078 → real life

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Savannah se había ido sin decir adiós.

Los únicos que sabían que volvía a casa eran Chris y Robert, pues ambos habían accedido a dejarla en el aeropuerto un día después de la llamada de Tom.

Ahora, a pesar de haber recibido cientos de mensajes del grupo preguntando por ella, y otros más de Sebastian, lo que realmente le importaba era Tom, y lo que le diría.

Por supuesto, ella planeaba decirle toda la verdad. No necesitaba más sentimiento de culpa, ni ser vista como la villana de la historia.

Era, además, ciento por ciento consciente de que después de ésa charla, las cosas entre Hardy y ella terminarían, para bien de ambos.

Savannah no podía concebir la idea de serle infiel simplemente porque estaba molesta con él. En un principio, la primera vez que ocurrió, fue así.

Ella había decidido que acostarse con Sebastian sería suficiente desquite para combatir la decepción que sintió cuando escuchó sobre Tom y Charlotte.

Sin embargo, la segunda vez que ocurrió... La segunda vez que ocurrió fue porque ella realmente lo quería. Estar entre los brazos de Sebastian nuevamente, haciendo el amor como antes lo hacían, y simplemente estar junto a él, aquello la había empujado a hacerlo. A continuar con el sentimiento y las acciones.

Y estaba arrepentida. No sólo por Tom, si no por Sebastian y Margarita. Quizás le había dado esperanzas al acceder a dormir juntos, y a pesar de lo mucho que Margarita le desagradara, nadie merecía ser engañado de tal forma.

Recién pensaba en aquello cuando se escuchó que alguien abría la puerta.

-¿Savannah?

El cuerpo de la rubia tembló al reconocer la esperanza y el alivio en la voz de Tom, más aún cuando el castaño se acercó hasta ella y la rodeó con sus brazos. Savannah le correspondió el abrazo, y terminó por hundir el rostro en su cuello.

-Dios, Savannah... -La rubia apretó los labios cuando sintió las manos de él acariciando su espalda-. Te he extrañado tanto...

Los sollozos de la rubia fue lo que lo hicieron callar. Tom se quedó estático ante el sonido, creyendo que ella lloraba por su reconciliación.

-Hey, hey... No llores nena, todo está bien...

-Lo siento... -Susurró ella entre lágrimas, sin apartarse de su escondite en su cuello-. Lo siento muchísimo, Tom...

-No, no debes, yo fui... Yo fui el que cometió el error...

-No. No, no digas eso...

La rubia se retiró de él y lo observó con los ojos repletos de lágrimas. Hardy frunció el ceño e intentó acercarse a ella, pero Savannah retrocedió.

-Sav, cariño...

-Me acosté con Sebastian.

Para ambos, el mundo se detuvo.

Los oídos de Tom comenzaron a pitar luego de escucharla, y el cuarto dio sacudidas a su alrededor. La imagen de Savannah llorando frente a él ahora comenzaba a tener más sentido.

-Tu... ¿Tu qué?

-Estaba ebria, y molesta, y... Me acosté con él porque creí que sería una buena manera de desquitar mi enojo por lo tuyo...

Savannah sentía las gruesas lágrimas cayendo por sus mejillas, algo que le disgustaba. No quería llorar, pero la situación la superaba tanto que no se sentía capaz de hacer ninguna otra cosa.

El castaño la observaba en silencio y con incredulidad.

-Lo lamento muchísimo, Tom. De verdad.

Hardy abrió la boca para decir algo, pero fue incapaz de encontrar palabras que pudieran darle una respuesta y volvió a callar. Dentro suyo, muy lentamente, su corazón continuaba palpitando.

-Y por favor, por favor, por favor... No te detengas a la hora de odiarme -El corazón de Savannah, sin embargo, estaba rompiéndose-. Lo merezco, ¿sí? Sé que cometí un error y estoy cien por ciento dispuesta a pagar por ello porque nadie, mucho menos tu, merece ser engañado de ésta forma.

La habitación se quedó en completo silencio después de aquello, siendo los sollozos de Savannah lo único que se escuchaba. La mirada del castaño bajaba hacia el suelo, y después subía hasta los ojos de ella. Cuando se había decidido por hablar, el teléfono de Savannah, que se hallaba sobre la mesa de centro, se iluminó con la fotografía de Sebastian y su nombre debajo.

Tom apretó los puños, y cerró sus ojos para contar hasta tres y poder calmarse. Él comprendía que necesitaba estar tranquilo para lidiar con la situación, pero el constante sonido del timbre del teléfono le dificultaba la tarea.

-Deberías responder.

Murmuró finalmente, y tras observar el rostro de Savannah por última vez, dio media vuelta y se alejó a grandes zancadas.

Savannah escuchó sus pasos alejarse, y después de aquello, el sonido de la puerta cerrándose.

HAPPIER ━━Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora