CAZADORES DE SOMBRAS; la Heraldo Del Demonio

Will Herondale se reencuentra con Tessa.

André cayó de bruces en lo que parecía ser un lugar lleno de pasto. Más bien como una pradera, completamente llena de flores. Él estaba sentado ahora en una manta de cuadros. Un picnic pensó.

La preciosa risa de una muchacha llegó a sus oídos.

Lucie Herondale, hija de Tessa y Will.
Cabello castaño y ojos celestes. Sonrisa sincera y mirada inteligente. Pero Lucie llevaba años muerta.

- André Whitman, has llegado- dijo con una sonrisa-. Le dije a mi madre que sí vendrías, ella pensó que me dejarías plantada, cómo siempre...

- Hola, Lucie - dijo, y esa frase le envío un gran escalofrío.
- Has venido, por mí - dijo, y se pasó una mano por su cabello cómo siempre lo hacía.

Él asintió. Ella había sido su primer amor, y él más fuerte. Nunca se recuperó cuando ella se enamoró del chico Blackthorn.

- Y sin embargo, no estás aquí - continuó ella.

La pradera poco a poco se fue borrando. Ahora sólo era un gran salón de baile.

- ¿Recuerdas cuando mi madre te encontró?
André asintió.

- Ella sabía que eras especial, diferente... Fuiste mi mejor amigo. Es un honor que me hayas escogido cómo tú guía espiritual.

- ¿De qué hablas? - le dijo André, angustiado.
Lucie lo miro con empatía.

- André, querido, has otorgado la mitad de tu alma para entrar al infierno, y la otra se fue al lugar al que todos vamos cuando morimos...

Tessa abrió los ojos y se encontró en una habitación poco conocida para ella.

Se levantó de la cama y vio una sombra de una persona. Tan solo ver la silueta su corazón de encogió.

Poco a poco reconoció la habitación; era su habitación en el instituto de Londres.

Ella le tocó el hombro y lo vió, vió a Will Herondale sonriendole. Pero era un muchacho, lucía justo cómo cuando lo conoció. Por un momento ella pensó que tal vez todos esos años que vivió habían sido solo un sueño.

- Hola, Tess - la saludo.
Era un muchacho hermoso. Quería llorar, besarle, hablarle de cuanto lo añoraba, pero no estaba seguro de que esto fuera real.

- Es lindo ¿No? - dijo él-. Él que me dieran está oportunidad de verte.

Tessa asintió.

- Tú no luces exactamente felíz - continuó él-. ¿Es porque soy joven y hermoso? ¿Te gustaba más cuando era un anciano estorboso?

Las lágrimas luchaban por salir, pero no quería. No las haría salir si todo esto era solo un truco cruel.

- Will - dijo y su corazón dolió-. ¿Qué es lo que más odias en la vida?

Él se le quedó observando fijamente.
- Qué Cecily se haya casado con ese idiota y los patos. Pero Tess quiero decirte otras cosas importantes, estoy tan feliz de qué tú y mi Jem estén juntos. Realmente lo estoy.

Y Tessa le creyó. Él era su Will. Sus ojos no mentian.

Ella lanzó un sollozo y se aventó a sus brazos. Él Will joven la sujetó con delicadeza y un amor supremo.

- No llores mi Tess. Estoy bien, todos estamos bien, te extrañamos, pero estamos tan felices y orgullosos de tí.

Tessa asintió anegada en lágrimas.
Will le levantó la barbilla y la besó. Y Tessa se estremeció de nuevo.

- Oh, espero que Jem no se moleste - dijo sonriendo de lado.

- ¿Cómo es dónde estás? - dijo Tessa.
- Todo es tranquilo y hermoso, pero me hablaron, me dijeron que una parte tuya había muerto. Esta parte tuya iría a la persona a quien le entregaste tú alma.

Tessa lo miró.
- El día en que me casé te di toda mi alma.
Will le sonrió.
- La mitad, porque la otra es Jem.

- Oh, Will, tengo tantas cosas que decir y no se me ocurren ni una - dijo quitandose las lágrimas.

- ¿Qué me vas a contar si siempre te veo y velo por ti? Vaya eso sonó un tanto escalofriante ¿no?
- Oh, Will no hagas bromas, no en este momento. Abrázame por favor, antes de que te marches.

Will la tomó por los brazos y la abrazo.

- Tess, sabes que me encantaría tenerte así. Pero sabes que debes continuar. Sin embargo, hay unos niños que te quieren ver.

Sus dos hijos; James y Lucie la veían, ambos jóvenes, hermosos y tranquilos.

James corrió para cargar a Tessa, mientras ella no podía de la emoción.
Lucie le sonrió y le guiño un ojo.

Su familia.
Pero entonces recordó a Jem, y entendió qué ésto solo le era otorgado por un momento. Y lo quería valorar, pero debía continuar.