d é c i m o s é p t i m o

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[PLAN]

Narrador omnisciente.

El ciclo escolar corrió más rápido de lo que se pensaba y con ello el comportamiento distante de Egon con Angel, que a su vez, rompía de poco en poco a la niña convirtiendo el agridulce sabor de Egon en simplemente un sabor agrio cada vez que se veían y, a ciencia cierta, la niña no entendía que había hecho mal.

Milagros le recalcó, de nuevo, lo loco que era Egon pero eso no parecía importarle a la pelinegra pues cada vez más evolucionada estaba su admiración por el hombre de ojos azules.

Un día él había faltado a sus asesorías, luego fueron dos días, una semana, dos semanas y después, después él ya nunca se presentó rompiendo en mil pedazos su azucarado corazón.

Mas detrás de la muralla de papel que Egon había construido se encontraba la bestial y enfermiza mente del castaño que creaba, lo que para él, era el más precioso plan - después de la creación de su niña - del mundo.

Todo era parte del plan.

Un plan que había repasado una y mil veces en su cabeza después de aquella noche amarga y lujuriosa en donde se había sentido tan dueño de ella pero a la vez la sentía irse de entre sus manos.

El verano se acercaba con velocidad y las vacaciones estaban a un mes de distancia haciendo que la población estudiantil estuviese más excitada que de costumbre. Ése viernes en el que Angel compartía un agradable almuerzo con sus amigos, reían de un mal chiste que había dicho que había salido de los labios de Mike quien había mejorado mucho desde su pequeño incidente. Mike imitaba a la perfección al profesor Robinson, el docente que impartía Biología, una risa larga salió de sus rosados labios de la chica al ver al castaño imitando al hombre cuarentón y gordito. Sus amigos la habían estado animando desde que llegó aquella mañana pues, aunque a ellos les pasara de noche, para ella era un día bastante triste y por más que el castaño, la pelirroja y la rubia intentaron "sacarle la sopa" no lograron más que solo irritarle.

El día que transcurría se cumplía exactamente un mes desde que el de mirada azulada la había dejado plantada en la biblioteca. Un día bastante triste para ella.

Sus ojos de repente chocaron con el océano azul de Egon y se estremeció, vaya que lo extrañaba con ímpetu.

Egon se retorcía en su asiento al verla cerca de ése idiota. Su niña.

Solo debía soportar un poco más, solo un poquito más para consumar su plan, se sentía como el papel en el fuego, retorciéndose, convirtiéndose en cenizas, en polvo.

Su angelical presencia le hacía falta y el recuerdo de su piel le hacía llorar, llorar hasta dormir.

Como una canción que no puedes sacar de tu cabeza y le pones repetir hasta que Morfeo te golpea.

Eso era Angel.

Era el fuego que lo consumía.
Era la porcelana rota que cortaba su piel.
Era como una pluma flotando en el aura.
Era una canción, una inocente y mortífera canción.

Egon.

Oh, Angel como desearía tenerte entre mis brazos y susurrarte al oído lo mucho que te amo.

Mi corazón golpeaba hasta mis oídos y esa voz en mi cabeza me pedía que me calmara.

"Ella es mía"

Esto era por nuestro propio bien, por nuestro futuro juntos.

Yo era un vil gusano que se había enamorado de una hermosa mariposa.

Pero eso ya no me importa, quiero el control, quiero el poder, quiero su cuerpo perfecto, quiero su corazón perfecto, quiero su alma perfecta.

Quiero que ella sienta mi ausencia para que no pueda vivir sin mí, como yo no puedo vivir sin ella.

Se puso de pie, camino con sus amigos y se perdió llevándose con ella, una vez más, mi corazón.

Y el resto del día, el resto del día ya no supe más de mí, ni de nada, ni de nadie porque mi mente trabaja en y para Angel.

Añorando su dulce sabor y la llegada del día, de nuestro día, del inicio de el plan, del inicio de una vida juntos.

Estuve en mi casa acabando una cajetilla de cigarros como la rutina que me había hecho para después salir en mi auto hasta su casa. Me encamine hasta unas cuadras antes de su casa y bajé del auto, caminé con la mirada en el espeso pavimento y la levanté de inmediato al escuchar su voz - "Mike, gracias por la cena, fue divertido" - ella se acercó hasta él y planto un casto beso en la mejilla del castaño y la sonrisa llegó hasta sus ojos, apreté los puños instintivamente, ella le sonrió de vuelta pero la sonrisa no llegó a sus orbes avellana. Entonces pasó, de repente.

Sus labios chocaron con los de Angel... Pero ella nunca se alejó.

No sabía como había llegado a mi casa, solo había aparecido en la puerta desnivelada y la peligrosa tranquilidad que emanaba mi cuerpo desapareció cuando cruce el umbral.

Furioso arrase con todo a mi paso deseando que los jarrones que se rompían contra el suelo de madera fueran la cabeza del maldito bicho de ojos mieles.

La bestia tomó el control, yo se lo cedí.

Quería matarlo, romperlo, desparecerlo...

Pero era yo, era yo quien se moría, quien se rompía, quien desaparecía.

Con la respiración agitada me derrumbe en el piso rodeado de vidrios rotos que se encajaron sin remordimiento en mis palmas dejando libre el líquido escarlata que ahora bailaba en entre mis lágrimas y el cristal.

Lloré y grité, hasta convertirme en un ovillo en el piso.

Mis ojos ardían y todo mi cuerpo temblaba de dolor, de temor de perder a mi niña pequeña.

Deseé tener a Mama Sol conmigo en éste momento porque ella me rodearía entre sus brazos mientras me susurraba que todo terminaría pronto y que todo estaría bien pero ella ya no estaba aquí, estaba con Helena ahora.

El cansancio se apoderó de mi cuerpo como una fuerza extraña dejándome ahí en el frío piso de madera, entre cristales rotos y pedazos de algunas sillas.

Y durante unos últimos momentos de lucidez, una revelación llegó a mí.

Yo podría matar, morir por Angel y, sin saberlo, ella podía matarme con tan solo una palabra pero no lo sabía... O quizás, sí.

[N/A]:

"You inspire my inner serial killer"


Angel; Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora