Bind me || KookV +18

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–Exiplícate, Kim TaeHyung.

–Ya te dije que no fue nada, mamá.

–¿Entonces por qué su madre dijo que tiene un labio partido y un ojo morado? ¿Eso te parece nada?

–De todas formas, no lo entenderías, déjame en paz.

Sin más, se levantó del sofá y se dirigió escaleras arriba hacia su habitación, ignorando completamente los llamados de su madre desde el primer piso y cerrando su puerta con seguro.

Se tiró a la cama mirando al techo. Pensando. ¿Por qué a él? ¿Por qué JiMin?

De todas las personas, jamás hubiese esperado que su "mejor amigo" fuera el que lo decepcionara. Fue tan repentino, y no sabía por qué JiMin tenía tanto odio hacia él.

"...estoy cansado de ser tu sombra TaeHyung, desde que éramos pequeños no paran de compararme contigo, ¡HASTA TU LO HACES Y YA NO SOPORTO MÁS!" –recordó las palabras del contrario.

Nunca lo había visto así, jamás hubiera pensado que eso sucedía a su alrededor. De hecho, él era el que sentía envidia algunas veces del mayor, pues desde la primaria, chicos y chicas se le declaraban, mientras que a él siempre lo molestaban por no ser masculino y cumplir los estúpidos estereotipos que tenía la sociedad de los niños.

El pequeño TaeHyung deseaba ser como JiMin. Que todos le quisieran y lo aceptaran tal cual como él era.

Nunca sucedió eso.

Él se sentía muy excluido cuando en la secundaria, JiMin salía a fiestas prácticamente todos los fines de semana, mientras que él se quedaba en su casa haciendo nada. Viendo televisión o adelantando tareas para matar el tiempo.

Cuando estaba con su madre era el único momento en el que él se sentía feliz, pues su madre nunca lo había despreciado, nunca le había soltado la mano cuando él quería realizar alguna cosa, y sobre todo nunca dejó de estar orgullosa de la gran y maravillosa persona en la que se convertía su hijo día a día.

Sí, definitivamente TaeHyung amaba a esa señora.

También amaba a JiMin después de todo, pero no sabía qué había hecho mal para ganarse su odio y una traición de ese tamaño por parte de alguien esencial en su vida.

JiMin era el culpable de que no fuera sociable, JiMin era el culpable de que nunca hubiese tenido una pareja, porque le robaba a todas las personas de las que el mayor pudiese llegar a gustar. Y sin embargo JiMin le echaba la culpa de ser un opacador.

Sus ojos se inyectaron de rabia nuevamente, se levantó de su cama, dio un grito y dio un fuerte puñetazo a la pared, mientras seguía derramando mil lágrimas.

Se deslizó lentamente por la pared hasta terminar en el suelo, totalmente herido y soltando sollozos fuertes. Miró sus nudillos y estos estaban sangrando demasiado, había manchado su remera blanca y parte de su cara. No le importó nada y siguió llorando hasta que su vista se nubló y cayó de costado, golpeando fuertemente su cabeza contra el suelo.

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Pasó aproximadamente media hora, y su madre estaba muy preocupada, no había visto a su hijo en casi toda la tarde, así que decidió subir hasta su habitación.

Tocó a la puerta varias veces, y al no obtener respuesta lo llamó.

–Tae, abre mi amor. Estoy preocupada, no te he visto en toda la tarde, ¿te encuentras bien?

Silencio del otro lado.

–Tata, por favor abre.

Nada.