v i g é s i m o p r i m e r o

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[PLEGARIA]

Narrador omnisciente.

-"¿Quieres jugo de naranja?" - Egon miró a la muchacha y con una sonrisa en el rostro le aceptó.

-"¿Cómo está Mike?" - tal pregunta llenó a Angel de desconcierto y le miró extrañada - "Uhmm, bien, él está bien" - el castaño asintió mientras metía las manos a los bolsillos del pantalón.

Todo pasó muy rápido, aquel pañuelo negro en su rostro, los vidrios golpeando el suelo estrepitosamente, el forcejeo, la huida.

Corrió, asustada, abrumada.

-"Cara mia, haremos esto por las buenas o por las malas, tú decides"- la potente voz de Egon resonó en las paredes de la casa, un silencioso sollozo salió de sus labios, los cuales mantenía apretados contra la palma de su mano tratando de ahogar cualquier sonido que pudiese emitir.

Temblaba como un cachorro escondida en la alacena bajo la escalera.

El miedo corroe sus venas, siente sus pasos cerca, una risa enferma sale de sus labios y es ahí cuando recapitula.

Los cambios de humor.

Los celos.

Los cuidados.

Los apodos.

Egon, estaba enfermo.

¿Porqué había sido tan tonta?

Tragó gordo, y cerró los ojos con fuerza dejando que las lágrimas danzaran por sus rojas mejillas. Su respiración se cortaba y se mordía los labios para no soltar un grito de ayuda.

«"Padre mío, que estás en el cielo. Glorificado sea tu nombre"»

-"¿Sabes, mi vida?"- escuchó sus pasos y el rechinido que causaba al arrastrar una de las sillas del comedor - "Yo no quería que las cosas fueran así" - dejó la silla justo en frente de la puerta de la alacena y tomó asiento.

Entre las rejillas lo vio encender un cigarrillo, inhaló aquel venenoso néctar y escupió con elegancia el humo.

-"Pero no me dejaste otra alternativa" - chasqueó la lengua -"Creo que no lo entiendes, eres mía desde el primer momento en que te vi. Lo supe, eras especial."- negó sonriendo, como si viviera el recuerdo en su mente, una y otra vez - "Me sonreíste y te marchaste. Desplegando tus alas como el ángel que eres y desde entonces solo he podido ver eso, tus alas" - el corazón de Angel se hinchó pero no precisamente de alegría, en otra situación, ella hubiera saltado a sus brazos y atrapado sus labios en un beso.

Ahora, tan solo no quería ser atrapada por él.

«"Que venga a tus hijos tu reino y que se haga en la tierra tu voluntad como en los cielos"»

-"Pero mi corazón... Lo quebrantaste cuando dejaste que el maldito bicho de ojos miel te besara. ¡Soy el único que puede tocarte!" - exclamó, lanzando algo al piso, se escuchó en estruendo de un vidrio más romperse, ella se sobresalto en su escondite, respiró profundo y se disculpó - "Ahora, cara mía. Sal de ahí... O voy a terminar el trabajo que dejé inconcluso con Johnson" - ella negó llorando en la penumbra de el cuarto - "Bien, te lo advertí, Angel" - abrió la puertah súbitamente y alcanzó la cabellera ocre de la joven.

Angel; Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora