CHAPTER 31

3.9K 472 31
                                    

El auto se encontraba sumergido en un terrible silencio. Después de lo que había pasado en el despacho, no se habían vuelto a dirigir la palabra. De hecho, ni siquiera se habían llegado a ver, hasta que no llegó ese momento. Cada uno estaba encarcelado en sus pensamientos. Los sentimientos eran confusos para ambos. Es decir, el deseo estaba, existía, era obvio que sus cuerpos exigían esa cercanía pero no sabían nada acerca de los sentimientos contrarios. No hablaban entre ellos, solo actuaban cuando esos deseos guardados se volvían demasiado abrumadores.

Agradecieron que aquel día, Jaemin hubiera jugado tanto que cayó rendido nada más tocar los brazos de Taehyung. Así el camino se mantuvo tranquilo y ambos pudieron reflexionar acerca de sus propios sentimientos. Buscaban poder encarar aquella situación de una forma más madura. Dejar de comportarse como adolescentes hormonales que solo respondían a los estímulos de la edad, a los deseos primitivos.

Tenían que afrontar lo que estaba pasando así. No solo por su bien, sino también por el de Jaemin. Taehyung miró al pequeño a través de un pequeño espejo que había en la parte delantera del auto. Se veía tan tranquilo, tan ajeno al mundo. Era una pequeña criatura que solo se merecía amor por su parte. Y Taehyung estaba encantado de cuidarlo. Nunca había conocido a un pequeño tan bueno como Jaemin.

Él entendía que ellos dos eran sus padres. Sus dos figuras paternas.

No debían dejar que se adaptase a ello si no estaban preparados para esa responsabilidad conjunta.

Cuando llegaron a la casa, el pequeño Jaemin se acurruco entre los brazos de su padre mientras balbuceaba algunas palabras en medio de su sueño. Taehyung sonrió ante la adorable escena. Se seguía diciendo, una y otra vez, que nunca se arrepentiría de ese año. Estaba cumpliendo su sueño. Había comenzado a ganar el suficiente dinero como para ser independiente. Pero sobre todo, Jaemin y Jungkook habían llegado a su vida.

No sabía cómo sería su vida sin ellos dos, pero estaba seguro que no merecería la pena.

- Iré a dejar a Jaemin en la habitación, ¿de acuerdo? - susurró - Ahora bajo y hacemos la comida.

El pelinegro no dijo nada. De hecho, llevaba un rato sin palabra alguna. Había tenido una verdadera conversación a corazón abierto con Yugyeom. Nunca había sido bueno entendiéndose. Era una criatura de instintos. Siempre sabía lo que debía hacer, lo que sería un impulso positivo. Últimamente, se había dado cuenta de que no siempre le iba a servir.

Taehyung se había convertido en su punto débil.

Se dejó caer en el mullido sofá, mirando el mueble que quedaba justo en frente. Su reflejo se difuminaba en la pantalla de la televisión apagada. Habían comprado algunas cosas para decorar. Algunas estatuas, algunos libros que querrían leer en el futuro, algunas películas de las cuales esperaban empezar a hacer uso. Habían programado tantas cosas por hacer, solo como excusa para pasar tiempo, que Jungkook realmente había creído que solo disfrutaba la compañía de Taehyung como podía disfrutar la de Yugyeom. Exceptuando, claro, aquellos momentos en los que su cuerpo le pedía un mayor contacto, más roce.

Suspiró. Se estaba volviendo loco. ¿Cuántas veces iba a caer por Taehyung?

Escuchó el sonido de unos pasos acercándose, pero no se giró. Su vista clavada en el reflejo de la habitación. Ahora una nueva mancha negra se movía perezosamente por la pantalla. Sonrió. Hoy había sido el último día de sesiones. Quedaba un pequeño comercial, algunas sesiones especiales para revistas y luego la presentación del proyecto. Todavía les quedaba un largo camino laboralmente hablando.

Aunque Taehyung ya no pasaría tanto tiempo en su empresa y podría buscar un nuevo lugar al que ir, comenzar nuevos proyectos.

- Taetae - lo llamó al notar que este no tenía intención de sentarse con él -, ¿podríamos hablar un momento?

Fraude. [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora