CAPITULO 41

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Estaba completamente oscuro como boca de lobo cuando Carmine regresó a la hacienda esa noche, el aire seco del desierto aún abrasador. Echó a andar hacia la casa, irritado e incómodo, pero se congeló cuando la puerta principal se abrió. Miranda salió, sus ojos salvajemente mirando a todas partes. Incluso en la oscuridad, Carmine pudo distinguir una débil marca en forma de mano en su garganta.

—¿Quién te hizo esto? —preguntó Carmine—. Mataré a esos malditos.

El pánico brilló en la expresión de Miranda.

—Por favor, no hagas una escena.

Él luchó por mantener un control sobre su temperamento.

—Está mal.

—Lo sé, pero... por favor. —Ella entró en el patio, el nerviosismo en su expresión. Le preocupaba que estuviera siendo vigilada—. Recuerdo cuando tu madre venía de visita. Ella solía hablar de un mundo fuera de este lugar para mi hija. Dijo que Haven era especial.

Escuchar esas palabras hizo que el pecho de Carmine le doliera con añoranza.

—Ella lo es.

—Significa mucho para mí oírte decir eso. Difícilmente reconozco a mi hija, ya sabes. Ella sigue siendo esa dulce niña que cargué, pero es feliz. Está mejor lejos de todo esto. —Se alejó, pero se detuvo después de unos pocos pasos—. Escuché a alguien hablando de casas de seguridad una vez y cómo ayudaban a la gente para conseguir su libertad. Los llamaban havens. Yo la nombré así porque era mi refugio. Ella era mi lugar seguro en este feo mundo. Cuando nació, tuve una razón para vivir. Mi niña, mi Haven, necesitaba ser protegida. He hecho todo lo que puedo, así que te pido que cuides de ella allí afuera. Mantenla alejada de personas como éstas. ¿Puedes hacer eso?

Carmine fue sorprendido por la confianza que puso en él.

—Sí.

—Gracias —dijo ella—. Puedo estar tranquila ahora.

La puerta principal se abrió y Miranda corrió hacia los establos antes de que pudiera decir una palabra más. Carmine miró al porche cuando Corrado salió, con las cejas levantadas.

—¿Se lo dijiste?

—No, tú la has espantado antes de que pudiera.

Un chirrido fuerte rebotó desde la casa. Pasos golpearon el suelo mientras una voz de mujer se hizo eco hacia ellos.

—¿Mi hermano respondió por esa pequeña perra?

Carmine fue hacia los escalones, pero Corrado agarró su camisa para detenerlo.

—No digas nada.

La puerta principal se abrió de un empujón, y Katrina salió. Sus pasos vacilaron cuando vio a Carmine, pero recuperó la compostura y se volvió hacia su hermano.

—¡No puedo creerte, Corrado! ¿Qué hiciste firmar a mi marido esta mañana?

—Él firmó lo que era necesario —dijo él, su aspecto exterior no reflejaba la ira desarrollándose en el interior.

Katrina se rio con amargura.

— ¿Necesario? ¡Nada de esto es necesario! ¿Estás liberando a esa maldita chica y tomando a su madre? ¿Qué te ha pasado? ¿Es por ella? ¿De eso se trata todo esto?

Fuego brilló en los ojos de Corrado cuando perdió la compostura.

— ¡Suficiente!

El corazón de Carmine latía frenéticamente, pero Katrina no se inmutó.

SEMPRE forever (Español).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora