[BARNEY Y SUS AMIGOS]
Narrador omnisciente.
Angel corría junto a su familia por las pasillos lúgubres, demasiado iluminados y de un color blanco deslumbrante. La noticia del accidente del hijo mayor de los Johnson había tomado a los Paradise con la guardia abajo, y el sentimiento de temor de perderlo, sí de perderlo, se hizo paso por su pecho. Llegaron hasta la puerta de la habitación "#45b" del hospital Saint German y encontraron a un preocupado Andrew que tenía entre sus brazos a Jill quien se aferraba a su marido y enterraba su cabeza en el pecho del hombre castaño sollozando varias veces; afuera de la habitación.
Los Paradise llegaron y junto a los Johnson se abrazaron entre sí, dándose apoyo moral. Angel miró con tristeza la puerta, Jill la miró y dijo - "Preguntó por ti hace una hora, antes de dormirse de nuevo" - Angel sintió una punzada en el pecho y miró a Jill quien asintió, la pelinegra se acercó a la puerta, la abrió y entró sin mirar al frente, se giró un poco, cerró la puerta y cuando el clic de la cerradura se oyó; ella se quedó ahí, de espaldas al chico en la cama. Tenía miedo de ver a Mikey.
-"Estás aquí" - un susurro apenas audible se escuchó golpeando las paredes blancas de la habitación. Se formó un nudo en su garganta y las lágrimas crecieron como el oleaje en sus ojos avellanas, no quería verlo así, no quería ver... Pero se giró y un sollozo se salió de su garganta, llevó sus manos a la boca atrapando los sollozos que se empezaron a escapar, las lágrimas bailaron por sus rosadas mejillas y corrió a la cama viendo al pobre y moribundo chico postrado en ella.
-"Mikey" - dijo entre sollozos y acarició el cabello ondulado del castaño, éste esbozó una pequeña y casi imperceptible sonrisa al escuchar el apodo que ella no había pronunciado en años - "Hola, El" - dijo con voz grave y áspera, ella lloro más y tomó la mano del joven aparentando un poco.Pareciese que le habían pasado 3 tractores encima y dos camiones repletos de vacas. Sus ojos se veían rojos, su cara se había tornado púrpura y algunas zonas tomaba un azul verdoso, estaba demasiado inflamada, tenía un corte en la ceja, uno en el labio, la nariz rota, el brazo dislocado y, en su torso descubierto habían dos lesiones en el abdomen con un arma blanca que habían sido suturadas y las cubrían una gruesa capa de vendajes.
-"Tranquila, pedacito de azúcar. Vele el lado positivo" - dijo el chico acariciando el cabello azabache de la muchacha - "Éste Halloween yo seré Barney, Elián y April pueden ser los molestos mini-dinosaurios. Ya sabes, Barney y sus amigos" - los 2 rieron pero de repente la sonrisa del chico se borró y la chica lo miró preocupada - "¿Estás bien, Mikey?" - él asintió tratando de formar una nueva sonrisa que terminó en una mueca- "Sí, es que duele cuando rió"- una mueca también pasó por la cara de El y enredó sus dedos en el cabello castaño del joven.
(...)
Lunes 30 de abril, 11:50pm.
Mike Johnson caminaba a su casa después de una "tranquila" sesión de estudio con sus amigos, algunas botellas de licor y, también, algunas chicas.
Para tener 16 años, él y sus amigos, se divertían mucho y sus papás no eran muy estrictos con él, por ello, él trataba de no beber tanto y no drogarse como muchos de sus amigos. No era un santo pero tampoco era un manojo de problemas.
Por su cabeza llegó el recuerdo de la cena en casa de los Paradise, como había probado los azucarados labios de la pequeña Angel, ése rose que había anhelado durante bastante tiempo, le hizo recordar su infancia y el furtivo pequeño pico que le robó cuando niños. Se sentía un imbécil por haberla ignorado por 4 años pero ahora, quizá tenía una oportunidad de estar con ella. Sonrió estúpidamente recordando sus mejillas rosadas y lo adorable que se veía.
Cruzó la calle y giró a la derecha, ya estaba a 10 minutos de su casa, o eso creía él.
Para sorpresa del joven camino unos considerables 10 perezosos pasos hasta que distinguió en la oscuridad de la noche la camioneta negra que venía en sentido contrario a de él, escuchó unos pasos atrás de él. Un nervio le entró al cuerpo y sus manos comenzaron a sudar, la camioneta disminuía la velocidad para quedar estacionada a medio metro de él, se detuvo en seco cuando 5 hombres de negro se bajaron de la camioneta y caminaron a grandes zancadas en su dirección, se giro en dirección contraria para emprender una urgente huida pero se topo con el dueño de los pasos que empezó a escuchar hace una cuadra.
Los golpes le empezaron a llover, su cuerpo intentó defenderse pero eran seis hombres mayores que él, él sólo era un muchacho de 16 años que había decidido salir a divertirse con sus amigos. Y ahora su vista se nublaba y las lágrimas salían por sus orbes miel sin piedad.
«"Ten misericordia de mí"»
Sus plegarias se atoraron en el segundo cielo cuando vio bajar un séptimo hombre de la camioneta, su sonrisa le causo un escalofrío y sus ojos azules lo hicieron sentirse en una película de horror, vil horror.
Aquel hombre se acercó al joven que temblaba de dolor y terror en el pavimento, no lo distinguía, no le encontraba forma a su rostro, quizá por los golpes que le habían propinado, quizá por la oscuridad de la noche, quizás porque sus ojos estaban tan llenos de lágrimas que solo veía sombras, quizás porque en estos momentos simplemente quería que todo acabara, quizás porque solo deseaba morir en esos momentos.
La sonrisa del hombre nunca se borró al momento que se agachó hasta quedar a la altura, sollozos pequeños escapaban de sus labios agrietados, la risa oscura del hombre de ojos azules inundó sus oídos.
-"No te acerques a lo que es mío, niño" - dijo mirándolo a la cara y un dolor punzante se expandió por su abdomen, sintió el objeto atravesar su piel y grito con todas sus fuerzas, o bueno las que le quedaban, un gemido ahogado salió de sus labios al momento de que el arma salió de él - "Es una advertencia, la próxima vez... No vivirás para contarlo" - un grito más salió de sus labios al sentir de nuevo el arma atravesar su piel y salir rápidamente de nuevo. Apretó su abdomen sintiendo la sangre inundar sus dedos, el dolor no lo dejaba razonar las palabras del hombre.
Apenas lo vio levantarse del piso, uno de los hombres le pasó un trapo para que se limpiara las manos para decir después con voz rasposa - "No dejen que muera" - los hombres asintieron mirando al muchacho.
Un estruendoso pitido bailaba en sus oídos y después, después ya no supo nada más.
[N/A]:
"i want blood, guts and chocolate cake"
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Angel; Edén.
RomanceAngel Paradise, y tal como su nombre lo dice, es mi paraíso. Sus ojos, mi delirio. Su sonrisa, mi perdición. La palabra perfección queda corta para ella, ella es todo, mi vida, mi mundo. Destila inocencia y, a la vez, pasión. Su cabello de noch...