El hecho de que no pueda utilizar mi brazo derecho no significa que sea una inútil, bueno no una completa inútil. Toda la noche estuve planificando un plan en mi cabeza y, según yo, el plan era fácil de realizar, estoy segura que hasta un niño de ocho años lo hubiese logrado, pero lo malo es que yo no soy un niño de ocho años.
Se supone que mientras Trevor dormía, yo iba, retiraba el suero, tomaba mi ropa, me la ponía con extremo silencio y cuidado, salía de allí y por último los esperaba en la silla que hay fuera del hospital, pero nada salió como esperé. Cuando intenté sacarme el suero de mi mano, el dolor rápidamente se hizo presente y no pude evitar soltar un gemido, tuve que morderme el labio y seguir sacándolo, Trevor solo se movió un poco y siguió durmiendo, después que me retiré el suero, sangre comenzó a salir de mi mano, un montón de sangre, en mi vida había visto tanta sangre salir de mi cuerpo –manche las cobijas y el piso –cuando me di por vencida en tratar de tapar la herida, me levante de la cama, pero puse un pie en el suelo y me resbale ¡con mi propia sangre! Sentí las manos de Trevor rodear mi cintura y supe de inmediato que todo mi plan se había terminado. Una enfermera me asistió, me cambio –Trevor vio todo el proceso –e incluso me regaño.
Ahora estoy en la cama, de nuevo, pero esta vez Trevor me está mirando fijamente y eso… me intimida. Sé que él está enojado, y mucho, tal vez no lo demuestre, pero sus ojos lo traicionan, sus ojos son dos llamas azules, además su mandíbula está muy apretada, incluso pensé haber escuchado sus dientes rechinar.
-Trevor… –trato de hablar pero él me interrumpe.
-No digas nada Lara, nada –lo miro, Trevor ahora frunce el ceño, me siento como una niña siendo apunto de ser regañada.
-Lo siento –Trevor ahora se para de la silla y pone sus dos manos tras su cabeza, me da las espaldas y se ríe.
-Aaaa –Trevor empieza –ahora si lo sientes –Trevor vuelve a reír.
-No encuentro el chiste –Trevor da vuelta y se acerca hasta mí.
-No sé si besarte o darte unas nalgadas por la estupidez que hiciste –siento el rubor en mis mejillas –la segunda opción está ganando –ambos nos miramos a los ojos.
-No lo harías –él cierra los ojos y esboza esa sonrisa que él tanto sabe que me derrite.
-Pruébame –abre los ojos y ya no hay ni una chispa de ira, ahora hay ira y lujuria.
-¿Qué quieres? –nunca bajo mi mirada, aunque me sienta tentada a hacerlo, Trevor deja de sonreír.
-Te quiero a ti, quiero que por primera vez en tu vida me hicieras caso, eso quiero –alzo mi ceja y me rio, él frunce el ceño.
-Pides imposibles, cariño –paso mi mano izquierda por su mejilla –ahora, hablo en serio, ¿Qué quieres? –Trevor se aleja de mi mano y se separa de mí.
-A ti, en lencería –mi estómago cae en picada, mi garganta se seca y mi respiración se vuelve muy pesada. Eso ya lo había escuchado. Trevor me mira, quiero levantarme de esta cama, correr a sus brazos y besarlo, no con amor ni ternura, sino con pasión, con rapidez.
-Bien, a mí en lencería y cabestrillo, ¿algo más? –Trevor vuelve a sonreír, me mira y mueve su cabeza a los lados.
-Solo te quiero a ti, sin ese cabestrillo, te quiero a ti a salvo, te quiero a mi lado –Trevor se acerca hasta mi –quiero que estés bien –sus labios rozan los míos y mi cuerpo se eriza, mi mano izquierda va directo a su nuca y lo acerca más a mí, el beso va subiendo de tono, nuestras bocas se mueven más rápido, siento una mano de Trevor por encima de la cobija rozar mi muslo, su otra mano va a mi cintura hasta la parte de atrás y por los pequeños descubiertos pasa las yemas de sus dedos, haciéndome gemir y acercarlo más a mí, mi cuerpo se acerca a Trevor y mi mano izquierda aprieta más su nuca, muerdo su labio y lo escucho gemir, es el sonido más hermoso que he escuchado en mi vida. Trevor me muerde el labio un poco más fuerte y la adrenalina se acumula en mis venas, Trevor sigue subiendo su mano, pasando por mi costado derecho y tocando mi hombro, me separo de él.
-Mierda –digo sintiendo el dolor en mi hombro, Trevor me mira con los ojos abiertos como platos.
-Lo… lo siento –me rio de él y lo atraigo hasta mí.
-No importa –sus labios están rojos e hinchados, claramente invitándome a besarlos – ¿en que nos quedamos? –mi voz es ronca, ni yo misma la puedo reconocer.
-En que vas a descansar y yo a lavarme la cara con agua helada –Trevor de levanta de la cama y va directo al baño.
-No, Trevor, ¿Por qué? –Trevor para y da vuelta.
-Porque voy a hacerte daño.
-No lo vas a hacer.
-Lara, necesito que estés bien –sonríe y me mira directo a los ojos, siento electricidad pasar por mi espalda –necesito que estés bien para lo que voy a hacer contigo –mi boca cae abierta y Trevor se ríe mientras va hasta el baño. De una u otra forma siento, mejor dicho, quiero estar bien y lista para Trevor. Cierro los ojos y respiro profundo. Este hombre me está matando.
Cuando Trevor sale del baño, yo estoy a punto de dormirme, ni siquiera sé qué hora es.
-Duerme, cariño, lo necesitas –Trevor besa mi frente y yo cierro los ojos.
-Dormir es para débiles –digo y el suelta una carcajada.
-No lo es.
-Ven y duerme conmigo –Trevor se acuesta a mi lado izquierdo sin rechistar.
-Solo hasta que te duermas –frunzo el ceño –no quiero que mi novia se arrugue muy rápido.
-Ni si quiera quiero saber cómo lo sabes –suspiro –Trevor –el pasa su mano por mi cuello distrayéndome un poco – ¿puedo hacerte una pregunta? –él sigue pasando su dedo por mi cuello, mandando unas pequeñas descargas.
-Si, cariño.
-¿Hace cuánto que tú y yo, somos… hmm novios? –Trevor para su movimiento y suspira.
-Si quieres, podemos dejar de serlo.
-No, no es eso, solo que, no sé cómo explicarte –rasco mi cabeza con mi mano izquierda, tratando de buscar las palabras correctas.
-¿Quieres etiquetas? –me incorporo un poco y lo miro a los ojos.
-¿Perdón?
-Te disculpo, pero no lo vuelvas a hacer –pongo mis ojos en blancos y saco mi lengua.
-¿Podrías aclararme lo de “etiquetas”? –hago comillas con mis dedos de la mano izquierda.
-¿Quieres que te pida ser mi novia como todos lo hacen?, ¿quieres ponernos etiquetas?, ¿quieres saber que eres mía o sentir que eres mía?
-Quiero todo eso, Trevor –el cierra sus ojos mientras toma mi mano.
-No suelo hacer eso, Lara –mi mirada va hacia nuestras manos, un aire de desilusión posa sobre mí –mírame –me niego a hacerlo –vamos Lara, necesito que me mires –muy a mi pesar lo hago, pero no a sus ojos –Lara –bufo molesta y lo miro a los ojos.
-Trevor, de acuerdo lo entiendo, no sueles hacer eso, lo siento –Trevor me mira, mejor dicho me analiza, su mano aprieta la mía y yo hago lo mismo.
-¿Quieres ser mi novia? –ahí en la cama de un hospital, él a mi lado, yo con un cabestrillo y él con el cabello alborotado, justo en esa habitación de hospital dije que sí, dije que si a todo, sin dudarlo, sin saberlo.
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HAZME PECAR
RomanceÉl siempre estuvo sin que ella lo supiera. Él regresó para hacerle recordar, porque no sólo él la necesitaba, sino los del grupo igual. Tal vez ambos necesiten recordar como solían pecar, pero las cosas tienen que ser como antes: lento, paso por pas...