CAPITULO 21

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Haven yacía atravesada en su cama, agarrando un lápiz fuertemente mientras dibujaba en el papel sobre una pila en frente de ella. Hizo una pausa, observando las líneas grises, antes de hacerlo una pelota y arrojarlo al suelo.

Había estado trabajando durante horas, el suelo cubierto de bolas de papel blanco. Se sentía culpable por gastar tanto. El papel era hecho de la madera, y aunque no había una escasez de árboles en Durante, no debían darse por sentado. Los árboles vivían sobreviviendo, creciendo más condiciones. Y respiraban, fuertes y más

¿Era tonto pensar tan bien de la naturaleza? perdurando tanto y aun grandes sin importar las

Dejó el lápiz a un lado y recogió los pedazos de papel arrugados, tirándolos a la basura antes de dirigirse a la planta baja. Era un viernes a mediados de diciembre, el último día de la escuela de Carmine antes de las vacaciones de invierno. La Navidad se acercaba rápidamente, y todo en lo que Haven podía pensar era en su madre en Blackburn. Recordó la mirada en sus ojos mientras se sentaba en los establos y miraba al rancho decorado con luces, deseando ser parte de algo más grande. Ella nunca lo admitiría, pero en Navidad, su madre no quería estar en el exterior mirando hacia adentro.

Haven conocía la sensación muy bien, y ahora estaba desgarrada —triste por no estar con su madre, pero emocionada por ser parte de todo esto.

Los DeMarcos no adornaban mucho, excepto por un árbol falso endeble de una caja, pero Haven ayudó a Carmine con las cadenas de luces. Algunos adornos de colores se habían añadido en los días que siguieron, y Tess colgó el muérdago en la puerta.

La presencia del Dr. DeMarco había sido escasa durante las últimas semanas. La mayoría de las noches no llegaba a casa hasta después de que el sol había salido y solo se tomaba el tiempo suficiente para ducharse y cambiarse de ropa. Haven no preguntó nada, pero le pareció extraño que él la dejara por su cuenta tanto tiempo.

¿Él finalmente cree que no trataría de huir de nuevo?

Todavía cocinaba todas las noches, a pesar de que el Dr. DeMarco por lo general no estaba cerca para eso, y comenzó a comer en la mesa con la familia. Las noches que el Dr. DeMarco llegaba a casa nunca la reconocía. De vez en cuando lo atrapaba dándole miradas incómodas, como si se estuviera preparando para que sucediera algo que nunca pasaba.

Haven había agarrado un refresco de la cocina y tomaba un sorbo cuando un coche se detuvo delante. El familiar Mercedes estacionó cerca del porche, y el Dr. DeMarco se dirigió directamente a la casa. Su voz se filtró en el interior al entrar en el vestíbulo, su teléfono en la oreja. Se quitó la chaqueta, y sus ojos se posaron sobre ella. Su mirada se detuvo allí mientras puso fin a la llamada.

— ¿Puedes ir a mi oficina? Subiré en un momento.

Lo planteó como una pregunta, pero no era negociable. Nerviosa, se dirigió a su despacho y se sentó en la silla frente a su escritorio. La habitación estaba en silencio, excepto por el tictac del reloj en la pared detrás de ella, y le pareció una eternidad antes de que oyera sus pasos en la escalera. El corazón le latía de manera irregular mientras se acercaba, y contuvo la respiración por instinto cuando el Dr. DeMarco entró.

Se detuvo frente a ella, sosteniendo un largo hisopo y un recipiente de plástico. Sus rodillas sonaron fuertemente mientras se agachaba frente a ella, el sonido áspero haciéndole hacer una mueca de dolor.

Ella lo miró con recelo mientras él sonreía, había algo raro en su expresión. Había un deje de preocupación, tal vez incluso un poco de molestias, pero fue sobre todo la tristeza, lo que la sorprendió. Ella lo miró fijamente, preguntándose qué le hizo de esa manera, pero no podía preguntar. No era su lugar.

SEMPRE forever (Español).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora