t r i g é s i m o

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[EDÉN]

Egon

El espectáculo ha terminado, estoy empezando a romperme, y el cielo se volvió oscuro, no sabía dónde estaba.

Mi puño ensangrentado, el hombre en el piso, la ventana del sótano de "Mordo's House" donde veía el cielo, mi reflejo en los charcos de sangre en el piso. Lucas me acerca un pañuelo y limpió mis manos, mi rostro, mi pecho pero no mi alma.

Ordenó que saquen el cuerpo del lugar y limpien el desastre, mis manos tiemblan un poco cuando me acerco a mi chaqueta en la poltrona y saco un cigarrillo. Lucas vuelve a mi lado ofreciendo un trago que bebo hasta mirar el fondo del vaso, mi Angel espera en casa como una muñeca en una caja pero no mido el tiempo que paso en ése oscuro lugar.

Cobro mi dinero a Teseo que espera en la oficina con Mordo, riendo y bebiendo con mujerzuelas, irónicamente engañando a su mujer. Doble cara, cornudo.

Mi mente divaga, mataría a cualquiera que se acercara a mi pequeña, a quien se atreviera a tocarla y entiendo a Teseo por un momento.

El alcohol quemó mi garganta tantas veces esta noche, flote tan arriba, tan arriba; las líneas blancas en la mesa me recordaban al piano de Helena y la risa de la mujer en mis piernas al Guasón.

Me levanté de forma abrupta, quitando a la mujer de mis piernas, sus quejidos me importaron poco. Atrás de mí salió Lucas preocupado gritando mi nombre a viva voz pero como Hades en su carroza, desaparecí de ahí.

El aire golpeaba mi rostro, mi mirada se desviaba de la carretera, vi sus ojos azules a mitad de la calle y los atravesé como si fuese un fantasma.

Mi vieja casa de campo se alza sobre el pastizal, se ve lúgubre y tenebrosa, una luz parpadea en la ventana de abajo, la ira me consume y el alcohol en mi sangre burbujea. El chillido de la cafetera se cuela en mis oídos.

Angel, me deshonras.

La motocicleta ruge como león, la luz se apaga y todo queda en un silencio sepulcral. Me encamino a la puerta, la madera bajo mis pies cruje y llora, meto la llave en el picaporte oxidado. Necesito hacer reparaciones.

La puerta se abre con un chillido y aspiro profundamente el aroma a limpio - "Angel, baja, por favor" - mi voz se escucha áspera y grave, oigo una puerta abrirse y mi pequeña sale a la luz con su bata rosa de pijama, tienes los ojos rojos de tanto llorar y las manos temblorosas. La miro fijamente mientras baja las escaleras para después dirigirme a la sala y poner mi mano en el televisor que efectivamente estaba caliente por haber estado encendido.

-"Cara mia, te dije que no quiero que veas el televisor, a menos que este contigo, ¿no es así?" - ella asintió acariciando su cabello asustada - "¡Entonces porqué carajos estabas viendo televisión!" - me acerqué amenazante y la tomé del cabello, sus ojos avellana danzaban en olas de terror y pronto un sin fin de sollozos salieron de su dulce boca.

-"¡Respondeme!" - tironeé de ella, sin embargo no respondió, enfurecido la aventé al suelo, me acerque al televisor y lo prendí, el reportaje sobre la pobre hija secuestrada de los Paradise, solté una risita sarcástica y me acerque a su cuerpo tembloroso en el piso, la tomé del cabello y levante su rostro rojo e hinchado - "Por favor, Egon, déjame volver" - carcajee y apreté el moño que hice con sus cabellos, acaricie su rostro y tiré de su brazo para levantarla - "Escúchame bien, Angel" - la pegué a mí y ella soltó más llanto - "Tú eres mía, y te quedarás aquí y seremos felices, ¿Porqué no entiendes que todo lo que hago es por nuestro propio bien?" - ella negó sollozando, y puso su manos temblorosas en mi pecho, quiso alejarse de mí pero no la dejé - "Egon, te prometo que si me dejas volver, no diré nada, te presentaré con mis padres, te tomaré de la mano y voy a complacerte pero..." - la tomé del cuello antes que siguiera hablando, lágrimas salieron de mis ojos iracundos, la golpeé contra la pared, sus uñas rasguñaban mis manos, sus ojos llorosos se saltaban en sus cuencas. Mi mirada se desvío y la figura fantasmal y de ojos azules al pie de la escalera, me distrajo, la dejé caer, el sonido sordo de su cuerpo golpeando el suelo, tosió tratando de recuperar el aire que le negué.

La abrace sentado en el suelo mientras ella lloraba en mi pecho, mojando con sus lágrimas mis ropas, lloré con ella, no me gusta lastimarla.

-"Perdóname, cariño, no me hagas hacer estas cosas. Odio lastimarte, dulce" - lloré apretando su cuerpo al mío, la estática del televisor comprimida en mi pecho y el grito del aire colándose por las rendijas de las ventanas me tranquilizo un poco.

-"Está es la única manera, querida, está es la única manera que tenemos..." - sus sollozos se fueron apaciguando, acaricié sus largos cabellos y me llevé un mechón a la nariz, aspire su dulce aroma.

Nos quedamos ahí, lejos del jardín, lejos de Dios, lejos del mundo, lejos de la realidad, si miraba al cielo podía ver la luz desde este lugar, desde el fondo de la taza.

La levanté cuidadosamente y subí las escaleras, la dejé en el mullido colchón de la habitación y la arrope cual bebé, me miraba atentamente - "¿Te vas a quedar hoy, Egon?" - la mire de pie junto al pilar del dosel, sus ojos brillaban como un cielo lloroso - "Sólo hasta que te quedes dormida, cara mia ¿Estamos de acuerdo" - ella asintió y cuando me acosté a su lado se acurrucó en mi costado y rápidamente se quedó dormida.

Me levanté, y salí poniéndole seguro a la puerta, camine hasta la última puerta en el pasillo, aquella puerta que guardaba mi maldad, que guardaba el testimonio de mi pecado, de mi perdición y mi resurrección.

La habitación de paredes blancas me esperaba, el tapiz de sus fotografías y dibujos, los lienzos con su pureza inmortalizada, camine alrededor admirando mi obra y la creación de Dios en un mismo lugar, mi azul y su avellana siendo uno solo.

Me senté en la silla en medio de la habitación, encendí un cigarrillo y disfrute del fondo de la taza. Disfrute del edén que construí.

[N/A]:

"she's a dying art"

Angel; Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora