Después de haberme cambiado de fila por tercera vez, logro pagar todo y ahora me dirijo hacia el auto, con el carrito de compras en mí delante. Mi mamá al final se decidió por la olla Umco llana. Vaya mujer.
Encuentro la camioneta, un Ford F150 que, según el señor que nos lo vendió, dijo que era un “tanque de batalla”, con un montón de cosas que ni mamá, ni yo entendimos, pero sin duda lo que nos enamoró de ese “tanque” fue sin duda que era grande y condenadamente espacioso para toda la familia que tenemos. Y también porque es automática, más fácil de manejar. Tomo el control del auto, y lo desbloqueo, es de cuatro puertas, así que me dirijo a la puerta trasera y comienzo a meter todas las compras. Cuando termino me dirijo a la puerta del piloto y con un gran esfuerzo, me subo a la camioneta. No es que sea pequeña, pero esa camioneta comparada conmigo me hace ver como una hormiga. Pongo la llave en el contacto y lo enciendo, aplasto el freno y posiciono la palanca en D, suelto el freno y acelero y ya, me encuentro saliendo del garaje del supermercado.
Una hormiga en un tanque.
Voy por la calle principal, y me sumerjo en el poco tráfico que un domingo nos puede dar. Me detengo por el semáforo que está en rojo y observo como un señor comienza a hacer malabares con unas espadas. Lo miro y me quedo hipnotizada, es increíble que no se corte. Sin duda, tomo un poco de dinero y el señor, cuando acaba con los malabares, se acerca a la ventana de cada auto en busca de unos cuantos centavos, cuando se acerca al mío, le tiendo las monedas, él me sonríe y sigue su camino.
El tráfico continua, y yo los sigo, mi camino no es tan largo, pero si estamos un poco alejados de la gente. Sigo todo recto y paso por el hospitalque según veo no esta tan ajetreado como otras veces, esta vez el semáforo se encuentra en verde y continúo. Acelero y rebaso a algunos autos que están realmente lentos.
Mamá y yo vivimos en una urbanización cerrada llamada “The Forest”, tomo el control de la puerta principal, y la abro, es un proceso lento. Cuando las puertas por fin se abren ante mí, acelero y sigo todo recto, pasando por el parque y las cuantas casas que presumen su tamaño. Sigo todo recto y llego a casa. No es tan grande, es de dos pisos y es de color crema, el techo es de color café, y alguno que otro filo color verde, es realmente preciosa. Estaciono el “tanque” en el garaje, por fuera. Apago la camioneta, tomo las llaves de casa y la del auto. Abro la puerta y me bajo de un salto. Me dirijo hacia la puerta trasera y comienzo a sacar las compras. Tengo cinco fundas realmente pesadas en mi mano izquierda, las llaves de la camioneta y las de la casa en mi boca y tengo seis fundas en mi mano derecha, camino rápido hacia la puerta principal de la casa, dejo las fundas de mi mano derecha en el suelo, a mi lado, y tomo las llaves de la casa y abro la puerta, dejo las llaves en la cerradura. Doy unos cuantos pasos más y dejo las fundas de mi mano izquierda a un lado en el piso, doy vuelta y recojo las que dejé en la entrada, me doy cuenta de que sigo con las llaves de la camioneta en mi boca, me rio, dejo las fundas restantes al lado de las otras, y me tiro al sillón, doy un gran suspiro, retiro las llaves de mi boca y las dejo a mi lado.
Mis dedos están amortiguados y un poco morados.
Cierro mis ojos por un instante, pero escucho un sonido, más bien una canción, muy conocida por mi “If I lose myself” de One Republic vs Alesso, me levanto de un salto y voy siguiendo el sonido: el segundo piso, mi cuarto, voy corriendo, subo las escaleras de dos en dos, por fin llego al pasillo, corro todo recto y el sonido cesa cuando entro a mi habitación, corro a mi velador y tomo mi IPhone 5S y la pantalla me da a conocer que tengo 10 llamadas perdidas de Lily, debe ser urgente. Desbloqueo la pantalla y busco el nombre de Lily, justo cuando voy a llamarla el cacharro suena y es Lily, rápido contesto.
-Lily –le digo
-¡Lara! –Me grita –por Dios mujer ¿Dónde dejas tu jodido celular?
-En mi casa, salí al supermercado con mamá y lo deje en mi velador –le explico.
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HAZME PECAR
RomanceÉl siempre estuvo sin que ella lo supiera. Él regresó para hacerle recordar, porque no sólo él la necesitaba, sino los del grupo igual. Tal vez ambos necesiten recordar como solían pecar, pero las cosas tienen que ser como antes: lento, paso por pas...