Capítulo 6

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Luego de seis horas y veinte minutos de clases, Lily y yo nos encontramos en el baño de mi colegio. Salimos por una puerta grande negra y con lo primero que me topo es con un gran grupo de chicas mirando, curiosamente, a algo. Odio que se amontonen en la salida. Mi trasero ha sufrido muchos moretones por estas imprudentes.

-¿Qué están viendo? –pregunta Lily a una chica de nuestro mismo colegio.

-Es un dios griego –nos dice ella sin mirarnos, sigue contemplando a su dios griego. Escuchar eso me da nauseas.

-¿dios griego? –Dice Lily y ríe, ambas reímos, yo para no vomitar –déjame ver a ese “dios griego” –se abre paso entre la gente – ¡Lara! –escucho a Lily gritar, eso me asusta, muchas regresan a verme. Me abro paso con mucha dificultad. Cuando lo logro me encuentro mirando dos océanos.

-Lara –me dice el con su voz tan varonil, las que están a nuestro alrededor suspiran. Me mira, más bien, me inspecciona como si fuera un maldito bicho raro. Se acerca y baja su cabeza para mirarme a los ojos, para mi pesar yo tengo que alzar mi cabeza –Lily –le dice a ella sin mirarla.

-Trevor –gruño su nombre y Lily solo lo saluda.

   -¡Nicolás! –grita ella y roba mi atención. Es agradable verlo a él, a Isaac y Ryan. No está la pareja feliz.

-Estoy aquí –dice y las demás siguen suspirando. Esto es estúpido.

-No me interesa –le digo y paso de él dejándolo con la palabra en la boca.

Nicolás al verme me dedica una sonrisa y abre sus brazos, con gusto voy hasta él y lo abrazo. Después soy alagada por Isaac y Ryan. Par de idiotas.  

-No es que no quiera verlos, pero ¿Qué hacen aquí? –les pregunto.

-No tuvimos clases –me dicen en coro. Veo a Lily y ella está alejada de nosotros conversando con Andrea. ¡Esa es mi chica!

-Así que decidimos venir a pasar el rato aquí –escucho su voz muy cerca de mi oído, me doy vuelta rápidamente y para mi desgracia huelo su perfume, es como una droga.

-Tu no vas al colegio –escucho una voz a mis espaldas, voy dando pasos hacia atrás me intimida, solo un poco.

Él sonríe de lado y mi estómago se retuerce haciendo que picara, o algo parecido cuando te hacen cosquillas, escucho suspiros. Eso es estúpido. Pero para variar hasta yo suspiro.

-Lo sé –dice, aun mirándome, me incomoda e intimida eso.

-¿Entonces qué haces tú, aquí? –le digo y alzo mi ceja.

-La ciudad es libre –me responde aun con su sonrisita. Me dejo callada. Regreso al sitio donde Lily y Andrea estaban, pero desaparecieron. Mierda.

Doy vuelta y comienzo a despedirme de Nicolás, Ryan e Isaac.

-¿Tan rápido? –me dice Isaac. Su mirada es tierna.

-Sí, tengo que ir a casa –le digo, él me sonríe y asiente, pero no me causa nada, ni siquiera un retorcijón.

-Niña de casa, así me gusta –me pone un brazo alrededor de mis hombros. Le sonrió. Paso mi brazo izquierdo alrededor de su cintura. ¡Tiene más cintura que yo!

-Lo sé, el gimnasio hace maravillas –lo dice con completo orgullo y por un instante pienso que es adivino. Me despego de él y comienzo a caminar.

-¿De mí no te piensas despedir? –escucho su voz y vuelvo a sentir mi piel de gallina.

-No me despido de personas arrogantes –le digo y sigo caminando. Siento su mano agarrar mi antebrazo. Doy media vuelta.

-¿Soy arrogante? –me dice y sigue con sus sonrisa que hace que sienta mil cosquillas en mi estómago.

HAZME PECARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora