Cuando le comunique a Juan que me mudaría a Londres a principios de septiembre se alegro muchísimo, estaba impaciente porque llegase el día, pero esa emoción se desvaneció cuando le dije que llevaba saliendo con Daniel un año.
A los días de que lo supiese me envió un mensaje, dejaría el apartamento que hay encima de la tienda para nosotros y se buscaría uno cerca, pero que ese sería para nosotros, no lo rechacé porque ese piso me encantaba, y ahora que yo iba a dirigir la tienda, necesitaba estar todo el rato en ella.
Al principio se nos hizo un poco duro vivir en un país totalmente diferente al nuestro, con gente a la que no conocíamos, no teníamos amigos, únicamente Juan y claro, la relación entre él y Daniel no era especialmente buena.
Nada más tener toda la casa perfectamente organizada, todas nuestras cosas puestas en orden, comprar comida, cosas para la limpieza, etc. empecé a centrarme en la tienda, comencé a hacer entrevistas para chicas en la tienda y ahí fue donde conocí a Liss, actualmente mi mejor amiga en Londres, cuando la contraté nos invitó a Daniel y a mi a ir a tomar algo con ellos a un bar que frecuentaban mucho, Daniel, que no sabía mucho inglés no estaba entusiasmado con el plan, pero cuando nos conocimos conectamos rápidamente, Daniel empezó a coger confianza y a mejorar notablemente su inglés, a día de hoy podría decirse que es impecable.
La mayor parte del tiempo la pasábamos en casa, sacarse la carrera a distancia nos estaba costando un poco, y casi no teníamos tiempo para nada.
A medida que pasaba el tiempo en Londres, fuimos haciendo más amigos, con los que actualmente tenemos nuestro grupo. Nos empezamos a organizar mejor y teníamos tiempo para todo, es más, adoptamos a un perrito al que llamamos Marco, a día de hoy sigo muriendo de amor con él.
Daniel, al que siempre le había apasionado la música empezó a dar clases particulares a niños para así empezar a ahorrar dinero juntos. Ambos veníamos de familias adineradas, pero sabíamos que no queríamos ser unos mantenidos, por lo que mientras yo diseñaba una nueva colección para la marca y buscaba nuevos locales para ampliarnos, él enseñaba a niños a tocar la guitarra y el piano, sobretodo la primera que llamaba la atención de muchos londinenses.
Entre nosotros las cosas iban mejor que nunca, pasar tanto tiempo juntos al principio nos asustaba, llegamos a pensar que sería lo peor, pero nada que ver, al contrario, desayunamos juntos, estudiamos juntos, comemos, cada uno se va su trabajo, al volver nos duchamos, vemos una película mientras cenamos...
El primer año fuera fue el más complicado, pero también el que más nos enseñó.
Cuando terminamos la carrera, yo ya estaba al frente de la marca, habíamos abierto tres tiendas nuevas en Londres, nos habíamos expandido a Italia y a Estados Unidos, las cosas no podían ir mejor para la empresa.
Mateo y Jesús se habían mudado a Barcelona, donde empezaron a trabajar y consiguieron alquilar un precioso piso en Las Ramblas, cuando consiguieron tener una estabilidad económica adoptaron a Tommy, un niño africano lindísimo, del que me había convertido en madrina y al que consentía todos los caprichos que tenía.
Mis padres se mudaron a la casa de campo en la que vivían tranquilamente, fuera del estrés de la ciudad, muchas temporadas tenían de invitados a los padres de los gemelos.
Los veranos los hemos pasado viajando, siempre hacíamos una parada en España, para visitar a la familia y amigos, que siempre en el mes de agosto venían a pasar unas semanas a Londres.
A Daniel le dieron trabajo en una escuela bilingüe, y se convirtió en el profesor de música más querido por los niños.
Yo me embarcaba en una nueva aventura, el diseño de moda.
A nuestros treinta años habíamos conseguido llevar la empresa a lo más alto, conseguir el trabajo de nuestros sueños, viajar, vivir juntos...
Pero con los años nuestra casa se nos quedó pequeña por lo que decidimos comprar un piso más grande en el que poder ampliar en un futuro la familia, y ese futuro ahora es presente, el mes que viene nos casaremos, obviamente en España.-¡Ya estoy en casa! - digo nada más abrir la puerta.
-¡Estoy en la cocina! - contesta Daniel.Marco viene corriendo a mi y tras darle veinte achuchones me dirijo a la cocina.
-Hola - susurro dándole un beso.
-Hola - me besa de nuevo y me abraza - ¿qué tal el día?
-Agotador, la reunión con Smith se alargó una hora más, y Juan tuvo que acordar vernos otro día, quedan muchos cabos sueltos - le explico mientras me sirvo una copa de vino.
-A finales de año lo tendréis todo listo, ya verás - dice dándome un beso en la cabeza.
-Que bien huele - miro lo que está cocinando para la cena - por cierto - digo sacando una carta del bols - esto es para ti.Hace unos meses fue su cumpleaños, y aunque le regale un reloj vintage de Rolex sabía que esto le haría más ilusión.
-Estas loca Victoria - sonríe mientras lee - estoy te habrá costado una fortuna.
-Una pequeña inversión - le digo y me abraza fuertemente.
-Te amo - me besa.He decidido comprarle un piano de cola, para que toque siempre que quiera, y quién sabe si algún día se podrá dedicar cien por cien a la música.
Me siento en la encima y le observo mientras cocina.-¿Eres feliz? - me pregunta Daniel.
Su pregunta me pilla desprevenida, no me lo había preguntado hace años. Recuerdo aquella adolescente insegura de sí misma, que no era feliz, hasta que apareció Daniel, cambió todo en mi, fue él quien me hizo feliz, y todos estos años junto a él lo he sido.
-Soy muy feliz Daniel - sonrío - y todo, todo es por ti.
FIN
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Todo es por ti. [gemeliers]
Fanfiction-¿Eres feliz? - me pregunta Daniel. Su pregunta me pilla desprevenida, no me lo había preguntado hace años. Recuerdo aquella adolescente insegura de sí misma, que no era feliz, hasta que apareció Daniel, cambió todo en mi, fue él quien me hizo feli...