Termino de subir las escaleras y me dirijo a mi cuarto, ¿realmente soy su luz? Eso es imposible.
Cuando estoy por fin dentro de mi habitación, tomo mi celular, lo desconecto del cargador, busco los audífonos y me los pongo, desbloqueo el celular, pongo música y cierro los ojos por un momento. Esto realmente me relaja.
-Corre –su voz vuelve a tener el mismo efecto en mí, pero esta vez hace que tenga miedo, mucho miedo. Me quedo quieta –corre –vuelve el a decirme y mis piernas no obedecen lo que mi cerebro les está gritando. Todo es oscuro. Mi corazón comienza a latir estrepitosamente – ¡maldita sea Lara, corre! –grita y esta vez sí corro, corro todo recto, sin rumbo, ni siquiera veo nada, solo lo hago.
-Él te necesita, Lara –escucho la voz de mamá mientras corro –tu eres su luz –sigo corriendo, siento que mi corazón se va a salir.
-No es bueno para ti, Lara –esa es la voz de Lily –él te provoca pecar.
-Corre –de nuevo Trevor.
-El no entra en la lista de nadie –Lily
-Eres su luz –mamá.
-Lara, corre –sigo corriendo pero ahora ya no hay nada, ni una voz, todo es claro pero vacío.
El viento realmente hace que tiemble y es cuando caigo en cuenta que estoy puesta un vestido, un vestido manchado. Veo mis manos y estas negras, mis uñas tienen tierra. ¿Qué es todo esto?
-Solo te va a utilizar, él no es bueno para ti, muñeca –esa voz es del tal Martín –deja de correr por él, escúchame, él no es bueno –siento su aliento en mi oído –lo vez –su mano aprieta mi mandíbula y hace que mire al frente. Veo a un chico, alto, demasiado delgado, está corriendo hacia nosotros. Tras del chico hay más personas, con linternas, gritando. Cuando el chico pasa por nuestro lado, veo sus ojos y mis pulmones dejan todo el aire. Es Trevor.
-Me debes algo, pequeña basura –escucho la voz de un señor gritar –no corras –unos chicos corren tras él y lo alcanzan.
-¡Suéltame! –Trevor grita y siento la necesidad de ayudarlo – ¡suéltame! –forcejea, pero no tiene ningún resultado. Trevor es lanzado como basura, frente a un señor gordo y muy bajo de estatura.
-Trevor, Trevor, Trevor –dice el señor, mi corazón golpea mi pecho de una forma muy dolorosa.
-Mátalo –escucho otra voz, no logro ver de quien es, lo que si logro saber es que esa voz es de una mujer –los negocios son así.
-Aun no –dice el señor, se pone en cuclillas frente a Trevor, lo toma del pelo y lo alza, Trevor grita y yo voy aproximándome.
-No puedes hacer nada –me dice Martín, no hago caso y sigo avanzando.
-Este pedazo de basura, aun nos sirve –el señor se ríe –no tienes el dinero, ¿verdad? –Trevor no dice nada y ese señor hace más fuerte su agarre – ¿verdad? –Repite y Trevor solo asiente –de alguna forma nos tienes que pagar –se hace un silencio. Siento que no me va a gustar nada.
-Mátalo –vuelve a decir esa voz femenina.
-¡No! –grita ese señor y paro mi caminar –Trevor, veras, yo tengo algunos negocios –comienza el señor –y bueno hay algunos negocios que no van bien, y no es porque yo los he hecho mal, es solo que la otra parte no coopera –el señor sonríe y un relámpago suena, haciendo que pegue un pequeño salto –tú te vas a encargar de arreglarlos, ¿entendido? –Trevor no hace ni dice nada –o si no, pequeño bastardo, me voy a encargar de que tu desaparezcas de este mundo y créeme, la manera en que vas a desaparecer no va a ser nada buena –con eso lo suelta de nuevo y cae –que entienda lo que quiero decir –el señor da media vuelta y se va junto a esa mujer, los demás chicos rodean a Trevor y comienzan a patearlo.
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HAZME PECAR
RomanceÉl siempre estuvo sin que ella lo supiera. Él regresó para hacerle recordar, porque no sólo él la necesitaba, sino los del grupo igual. Tal vez ambos necesiten recordar como solían pecar, pero las cosas tienen que ser como antes: lento, paso por pas...