VICTORIA

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Me he levantado y como siempre, nunca tengo resaca, como todos estaban dormidos como una marmota me he decidido a levantar a Daniel.

-¿Qué pasa? - dice adormilado, le tapó rápidamente la boca porque no sabe hablar bajito.
-Calla, que están durmiendo - susurró.
-¿Qué hora es Victoria? - dice resoplando y tapándose la cara con las manos.
-Las nueve y media - digo y me mira como si estuviese loca - va, vamos a desayunar que tengo hambre.

Me levanto y aunque al principio tengo que tirar de él para sacarle del colchón acabamos sentados desayunando, después nos ponemos el bañador y cogiendo las bicis nos vamos al río.

-Que gusto - dice Daniel mientras está nadando boca arriba en el río.
-¿Sabes que nuestros hermanos están liados? - le pregunto.
-Sí, se nota muchísimo - me dice - como se miran, como están juntos siempre.
-Conectaron desde el primer momento - le digo y asiente.
-Como nosotros - dice y niego con la cabeza - no digas que no, a los dos nos gustaba leer, empezamos a quedar por los libros, nos gusta la misma música, hacer las mismas cosas...
-Anda ya calla - le dijo haciéndole una aguadilla - no, por favor - digo al ver que viene rápidamente hacia a mi.

Me sumerge en el agua y nos tiramos así como diez minutos hasta que ya ahogados decidimos dejar el juego.

-Entonces, en Londres... - empiezo a pensar en la noche que Juan y yo llegamos al hotel y oímos gemidos - ¿Lucia y tu lo hicisteis ali?
-No, ¿por qué? - pregunta sin comprender a qué me refiero.

Le cuento la historia y ahí es cuando confirmamos cien por cien que están juntos y quizás, hayan empezado mucho antes de lo que nosotros sabemos.

-Ven hacia aquí, esta super fresquita - me dice Daniel, se ha alejado bastante de la orilla donde tenemos las toallas.
-No hago pie - dijo al llegar - es que soy enana - le recuerdo.
-Ven - me coge y me coloca en su espalda - así mejor.

Nos quedamos en silencio y apoyo mi cabeza en su espalda mientras él camina por el río, daría al pause ahora mismo y me quedaría aquí siempre.

-¿Donde habéis estado? - pregunta Mel cuando nos ve llegar con las bicis, aún están en los colchones y solo ella está despierta.
-Hemos bajado al río - le digo y se levanta, viene a la cocina con nosotros y empezamos a hacer la comida.
-Mañana me llamáis y voy con vosotros - nos dice - que el año pasado estábamos allí todos los días - me recuerda.

El año pasado tras el viaje de fin de curso que hicimos con el instituto, Mel y yo nos mudamos a mi casa de campo junto a mis padres, y allí pasamos todo el verano, cogíamos las bicis por las mañanas y nos íbamos al río, nos podían dar las nueve y aún no habíamos vuelto.
Los días en la casa de campo pasan rápido, seguimos la misma rutina todos los días, río, comida, siesta, piscina, beber y dormir. Está siendo sin duda el mejor verano de mi vida. Por desgracia solo queda un día para tener que despedirme de Carlos y Mel e irme a pasar el resto de verano a Sevilla, por una parte tengo ganas ya que echo de menos a mi abuelos y a mis amigos de allí, pero soy de Madrid y me encanta estar en esta ciudad lo más posible.
Por la mañana, Mel, Carlos y yo nos hemos ido al río a pasar la última mañana que teníamos juntos, cuando hemos vuelto hemos hecho la comida y hemos comido todos, después mientras los demás se echaban la siesta nos hemos ido al patio a sentarnos en los cómodos sillones mientras hablábamos.

-Deberíais venir aunque solo sea un fin de semana a Sevilla - les animo.
-No se como puedes llevar este ritmo de vida - dice Carlos - es que yo estaría devastado.
-Dramático - digo riéndome - bueno, que tenéis que venir a Sevilla si o si, si queréis os traes a Miguel y a Rosa, para que no os sintáis solitos.
-En plan parejas ¿no? - sonríe Melissa - Mateo y Jesús, Daniel y tu...
-Daniel y yo nada - le corto - si que estamos todo el rato juntos pero no somos nada, os lo aseguro.
-Bueno, tiempo al tiempo querida amiga.

Todo es por ti. [gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora