haber montado ya incluso la caseta de campaña en ese rincón, preparado para quedarse allí durante un largo tiempo.

Fraude. [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora