CAPÍTULO 38

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Desperté en ropa interior, abrazada a Jack, cansada pero sin ninguna molestia. Miré el despertador notando que eran las 4:29 a.m. y busqué por la habitación un bolso negro que me había prestado Thalía; al encontrarlo tomé el paquete de cigarros y el encendedor.

Levanté la ventana y asomada al borde comencé a fumar; estaba mejor que antes, pero los hábitos no eran fáciles de dejar. Observé el cielo en el que el azul se hacía un poco más claro...Recordé mi intento de suicidio en el lago, el azul del cielo, el momento en que renací o algo así, y en que no le había contado nada de eso a Jack.

El frío me abrumaba pero me impuse ante él. Volteé para ver a Jack y comencé a pensar en la primera vez que había estado frente a ese panorama: había escapado. Sin embargo, esa vez lo que menos quería hacer era marcharme. Observé su rostro que finalmente lucía feliz, supongo, su cabello completamente alborotado al que había acariciado horas antes, su tez pálida y como descansaba. No quería cometer otra estupidez y dejarlo ir, quería estar con él y con nadie más en el universo.

Jack abrió lentamente los ojos y cuando fue consciente de que los hechos no habían sido un sueño, se acostó boca arriba y suspiró con placidez, como si no desease nada más en el mundo.

Luego de unos segundos, giró la cabeza y su mirada cambió:

-Oye ¿Qué haces?- su voz dormida debilitaba mis piernas y rodeaba mi mente como si fuese una tela de araña.

Di otra pitada al cigarro y un poco de humo se esparció por la habitación. Jack caminó rápidamente hacia la ventana. Me pidió que se lo de y luego de pensarlo, eso mismo hice; tomó mi cigarro, lo apagó y lo arrojó por la ventana. Él no sabía que decir; se lo notaba muy molesto y un poco triste a la vez.

-¿Por qué insistes en estar mal, April? Intento que estés bien pero no lo logro, ni siquiera sé si alguna vez lo lograré.

Me quedé en silencio y miré hacia abajo.

-Intento... Intento estar bien Jack-hice una pausa y continué-, pero los recuerdos vuelven y no me dejan en paz...

Tomó mi mano, lentamente me quitó el paquete de cigarros y el encendedor, y luego de dejarlos a un lado, preguntó:

-¿Qué pasó desde que te fuiste April?- sentía la preocupación que él irradiaba y me hacía sentir que nunca volvería al estado en el que había estado, porque a él le importaba...

-Intenté suicidarme.

Hablamos, y hablamos, y hablamos aún más. Le conté todo sin dejar pasar el más mínimo detalle. Le dije por qué todo eso no había sido su culpa, sino mía. Le hablé sobre cómo se sentía sentir que estaba muerta, como era saber que te quedan pocos segundos de vida. Como los sucesos me habían cambiado tanto para bien como para mal. Le dije todos los estados de ánimo que había vivido y como era la gente con la que me había cruzado. Él escuchó todo intentando descifrar por qué no lo había visto, pero yo sabía la respuesta: no lo había visto porque yo no se lo había permitido.

Él me prestó atención, me abrazó y me contuvo con las mejores palabras que encontró. Me pidió perdón por no haber estado, me dijo que él nunca había querido causarme algo así, pero él no había sido la causa de aquella situación horrible que yo había estado viviendo; se asemejó mucho más a un darme cuenta -inconscientemente- de que tal vez podía ser amada, y el miedo que eso me generaba, y ver que eso mismo necesitaría de mi amor propio (que había caído a pedazos hace mucho tiempo).

Un rato más tarde, y luego de finalizar mi relato, me besó y volvimos a dormir. Tenía tantas cosas en mente, pero en ese momento estaba en blanco, estaba en paz y solo deseaba descansar con la calidez de su cuerpo a mi lado.

April's Diary // COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora