《30》

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Una bella adolescente de largo cabello color marrón oscuro con unos bellos ojos plateados, los cuales brillaban, tenían un brillo especial, un brillo de felicidad y amor.


Tenía un vestido blanco casi lila, con un listón azul debajo de su busto.

Estaba mirando el paisaje frente a sus ojos.

-"todo paso tan rápido" -pensó en un suspiro. Unas risas infantiles la hicieron abrir los ojos.

-MAMÁ! -tres pequeños brazos la abordaron en un abrazo.

-tengan cuidado dañaran a su madre -dijo la voz de un hombre, una voz gruesa y seductora pero con suavidad.

La joven sonrió a sus tres pequeñas luces y acaricio la mejilla de los dos niños para luego besar la frente de la niña. Los tres le sonrieron con alegría y ella a ellos.

El hombre los miraba con una sonrisa leve, su familia era hermosa. 

Todo gracias a su esposa.

A su bello ángel plateado.

En esos años pasaron cosas horribles, tristes, alegres y emocionantes, cosas que superaron juntos.

Ella fue su luz y él la de ella.

El hombre se acerco a la joven y agarro su mejilla.

-te amo -susurro el hombre con suavidad y amor en sus ojos, la joven lo miro con una sonrisa junto a un pequeño sonrojo el cual hizo sonreír aún más al hombre, amaba hacer sonrojar a su esposa.

Antes que besara a su esposa fueron separados por sus tres ángeles.

-MAMÁ ES MÍA! -gritaron con una mirada asesina y sádica haciendo reír a la joven y al hombre resoplar molesto.

-lo lamento enanos pero ella es mía -dijo el hombre con arrogancia haciendo que los dos niños varones se enojen.

-mamá me ama a mi porque soy su princesa -dijo la niña fregando su mejilla con el vientre de su madre.

-nosotros somos sus príncipes! -gritaron los niños.

-Ai, Kyou, Haruka, a los tres los amo por igual -los calmó la mujer haciendo que sus hijos la miren con un brillo de admiración en sus ojos, era increíble el amor que le tenían a su madre.

-pero me ama mas a mi -dijo el hombre divertido haciendo que los niños empiecen a pelearse y la mujer los miraba con una gotita.

-querido si sigues así no dejaran de pelearse nunca -suspiro acercándose al hombre el cual la abrazo por la cintura.

-que sigan, así me dan tiempo de tenerte para mi solo -susurro oliendo su cabello, hasta que los dos sintieron unas pisadas de adultos- tch, ya vienen a interrumpir -susurro con enojo mientras su esposa sonreía divertida.

Ojos plateados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora