《34》

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"Las cosas no tienen sentido".


La oji plata miraba preocupada al oji verde, el cual le sonreía con suavidad.

-mahito -susurro haruna para luego hacer desaparecer sus alas y su lanza corriendo hacia donde estaba él.

-viniste -susurro el oji verde, su voz estaba ronca, no podía hablar, tanto toser le hizo daño en la garganta.

-claro que sí -dijo con una pequeña sonrisa temblorosa- tenemos tiempo para..

-no -dijo el oji verde a desesperación de haruna.

-pero youko dijo que teníamos 2 o 3 días más! -se notaba su preocupación, tristeza, dolor y culpa.

-no trates de hacer cosas que no valen la pena -le sonrió acariciando la mejilla de la oji plata.

-...tu lo vales.

Los dos se quedaron en silencio y el vampiro la miro con suavidad.

-nunca pensé ver lagrimas en esos hermosos ojos.

Haruna estaba llorando en silencio.

-no pude salvarte -dijo con la voz quebrada y mordiendo su labio, mahito la miro un momento y por algún motivo empezó a llorar para luego agarrar la nuca de haruna y besarle.

Sus lagrimas caían.

Recuerdos de cada momento que vivieron pasaban por sus cabezas.

Él probo sus labios sabor a fresa, tan suaves como la seda, los labios hermosos de su amada.

Los dos podían haber sido una hermosa pareja, la más bella de todas.

Él estaba dispuesto a ser el hombre que sea la felicidad del ángel plateado. La acepto tal y como era.

Ella lo protegió, lo cuidó, lo amó.

Él estaba agradecido por eso, a pesar de ser un espécimen raro de tantas mezclas en su interior, ella lo acepto.

A cada minuto la cama de cristal se hacia más oscura.

-haruna -sus las lagrimas no paraban de caer- cuídate y sé feliz, no te rindas -susurro dejando en su mano un anillo.

-mahito...no me dejes.

No quería perder al único hombre que la hizo sentir especial y le devolvió la esperanza.

-bebe de mi sangre, absorbe toda la magia que necesites, pero no me dejes! -rogaba desesperada con lagrimas en sus bellos ojos, sus lagrimas caían en las mejillas de mahito, el cual la miraba con tristeza pero con una sonrisa.

-te amo.

El cristal se hizo cenizas, igual que su cuerpo.

.

.

.

-NO!.

Su grito se escucho en toda la habitación. Todo quedo en silencio.

Un silencio muerto, su ropa quedo en sus manos.

Su sonrisa paso por su cabeza.

Sus burlas, sus sonrojos, sus momentos divertidos.

Sus palabras.

Sus promesas.

Sus momentos.

Había perdido todo, todo, absolutamente todo, el único hombre que la amor a primera vista.

Ojos plateados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora