13

1.6K 88 7
                                    

Iba conversando animadamente con Jimin mientras salíamos del edificio.

Cuando salimos, la sonrisa que tenía se esfumó por completo y mis ojos volvieron a cristalizarse. Ahí estaba, recostado por su auto, mirándome fijamente con una escalofriante sonrisa.

–¿Qué haces aquí? –preguntó de mala manera mi mejor amigo.

–Vine por ustedes –dijo sonriendo. –vamos pequeño.

Me agarró de la muñeca, a lo que yo me solté de mala manera.

–¿Qué sucede?

–¿Qué sucede? ¿QUÉ SUCEDE? CÓMO MIERDA TE ATREVES A PREGUNTAR QUÉ ME SUCEDE, SABES PERFECTAMENTE QUÉ ES LO QUE ME PASA IDIOTA –dije estallando en furia, ya no aguantaba más y pronto comenzaría a llorar. –sólo vete, no necesito ir en tu auto.

Jimin y yo comenzamos a caminar en dirección contraria a donde se encontraba Jungkook para dirigirnos por nuestra propia cuenta al colegio.

Jimin todo el camino trató de que no llore, lo que funcionó.

Cuando llegamos, nos dirigimos a los casilleros, donde Yoongi estaba esperando a Jimin.

–Y-yoongi –tartamudeó mi mejor amigo.

–Hola hermoso, ¿tienes un momento?

Jimin me miró, a lo que yo asentí diciéndole que vaya con él.

–Estoy con Tae ahora, ¿es urgente?

–No, tranquilo, luego te lo digo –dicho esto, nos dedicó una sonrisa que asustó a Jimin y me erizó los vellos. Era la misma sonrisa que me dedicaba Jungkook, cargada de maldad, demencia y locura. Mi mandíbula estaba por el piso y mi mente no terminaba de procesar lo que había pasado y es ahí donde comenzó a dar vueltas buscando un por qué y haciéndome preguntas para las cuales probablemente nunca consiga respuestas.

¿Por qué sus sonrisas tan similares?

¿Por qué estaban cargadas de maldad, sadismo, demencia y locura?

Sentía que si los miraba a los ojos me devorarían sin piedad y arrancarían mi pura alma arrastrándome al mismísimo infierno.

¿Cómo dos seres humanos pueden parecer dos malditos demonios?

¿Quiénes eran en realidad Min Yoongi y Jeon Jungkook?

Esa pregunta se repetía una y mil veces en mi cabeza y simplemente no encontraba respuesta alguna.

No entendía qué es lo que Jungkook quería de mí, al aceptar pude haberme metido en un gran lío o en lo más asombroso de mi vida.

Lo que si sabía es que algo malo iba a pasar, sin importar qué. Esa frialdad que veo en Jungkook no es nada común, es como si fuera un demente que se escapó de un hospital psiquiátrico. No sé qué es lo que le hace ser así, pero definitivamente tengo miedo y yo mismo me estoy metiendo en la boca del león.

Cuando veo a Yoongi y a Jungkook no puedo evitar sentirme mal, con ganas de romper a llorar y huir de ellos, es una sensación que me consume lentamente.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido del timbre.

Nos dirigimos hacia nuestro salón, pero algo me detiene, siento una mano jalarme con fuerza a un baño.

–¿¡QUÉ CREES QUE HACES!? DÉJAME, DEBO IR A CLASES –le digo gritando.

Él de inmediato tapa mi boca y comienza a besar mi cuello a lo que yo lo aparto rápidamente.

–Eres un insolente, hoy por la mañana me trataste muy mal, y quiero que me lo compenses.

–Déjame Jungkook, estamos en la escuela, además, ¿quieres follar después de lo que me hiciste? Estás loco si crees que te voy a dejar ponerme un dedo encima.

Soltó una carcajada que me erizó los vellos.

–Te recuerdo, mi príncipe, que aceptaste someterte a mí, así que haremos lo que quiera cuando y donde yo quiera –dijo para atacar nuevamente mi cuello, dejando unas horrendas marcas que probablemente quedarán una semana ahí.

Cuando empezó a desprender los botones de mi camisa, el hilo de cordura que me quedaba, se fue completamente a la mierda, luego tendría tiempo de arrepentirme.

Comencé a jadear en respuesta. Levanté la cabeza de Jungkook y observé sus ojos, cargados de maldad y demencia pura. Besé sus labios apasionadamente, deleitándome con en el sabor de estos. Mordió mi labio inferior arrancándome un pequeño gemido. Metió su lengua, explorando mi cavidad bucal.

Cuando sacó completamente mi camisa, atacó mis pezones, lamiéndolos, besándolos y mordiéndolos, hasta que quedaron completamente erectos.

–Jung...kook, ya hazlo –logré decir en medio de mis gemidos.

Él hizo caso omiso y siguió lamiendo mis pezones.

Luego de unos minutos, tanteó mis pantalones y sin querer tocó mi erección, a lo que solté un gemido.

–D-duele, me d-duele Kookie.

–¿Dónde te duele?

Tomé su mano y la guie hacia mi pene.

–Aquí –dije y solté un pequeño jadeo cuando apretó levemente mi sensible miembro

–Entiendo.

Plantó un último beso en mis labios y bajó hasta mis pantalones, acarició mi pene sobre la tela, desabrochó mi cinturón y bajó mis pantalones junto con mi bóxer. Mi miembro salió disparando por la liberación.

Tomé mi pene y lo apunté hacia él, rozándolo con sus labios. Jungkook me miró con una ceja alzada.

–¿Cómo se piden las cosas?

–Por favor Ju-jungkook, n-no aguanto m-más.

–Llámame daddy cada vez que hagamos esto, bebé.

–Daddy, p-por favor –supliqué lloriqueando.

–Dios Tae, me pones duro con sólo unas palabras.

Acto seguido comenzó a lamer mi glande, bajando por toda la extensión de mi pene, subiendo nuevamente y haciendo círculos en la punta con su lengua.

Yo sólo soltaba gemidos, no podía ni hablar, lo hacía tan bien.

–D-addy m-me –no pude acabar mi frase. Mi semen se encontraba en la cara de Jungkook. –¡P-PERDÓN!

–No hay problema, bebé –dicho esto, se lamió lo que quedaba en sus labios, con sus dedos retiró el resto y lo llevó a su boca.

–Te veías lindo con mi semen en tu rostro –digo sin más.

–¿Ah sí? –dijo parándose y plantando un beso en mis labios, el cual fue alegremente correspondido, intercambiando el sabor del semen, algo sucio, pero era lo que menos importaba.

–Ahora es mi turno, daddy...

Bind me || KookV +18Onde histórias criam vida. Descubra agora