[VIERNES POR LA TARDE]
Narrador omnisciente.
Los días pasaban y el corazón de Egon latía con mayor intensidad por Angel, se había robado cada centímetro de su mente, está vez, por completo. La deseaba y era más que deseo carnal, era el deseo de amarla y protegerla, incluso, de él mismo.
Sintió un ligero mareo y náusea al recordar esas imágenes que ha tratado de reprimir desde niño, consideró estacionarse a la orilla de la calle un momento, siempre le pasaba lo mismo, aunque descartó la idea al recordar su cita con su pequeña e iba ligeramente tarde, normalmente se veían en la biblioteca del pueblo o de la escuela pero hoy se verían en un parque cualquiera.
"Necesitamos un poco de aire fresco ¿no crees?"
Le había dicho, obviamente, él no la contradijo y acordaron verse viernes por la tarde... Ya era viernes por la tarde.
Estacionó la vieja motocicleta en un lugar cualquiera y camino directamente al viejo roble en el medio del parque, sabía que estaba ahí... Egon, lo sabía. Ella venía todos los viernes por la tarde... La seguía, de vez en vez.
"Solo la protejo"
Se decía asimismo para no sentirse como un acosador psicótico con una fuerte obsesión por una niña casi 5 años menor que él aunque eso era exactamente lo que era.
Eso era y es.
La vio, ella lo vio, se levantó con ánimo y camino rápido hacía él, quien pudo, por fin, verla de cuerpo entero con esos pantalones cortos... "Muy cortos" por su mente paso aquel pensamiento posesivo, que por un momento se desvaneció cuando la tuvo estrechándola entre sus fornidos brazos. Se separaron y ella lo guió para sentarse y volvió a dirigir su mirada a sus pálidas piernas, era sensual sin siquiera saberlo, de nuevo vino a él ése hereditario sentimiento de celos y posesión que lo volvía cada vez menos coherente, se sacó la chaqueta y la puso sobre las piernas expuestas de Angel haciendo que ella le dirigiera una cálida sonrisa - "Gracias, Egon" - dijo con las mejillas rosas, se había sentido protegida con él desde que comenzaron con las asesorías y, realmente, le gustaba el hecho de que alguien que no fuese de su familia sintiera preocupación y le diera afecto sin tener ninguna obligación con ella. Si que fuera algo dictado por los estatutos de la vida, e incluso, de Dios. Alguien que estaba porque quería, porque muy bien, Egon pudo rechazar las asesorías de Angel y volver a cursar literatura en año próximo pero no, siempre se vio muy dispuesto y animado con las asesorías e incluso habían subido sus notas, no sólo en literatura sino que en todas las otras materias, eso le gustaba. Ella era una buena influencia para él, era una lástima que él no lo fuese para ella.
-"Angel" - la llamó rascándose la nuca, ella lo miró con esos ojos de borrego - "No quiero que uses ése tipo de ropa" - dijo sin más, lo que causo que los ojos de la menor se agrandaran y moviera la cabeza a un lado - "¿Porqué? ¿Me veo mal?" - preguntó expectante, no quería verse mal... Quería verse bonita para él - "No, nada de eso, cariño. Lo que pasa es que no quiero que... - le costaba decir la otra parte, no soportaba la idea de que otro hombre viera a Angel de esa manera. De la manera en la que él posaba sus ojos en ella. - "Lo que pasa es que me di cuenta de que algunos hombres te ven descaradamente, solo quiero cuidarte, El."- ella asintió sintiéndose algo decepcionada, sin darse cuenta, muy en el fondo de su ser deseaba a un Egon posesivo y celoso. Grave error.
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Angel; Edén.
RomanceAngel Paradise, y tal como su nombre lo dice, es mi paraíso. Sus ojos, mi delirio. Su sonrisa, mi perdición. La palabra perfección queda corta para ella, ella es todo, mi vida, mi mundo. Destila inocencia y, a la vez, pasión. Su cabello de noch...