Capítulo 06
Esto me sentaba bien, caminar, respirar aire puro además de hacer shopping, definitivamente me sentaba muy bien.
De pronto, me sentía como si fuese la primera vez que lo hacía, algo tan simple y tan normal en las mujeres de mi edad, salir por allí con una amiga, ir a la ciudad de café en café, o simplemente comer un helado en un bonito restaurante, sentarnos en las mesitas al aire libre y charlar de nuestras vidas.
¿Acaso alguna vez había tenido un día como estos? Y si era así ¿Por qué no lograba recordarlo?
— Entonces el rubio me pilló y me dijo, cuando hablaba de venir a advertirte que guardaras tu virginidad para otro no hablaba precisamente de él. — Soltó Emma metiendo otra cucharada de su helado a la boca. — Imagínate, mi mejor amigo me había pillado teniendo sexo con su hermano. — ella metió su rostro entre sus manos y yo volví a reír. [1]
— Por lo visto tú y ese misterioso chico eran muy "apasionados" respecto a ese tema. — hice comillas con mis dedos, era gracioso que hasta ahora lo más que había escuchado hablar de Emma, era de ella y su romance con su primer amor. — ¿Me dirás cómo se llamaba?
Ella entrecerró los ojos, dejó la copa de helado sobre la mesa y cruzó sus dedos colocando las manos encima de esta, luego me observó totalmente seria como si aquel asunto fuera tan delicado, lo cual me hizo sonreír. — Mira Margaret, toda mujer en algún momento tendrá un ex tan imbécil y jodido que recibirá el apodo del innombrable, simple, listo y conciso.
— Yo no tengo un innombrable. — fruncí el ceño pensando en ello, Emma me lanzó una mirada juguetona como si se hubiera acordado de algo. — En serio, el único chico con el que recuerdo haber tenido algo cercano a un novio fue Ryan pero bueno... — me encogí de algo.
— Oh puede que simplemente lo hayas olvidado. — musitó lo suficientemente alto como para que la escuchara aunque de inmediato vi el arrepentimiento en su ojos. — Oh Magga no quise...
— Pues si es el innombrable de mi vida, mejor que lo hubiera olvidado ¿No? — dije sonriente tratando de que ella no se sintiera tensa, aunque pronto su carácter había cambiado otra vez. — Hey Emma, tranquila, créeme que estoy llevando mejor el tema de no recordar extractos de mi vida, dejo que lleguen solos y así no me estreso.
— Odio meter la pata en ciertos temas. — acarició sus brazos reconfortándose.
— Todos lo hacemos alguna vez, al igual que tú y el innombrable. — dije pinchándola y ella suspiró, ese suspiro parecía tan cargado de nostalgia y tristeza que me hacía creer que ella aún amaba a ese chico. — Si no estuvieras con Enzo y embarazada de mellizos, diría que aún sigues enamorada de ese chico. — ella desvió la mirada hacia su helado que empezaba a derretirse.
— Nos hicimos mucho daño Margaret, no imaginas cuánto, pero reconozco que yo tuve en gran parte la culpa, decidí por los dos cuando no debía. — se encogió de hombros con un gesto de pena. — Me equivoqué y lo admito, él también lo hizo, pero ya no puedo regresar el tiempo atrás y... — entorné los ojos, estaba más que claro que ella aún sentía amor por aquel muchacho, Emma pareció darse cuenta de lo que decía y dibujó una sonrisa en su rostro. — Y ahora estoy mejor. —reconoció. —Él ha hecho su vida y yo la mía.
— Y si hubiese una posibilidad. — balbuceé cortando un pedazo de mi torta. — De que pudieran encontrarse una vez más.
— No la hay. — sentenció con tristeza con la cabeza gacha y tocando su estómago.
