CAPITULO 43

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Haven miró al otro lado de la habitación con ojos cansados y nublados, viendo a Carmine cerca de la puerta, sosteniendo una pequeña bandeja con un rollo de canela en esta. Una sola vela azul sobresalía de la parte superior. Haven podía oler la pastelería fresca, el sutil aroma de algo quemado le dijo que los había hecho él.

—¿Tú horneaste? —preguntó ella, atónita.

Carmine parecía avergonzado.

—No iba a intentar un pastel. Estas malditas cosas fueron bastante difíciles. Me llevó una eternidad encontrar la manera de abrir el bote. Tuve que llamar a Dia y preguntar.

Haven sonrió mientras él se acercaba, su pecho henchido de amor hasta el punto de que era doloroso. A pesar de todo, él todavía era su mundo, el primero y único. Parte de ella podía haberse sentido muerta, pero todavía había otra parte de ella que vivía por Carmine.

—Eso es dulce —dijo ella, tomando la bandeja—. No tenías que hacerlo. Te dije...

—Sé lo que me dijiste —dijo—, pero no puedo ignorar tu cumpleaños. Nunca antes has tenido uno. Es especial, así que no discutas, porque es de mal gusto discutir cuando la gente quiere hacer una mierda para ti. Es como, golpear a un caballo regalado o algo.

Ella se echó a reír.

—¿A caballo regalado no se le mira colmillo?

Rodando los ojos, metió la mano en su bolsillo para sacar un encendedor y encendió la vela.

—Sí. A caval donato non si guarda in bocca. Solo acéptalo con una sonrisa, y habrá terminado antes de que te des cuenta. —En el momento en que quitó su mano, Haven apagó la llama—. Entusiasmada, ¿verdad? ¿Pediste un deseo?

Su ceño se frunció mientras sacaba la vela de la pasta.

—¿Un deseo?

—Pides un deseo antes de soplar la vela —dijo—. Ese es todo el punto. Pero tendrás otra oportunidad más tarde con Dia.

Ella se puso tensa.

—¿Qué?

—Vamos a pasar la noche en Charlotte con Dia por tu cumpleaños. Vamos, ¿en serio creíste que te librarías de lidiar con ella? Somos casi sus únicos amigos.

Él la miró suplicante, rogándole para que no discutiera.

Haven partió por la mitad el pan de canela, compartiéndolo con él. La parte inferior estaba negra y era difícil de masticar, pero no dijo ni una palabra sobre esto cuando tragó su pedazo. Una vez que Carmine terminó el suyo, tomó un montón de papeles y se los entregó.

—¿Qué es esto? —preguntó ella. —Eso, tesoro, es tu vida.

Haven revisó el documento de encima, un certificado de ciudadanía, y lágrimas se formaron cuando vio su nombre.

Revisó los demás mientras sus emociones se iban a las nubes, pero los documentos no hicieron más que confundirla. Testamentos, anexos, albaceas, distribución de beneficiarios, transferencias uniformes, custodios, herencia residual, fiduciaria...

—¿Qué significa todo esto?

—Esa es tu herencia. Tomará un par de meses antes de que veas algo de esto. En realidad, debería haber tomado meses para el resto, también, pero Corrado de alguna manera consiguió abrirse paso en unos pocos días. No sé cómo lo hace. Extorsión, probablemente.

Ella lo miró fijamente.

—¿Herencia?

—Sí, la propiedad y el dinero y la mierda. Quiero decir, entiendo que no vas a querer conservar la casa, pero puedes venderla o...

SEMPRE forever (Español).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora