CAPITULO 22

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Cuando era niño, la Navidad había sido la época favorita de Carmine en el año. Le encantaba todo lo relacionado con las vacaciones —ver Rudolph & Frosty y It's a Wonderfull Life, cantar villancicos y tocar Jingle Bells en el piano. Mágico era la única manera con la que Carmine podría describirlo, pero incluso esa palabra no le hacía justicia a la experiencia.

Después de que su madre murió, sin embargo, eso cambió. Perdió el interés en la mayoría de las cosas de la vida, pero especialmente en los días festivos. La Navidad le recordaba a ella, y lo único que sentía después de que se había ido era dolor.

Ahora era la víspera de Navidad, y la semana pasada Carmine había visto a Haven entrar en el espíritu de las fiestas. No había visto tanto entusiasmo por ella desde la última Navidad con su madre. Una parte de él todavía quería olvidarlo todo, empujarlo a un lado e irse de nuevo a su agujero, pero gran parte de él no podía dejar de estar feliz. Por fin había encontrado su luz en la oscuridad, la chispa que se había apagado cuando su madre murió había revivido por Haven.

Pero Carmine temía que la luz se apartara de él otra vez.

Los nervios de Carmine estaban de punta mientras tamborileaba sus dedos sobre el brazo del sofá, mirando constantemente el reloj, apenas capaz de prestar atención a la televisión. Después de unos veinte minutos, un coche se detuvo en la parte delantera, y por el rabillo del ojo, pudo ver a Haven ponerse rígida. La puerta principal se abrió y la voz de Vincent rebotó por toda la casa, seguida de suaves risas femeninas.

La tía Celia.

Dominic se levantó, levantando a Celia para hacerla girar alrededor. Ella echó un vistazo a Carmine una vez que Dominic la puso de vuelta sobre sus pies.

—Te ves más como ella cada vez que te veo, chico.

Ella no tenía que especificar —Carmine sabía a qué se refería. Él la abrazó, sin molestarse en responder. Era la verdad, y Celia era la única persona que no tenía miedo de hablar con él acerca de su madre.

Celia se apartó.

— ¿Te has portado bien?

—No he fumado nada últimamente, si eso cuenta.

—Es un comienzo.

Vincent se aclaró la garganta, sus ojos se centraron en Haven de pie delante del sofá. Ella miró al suelo mientras movía sus uñas. El ver en su mirada tanto miedo le sacudió el corazón a Carmine.

Celia se acercó a ella.

—¿Haven?

—Sí, señora.

—He oído hablar mucho de ti —dijo Celia—. Es un placer conocerte.

La voz de Haven era apenas audible. —A usted también, señora Moretti.

—Llámame Celia, querida. La señora Moretti es mi suegra y bastante malvada la bruja es.

Los ojos de Haven se ampliaron cuando Vincent se echó a reír, pero él negó con el cabeza, nada interesado en compartir lo que encontraba divertido. Compartió una mirada de complicidad con Celia, la comisura de sus labios aun luchando por subir.

—De todos modos, tengo hambre y estoy agotada de viajar —dijo Celia—, así que no esperéis que sea buena compañía esta noche.

Los ojos de Haven se clavaron en el reloj.

—Debería hacer la cena.

Ella comenzó a salir de la habitación, pero Vincent se puso delante suyo. Una mirada de miedo cruzó su cara mientras se quedaba sin aliento, y él levantó las manos cuando ella retrocedió.

SEMPRE forever (Español).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora