CAPITULO 50

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Haven no tenía manera de medir cuanto tiempo había pasado mientras estuvo inconsciente —podían haber sido horas o días, incluso meses antes de que lentamente comenzara a tener momentos de claridad, unos que sabía que eran reales por el dolor. Oyó ruidos durante uno de sus ratos y empujó para recuperar la consciencia. Estaba en una habitación oscura, pero podía divisar una forma de pie a pocos pies de distancia.

— ¿Dr. DeMarco?

—Sí, soy yo. —Él sacó un estetoscopio y lo presionó contra su pecho. Ella saltó por la inesperada frialdad, el dolor rebotando a través del movimiento—. Intenta no moverte.

Eso duele —dijo ella, las lágrimas cayendo.

—Lo sé. —Él situó su mano contra su frente, y ella se tumbó tan tranquila como fue posible cuando él la comprobó. La escena era como un sueño.

—No eres real.

Las cejas del Dr. DeMarco se fruncieron.

—¿No soy real?

—Realmente no estás aquí —dijo ella—. Estoy soñando otra vez.

—Oh, realmente soy real. —Él paró cuando una pequeña sonrisa tomó sus labios—. Al menos, eso creo.

Ella intentó sonreír en respuesta, pero estaba débil y no estaba segura de que funcionara.

—No lo comprendo. ¿Cómo llegó allí? ¿Dónde está Carmine? —El miedo la paralizó—. ¿Nunzio le mató?

Ella intentó sentarse cuando miró alrededor de la habitación frenéticamente, pero el Dr. DeMarco la detuvo.

—Cálmate, niña.

—No puedo. —Su voz se rompió—. ¿Dónde está él? ¿Está herido? ¿Es por eso que no está aquí?

—Él está bien. Solo tenía algo de lo que ocuparse.

Ella estrechó sus ojos sospechosamente cuando él evitó su mirada.

—¿Qué?

—No es importante ahora mismo —dijo él—. Carmine volverá pronto, y estará exultante de que estés despierta.

Nada tenía sentido.

—Estoy confusa.

—Me imagino que lo estás. —Él la dio una mirada recelosa—. Fuiste drogada cuando te llevaron.

—Drogada. —Destellos de recuerdos la golpearon. Un hombre inyectándola unas pocas veces, su voz desconocida.

—Asumo que de esa manera te mantuvieron sumisa. Probablemente no recuerdes mucho, y es mejor que no te esfuerces intentándolo. —Su tono a dijo que se refería al asunto—. Tu cuerpo tuvo una sobredosis de medicación, así que cuando saliste de él pasaste a través de la abstinencia. Habría sido mejor llevarte a un hospital, pero no había manera de explicar tu condición junto con el tiopental y el fenobarbital en tu sistema.

—¿Qué son?

—Son poderosas drogas que usamos en el hospital. Asumo que dónde Jen entró a jugar. El tiopental es, uh... —Él parecía roto por la culpa—. Es lo que te he dado unas pocas veces. En dosis bajas someten a alguien, pero en dosis más altas el resultado es el coma. La otra reduce la función cerebral. Con esas dos juntas, estaré sorprendido si recuerdas algo después de todo.

Ella comenzó a responder, pero se detuvo abruptamente cuando él sacó una jeringuilla. La historia no le decía nada bueno viniendo de las agujas.

SEMPRE forever (Español).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora