v i g é s i m o o c t a v o

321 14 2
                                    

[CICATRICES]

Narrador omnisciente.

Abril, sábado 28 de 2003.

La joven mujer se balanceaba en el columpio del pórtico de aquella hermosa casona, admiraba la belleza etérea del campo mientras veía a su pequeño hijo jugar con el perro que solía pertenecer a su abuelo.

-"Cara mia..."- la voz gruesa del hombre hizo saltar a la joven que se volvió a él con la mano en el pecho - "Me diste un buen susto, querido" - dijo para después soltar una risilla, el hombre le sonrió como disculpa y tomó asiento junto a ella para admirar juntos el paisaje, a su retoño y al perro, que si no era del todo de su agrado, su esposa amaba al animal, y tal parecía que su pequeño retoño también.

Su mirada recorrió a la joven a su lado, hasta llegar a su barriga apenas notable, le acarició y ella le dedicó una hermosa sonrisa, sus ojos irradiaban amor pero otras veces irradiaban miedo, angustia, deseo y sumisión.

Ella se recargo en el pecho del hombre, siempre trataba de atesorar momentos como éste, momentos de paz donde podían ser una familia modelo, llena de amor y alegría.

Pero pobre chica, no puedes tapar el sol con un dedo.

Cuando las puertas se cierran, cuando se cierran las cortinas rosa palo, cuando el pequeño entra en el baúl, cuando el reloj marca las 4:00pm de la tarde, cuando se escuchan las pisadas en las escaleras, cuando él llega y hay gritos, golpes, llanto, súplicas, abusos, cuando él se quita el cinturón y pone al pequeño contra la cama, entonces ahí cuando el pequeño cuenta a gritos los azotes en su espalda, las lágrimas llenan sus ojos y le ruega a Dios la muerte... Es ahí cuando la joven esposa trata de recordar los momentos en los que él es un hombre bueno y amoroso, y no la bestia.

Su mirada se perdió, de repente y acarició su vientre abultado, suspiró pesadamente pasando desapercibida por su marido.

Esa noche a esa joven esposa le fue arrebatado un fruto por las manos de la persona que más amaba, su pequeño fue golpeado hasta la inconsciencia y ella llevada a urgencias del hospital más cercano.

Se desató un infierno esa noche, no era el primero tampoco el último pero esa noche se perdió mucho, esa noche ella se perdió.

(...)

Narrador omnisciente.

Actualidad.

Angel, desnuda y hecha ovillo sobre las sábanas blancas con tintes carmín, sollozos silenciosos salen de entre sus labios hinchados, el dolor la envuelve y siente su cuerpo invadido.

Egon duerme plácidamente a su lado, su pecho descubierto sube y baja en paz.

Su rostro se veía tan tranquilo, lo miro fijamente y parecía un ángel, parecía que Dios había tallado su rostro con sus propias manos y había puesto gracia adelante de él.

"El diablo también fue un ángel" 

Se acerco procurando no despertar al joven, sus ojos viajaron a la anatomía descubierta de él, las cicatrices adornaban su pecho, había algunas en sus brazos, se notaba que eran antiguas, la chica se estremeció al sentirlo moverse entre la sabanas mas se tranquilizo al verlo simplemente darle la espalda. Había más, y más cicatrices, lo recordó, aquella vez que ella se paro en la puerta de su casa. Había sido una muy mala idea, igual que lo que estaba a punto de hacer, levantó su temblorosa y acarició sus marcas, una a una.

-"Él solía ponerme contra la cama y golpearme hasta que sangrara, e incluso, seguía haciéndolo aún después"-  lo escuchó susurrar como si temiera que alguien más lo escuchara, se giró a ella y la tomó en brazos, la acercó a su pecho y suspiró pesadamente.  

-"¿Quién?"- Egon no respondió su pregunta, simplemente miró el dosel de la cama, su mirada estaba perdida, como si mil recuerdos llegaran a su mente, torturándolo. 

-"Él es el malo, cara mia, él es la bestia"-  una mirada llena de tristeza se paso por sus faros, no  entendía que sucedía dentro de Egon, no entendía ni lo que sucedía en su propio interior.

Egon volvió a quedarse dormido al pasar de las horas, sin embargo, su joven acompañante no, con cuidado se removió de su lado y trató de ponerse de pies, sus piernas flaquearon casi llevándola al suelo, un dolor agudo paso por su cuerpo.

Con su mano tapó su boca atrapando el sollozo que quería escapar, tomando un respiro profundo, sus pies tocaron el suelo y se puso de pie, sosteniéndose de donde pudiera.

Sus pies descalzos tocaron las baldosas heladas del baño, se apoyo en el lavabo y miro su reflejo en el gran espejo frente a ella, tenía revuelto el cabello, los labios hinchados, marcas en el cuello, hematomas por aquí y por allá.

Lágrimas escurrieron por sus ojos, no era ella la que estaba reflejada en ése espejo. Ya no era ella, había dejado que Egon la asesinara, había dejado que Egon la tomara cual trapo y hiendo con ella lo que quisiese. 

Unos brazos la envolvieron, su imponente reflejo apareció tras de ella. Se miraron a los ojos a través del espejo. 

Ya no había brillo en los ojos de la joven pero en los de Egon se esparcía un brillo como fuego.

Ahora ambos con cicatrices, eran uno solo, eran una sola carne, un solo cuerpo y una sola mente. 

Egon analizo su rostro, las lágrimas aún frescas sobre sus sonrojadas mejillas, sus labios inflamados y con restos de sangre, su cuerpo marcado como de su propiedad lo llenaba de placer, sus manos marcadas en su cuello y en sus frágiles muñecas.

Era tan dulce como la miel.

Besó su hombro mas sus ojos seguían clavados en su reflejo, su cuerpo aún tibio por estar envuelto en sabanas y el de ella frío como el invierno, lo hacía estremecer. 

La giró hacía él y la tomó en brazos, la llevo a la cama, notó las lágrimas que empezaron a derramar sus ojos avellana que tanto amaba -"Eres preciosa, cara mia"- se posicionó sobre su cuerpo frágil y acariciando sus piernas se metió entre ellas.

[N/A]:

"I'm pretty when i cry"

Angel; Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora