VICTORIA

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-¡Victoria! - grita mi madre - ¡vamos a llegar tarde hija, baja ya!

Hoy tenemos una cena de gala por así decirlo, mis padres son importantes empresarios y cada semana o cada dos, dependiendo de cómo estén de trabajo, cenamos con amigos suyos también empresarios, a veces invitan a posibles socios nuevos o personas que piensan contratar, todas estas traen a sus familias por lo que nos juntamos un buen número de personas.

-¡Un segundo mamá! - le contesto desde mi habitación.

Me miró una vez más al espejo y pienso que ha sido mala idea ponerme este vestido, debería cambiarme.

-Vic, estás perfecta, vámonos - me dice y asiento mirándome de nuevo en el espejo, después salgo junto a él.

Mis padres están esperándonos en el comedor y mi madre está nerviosa porque vamos a llegar tarde, para ella, llegar tarde es llegar menos de diez minutos antes a cualquier cita que tengamos.

-Vámonos - dice mi padre al vernos por las escaleras.

Salimos de casa y nos montamos en el coche, mis padres están comentando las personas que van a asistir a la cena, son las mismas de siempre.

-Hoy puede ser que se una un hombre más a la empresa - nos comenta nuestro padre.

Aunque la empresa es bastante grande en cuanto al número de personas que la forman, mi hermano y yo conocemos a todo el mundo.

-¿Sí? Ya van dos este mes - dice mi hermano y mi padre asiente con una sonrisa.
-Si, quiere invertir, dice que le interesa mucho nuestro proyecto y quiere que nos expandiesemos por más comunidades de España - contesta mi padre orgulloso.
-Ojalá y se una, me encantaría abrir muchísimas más tiendas, incluso salir fuera de España, ¿no te parece Vic? - añade mi madre mirándome desde el espejo retrovisor.
-Sí, ojalá y abriesemos en Londres, yo misma me podría ir allí a dirigirlas - sonrío mirando a mi hermano.
-Bueno, no hagamos montañas de arena en el aire a ver si nos va a salir rana - se ríe mi padre.

Hace unos años, mi madre emprendió un proyecto en cuanto a la industria textil, nosotros solíamos comprar en tiendas que son accesibles para todo o casi todo el mundo, con algunas cosas mas caras que otras, pero en la que se podía comprar decentemente, el problema era de donde provenían las piezas de ropa. La explotación a la que someten a las personas de los países subdesarrollados, y la miseria de salario que reciben, por no hablar de la pésima calidad de la ropa, decidió a mi madre crear su propia marca de ropa.
Al principio costó llevarla a cabo, ya que, era mi madre única y exclusivamente la que se dedicaba a desarrollarla, pero cuando por fin salió, y se vio que funcionaba, mi padre decidió dejar su empleo, es abogado, y dedicarse a la firma junto a ella, poco a poco la empresa fue creciendo y mis padres empezaron a contratar socios, todo para que los precios de la ropa fuesen más accesibles para todo el mundo y no solo para la alta clase.
Llegamos al restaurante donde vamos a cenar y primero tomamos unos aperitivos en la sala principal.

-Matilde ahí están - le dice mi padre a mi madre mirando a la puerta - ahora venimos chicos.

Ambos se van y mi hermano y yo miramos curiosos a la puerta. Una mujer bastante elegante ha entrado en la sala y va del brazo de un hombre con traje, algo normal en estas cenas. A estos les acompaña un chico mayor que nosotros, que supongo que será su hijo.

-¿Será el nuevo socio? - pregunto a mi hermano y este asiente.
-Tiene pinta - dice mi hermano sin apartar la vista de la puerta - mira, que vienen más.

Giró la cabeza de nuevo a la puerta, y veo que dos chicos están saludando a mis padres, bueno dos gemelos.

-Ostia como está el patio - se ríe mi hermano - mira que culo Victoria - dice mi hermano mirando a uno de ellos, el que va de azul.
-¡Mateo! - le doy un codazo riéndome - que te van a escuchar.

Mis padres siguen hablando con ellos unos segundos y es mi madre la que se gira hacia nosotros con una sonrisa.

-Sonríe hermanita, que vamos a conocer a los gemelos - me susurra mi hermano.

La familia se acerca a nosotros con nuestros padres y es la mujer quien habla.

-Hola chicos, soy Eva - nos dice con una sonrisa, acto seguido nos da dos besos a cada uno.

Después se presenta el marido y luego los hijos. Mientras charlamos con ellos antes de entrar al salón mi hermano no para de mirar a uno de ellos descaradamente.

-Perdonarnos un minuto - les digo y cojo a mi hermano del brazo y lo sacó de allí - ¡Mateo, pareces un acosador!
-Lo siento - se empieza a reír - es que no me digas, es que es guapísimo por dios.
-Vale, será lo que quieras que sea, pero que te lo vas a comer con la mirada - le regaño mientras él lo mira en la distancia.
-Vamos de vuelta, vamos a hablar con ellos venga - me coge decidido del brazo y nos acercamos a ellos - Jesús y Daniel ¿no? - sonríe - no sois de aquí ¿verdad?
-Qué va, somos de Sevilla - dice el de azul, creo recordar que es Jesús - nos vinimos aquí cuando teníamos diez años más o menos, ya sabéis por temas de trabajo.

Mi hermano asiente embobado como si le estuvieran contando algo maravilloso y yo me estoy conteniendo la risa, porque la verdad es que esta escena es bastante icónica.

-Sevilla es preciosa - dice mi hermano - nosotros vamos todos los años, ¿verdad Victoria? - se mira esperando a que conteste.
-Sí, solemos ir en verano a pasar unos días, nuestros abuelos maternos son de allí - les cuento y me hermano asiente sonriendo, de verdad, que tortazo le daba.
-¡Qué bien! ¿Son de Sevilla centro? - pregunta el mismo gemelo.

Mi hermano y él empiezan a hablar de Sevilla, de mis abuelos y de todo lo que viniese a cuento mientras yo y Daniel estamos en un segundo plano, le miro y me sonríe, le contesto igual y al girarme siento que me he puesto colorada, genial Victoria.

-¿Vas a primero o segundo de bachillerato? - me pregunta Daniel.

Mateo y Jesús siguen entretenidos su conversación y el otro gemelo y yo nos hemos ido desplazando de ellos, no se como.

-Lo digo por tus ojeras - dice rápidamente - mira las mias, duermo dos horas al día - se ríe y se rasca la cabeza.

Pobrecito está nervioso, yo también la verdad es que hablan con personas por primera vez, más si son chicos... me pone demasiado nerviosa, pero intento llevarlo como si nada.

-Estoy en primero y sí, la verdad es que no duermo mucho, no quiero ni pensar cómo será segundo - le contestó y parece aliviarse.

Empezamos a hablar del instituto, y por muy aburrido que me parezca el tema y por más que lo deteste siempre que alguien lo menciona, ahora mismo me está pareciendo de lo más animado y entretenido.
Pasamos el resto de la noche hablando de todo y a la vez de nada, también junto a Jesús y Mateo y la verdad, es que me lo estaba pasando verdaderamente bien, cosa que no hacía desde hace mucho tiempo. Y así comenzó todo.

Todo es por ti. [gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora