Magnus en el infierno.

218 19 4
                                    

Las declaraciones de la Reina Seelie, confesando qué el padre de Lucy era el mismísimo Satanás habían complicado todo.

Luego su historia torcida de su amorío con Eva la hizo aún más increíble.

Ahora Jace estaba inconsciente en la sala del instituto de Nueva York.
Sintió mucha lástima por los Herondales. Siempre estaban ligados a demonios o situaciones que siempre les piden dar más; Edmund, Will, Jace, ese niño Kit, y ahora la chica Herondale.

Sintió rabia de pensar qué en muchas ocasiones el estubo presente en cada una de esas pruebas inhumanas contra ellos.

Isabelle estaba sentada justo a lado del mueble donde descansaba Jace.

- Magnus, aún no nos has contado qué fue lo que le pasó a Jace - dijo Isabelle, impaciente.

Su cabello negro la hacían lucir más hermosa que de costumbre, pero sus ojos estaban llorosos y rojos.

- Ya estoy aquí - dijo Alec, entrando a la sala. Observó a Jace e inmediatamente se hincó hasta él.

Alec se giró con Isabelle.
- No sabemos qué pasó. Solo Magnus estuvo presente.

Magnus trató de repeler la mirada angustiada de Alec, debía primero saber cómo decirles el eminente peligro que representaba Lucy para todo el mundo.

- Sabía qué esa niña sería un problema. Creí que era como Clary pero no, ella solo ha traído desgracia para Jace.

Alec tomó varias armas del estante y se equipo con ellas.

- No te atrevas a tocarle un cabello- dijo Magnus gravemente.

Isabelle se puso de pie, incrédula.
- Magnus, ¿Que te ocurre? - preguntó enojada.

- Si no quieres empezar una guerra, no la toques. Hay unas cosas qué debo contarles, pero necesito que me escuchen hasta el final, una vez eso, piensen bien sus siguientes pasos.

Magnus les contó con todo detalle lo que la Reina Seelie les confesó. Luego les explico por qué la sola existencia de esa chica era muy peligrosa, sin embargo, también lo caro que saldría matarla.

Cuándo terminó de contar todo, Isabelle se tapó la boca de la impresión.

- Siempre había escuchado mitos sobre supuestos hijos de ese demonio, pero, un hijo real...

Alec negó.
- ¿Cómo podemos estar seguros de qué es verdad? -dijo con escéptisismo.
- Pues no podemos hacerle una prueba de paternidad- dijo Magnus.

Los tres soltaron un suspiro cansado.
- ¿Qué hacemos? -  preguntó Isabelle, aterrada.

- Ustedes nada - dijo Magnus-. Yo y otros brujos iremos hasta él. Sí esa niña representa una guerra eminente con el cielo, primero debemos ver qué es lo que opina su padre.

- ¿Irás hasta él? - Isabelle estaba claramente asustada.
- Tranquila, todos tenemos padres demonios , quiero creer que no nos harán daño, aparte, alguien debe hacerlo y ustedes son hijos de ángeles y dudo quieran bajar de nuevo.

Magnus se volvió con Alec.
- Te amo y confío en ti. Dame tiempo para averiguar de qué va esto.

Alec negó aterrado pero ya era tarde,  Magnus chasqueo sus dedos.

Apareció en una sala lo bastante similar a un fuerte de guerra.

Catarina loss estaba ahí, junto con otros brujos.
Tessa también se encontraba ahí, con el rostro muy serio y André Whitman estaba sentado al lado de ella.

- Magnus ¿Para qué nos has convocado? - preguntó Catarina muy seria.
- Tenemos un problema muy fuerte, tanto, que necesitaba reunirme con ustedes.

Los brujos se miraron entre sí.
André caminó hasta Magnus.
- ¿Tiene que ver con Lucy?
Magnus asintió.

- Magnus, tú nunca haces un drama en caso serios, ¿Qué ocurre? - dijo Tessa.

Magnus se sentó en un pequeño taburete.
- Debemos apelar a ... nuestros padres.

Catarina Loss se acercó y puso una mano sobre su hombro.
- ¿Hablas de nuestros padres sanguíneos?
- Hablo de nuestros padres demonios.

Tessa tomó a André por la manga.
- Nos estás asustando Magnus -dijo Tessa, tratando de retener a André quién había quitado su glamour.

Ahora todo su cabello era transparente como un diamante. Su marca del diablo.

Magnus les explicó a todos la situación.
André se veía muy pálido.
- Debemos utilizar nuestros contactos en el infierno para llegar a él.

Tessa estaba boquiabierta. Pero Catarina asintió.
- Debemos hacerlo ahora.

Los cuatro se tomaron por las manos, apretandolas muy fuerte.
Hasta qué una figura humana apareció ante ellos; Asmodeus. El padre de Magnus.

El hombre de aspecto asiático lo miro por unos segundos.

- Hijo mío, qué sorpresa, pensé que ya no te volvería a ver -dijo sonriendo.
Luego miro a Tessa y le guiño un ojo.

- Padre, necesitamos un favor - dijo a regañadientes.
- Todos necesitan un favor, pero adelante hijo, dime.
- Necesito contactar a Satanás .

Asmodeus puso cara de confusión.
- ¿Disculpa?

Tessa que había notado que Asmodeus no dejaba de mirarla le contó la situación.

Cuando ella terminó, Asmodeus sonrió.
- Ya veo, qué problema.
- Sólo queremos saber su ubicación exacta - dijo Magnus, pero ya sabía que tendría que pagar algo a cambio.

- Solo porque se trata de una ofensa al cielo, a esos presumidos de mierda, lo dejaré pasar y te ayudaré. Pero rápido, porque no tengo tiempo.

Asmodeus tomó por la manga a Magnus y a su vez, Catarina lo tomó, Tessa intentaba mantener apartado a André, sin embargo también tomó a Catarina por la mano, y los cuatro se fueron.

Llegaron a una caverna llena de hielo. Estaba helado, y en medio de un gran iceberg una figura se encontraba ahí.

- Te traje visitas - dijo Asmodeus.
Una voz clara y paciente sonó.
- Lo sé. Hijos de demonios, qué encantador.

La figura bajó de su trono de hielo y llego en un segundo a estar en frente de André.

Era alto, muy músculoso, su rostro estaba finamente estructurado. Sus ojos de un celeste cielo y cabello negro   azabache. Vestía una túnica antigua negra y desgastada.

- Vinieron a buscarme - dijo él.
Magnus no podía dejar de apreciar su belleza, la dureza en sus ojos, y cómo cada detalle en él gritaba  Angelical.

Tessa asintió, valiente cómo siempre.
- Nunca nadie me viene a visitar - continuó con voz sedosa.

- Quieren saber si tienes una hija - dijo entonces Asmodeus.
Lucifer lo miro sorprendido, y se resolvió en una sonrisa elegante.

Magnus no pudo evitar pensar en qué estaba bueno ( y eso lo hacía sentir terriblemente culpable) y ya veía por qué pensaba que podría competir con otros ángeles. El más célebre demonio, en frente de sus ojos.

- Durante toda la existencia han inventado cuentos sobre mi supuesto hijo, o teorías - dijo con cansancio.

Él caminó hasta André.
- Hola lindura.
- Solo queremos saber si es padre Lucy Herondale.

El asintió lentamente.
- Supongo que podrías llamarme suegro.

CAZADORES DE SOMBRAS; la Heraldo Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora