c h a p i t r e ; t r e c e | e d i t a d o

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—¿Qué hago aquí? —interpeló con voz divertida—

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—¿Qué hago aquí? —interpeló con voz divertida—. Sólo casualidades del destino.

Jimin pasó su brazo hasta llegar al otro y se dio un leve pellizco para saber si había quedado rendido o simplemente había perdido por fin la cordura. No obstante, no funcionó. Todo seguía igual.

—No es un sueño, no estoy aquí por qué quise —soltó con desdén tomando la primera rosa que vio y se la coloco en la oreja—. ¿Luzco bien? ¿Quién te dio todo esto?

—No te importa —farfulló de mala gana.

—Oh, ahora me tuteas más —dijo haciéndose el sorprendido.

—¿No que me dejarías en paz, Jung? —su voz había salido algo brusca, pero solo recibió una sonrisa con sorna del contrario.

—¿Cuándo eso salió de mis labios? —soltó con una sonrisa burlona. Tomando otra rosa para sacarle los pétalos de a poco—. Las rosas son algo muy anticuadas, ¿no es así?

—Maldito seas, Hoseok —musitó bajo.

Hoseok logró escucharlo y de a poco se dirigió hasta la cama con sábanas blanquecinas donde estaba Jimin.

—Deja de maldecirme, solo me gustaría que lo hicieras una vez en una sola cosa, ¿sabes? —su sonrisa se ensanchó y acercó sus labios a los de Jimin, se iba a dejar llevar, lo necesitaba, pero logró escabullirse.

Hoseok gruñó bajo y cerró los ojos sacando sus manos de la cama.

Por otra parte, Jimin estaba realmente harto.

—¿Qué infiernos te crees? —dijo alterado—. ¿Qué puedes besarme cuando se te viniese en gana?

Fue lo único que logró decir en voz alta.

¿Qué podría seguir enamorándolo como lo hacía cuando era alguien ingenuo?

¿Qué podía hacerle más daño como una vez logró hacerle?

Los demás solo fueron pensamientos que lo llenaron de impotencia extrema, logrando que su corazón comenzara a palpitar y el nudo se enredara más en su garganta. No, no más. Intentó alentarse. Él tenía que recordarse siempre que ese Jimin murió hace mucho.

Con la pesadez en sus actos abrió la puerta dándole a entender a Hoseok que se largará de una vez de allí. Era la única opción, no quería seguir viéndolo, no quería tener su sola aura cerca de la suya. Necesitaba tiempo para él solo, para pensar en soluciones y formas de que el problema fuera menos complicado.

Por otro lado, Hoseok no entendió por un momento lo que sucedía. Muchas veces intentó buscar la mirada del contrario, pero solo consiguió que ignorase su existencia. Sus piernas respondieron ante la decisión de su cerebro y decidió marcharse de allí.

Cuando llegó a la puerta, sus penetrantes irises se dirigieron a las de Jimin, rogando por enésimas veces para encontrarse una vez más, pero no pasó.

i'm not her || hopemin || {EDITÁNDOSE} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora