c h a p i t r e ; v e i n t i u n o | e d i t a d o

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Todo conflicto tiene su génesis

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Todo conflicto tiene su génesis. Algunas cosas pueden empezar con pequeños detalles que, a lo largo del tiempo, logran ser más grandes.

¿Qué sucedería si cada vez olvidabas él génesis del problema que te sigue y te lastima?

No tienes que saberlo, bebé. Así era mejor.
Todo estará bien... Se repetía su madre en susurros nerviosos mientras curaba a su hijo por enésima vez.

Gwangju, Corea del Sur.
Tiempo atrás.

Su bóveda de recuerdos viajaba ante los sueños y nuevamente, un dolor punzante se acoplaba en su cabeza. Lo martirizaba, no lo soportaba y los quejidos que salían de su garganta eran constantes. Frunciendo el ceño ante los dolores palpitantes, buscaba la manera de apaciguarles desde sus adentros.

Abrió sus pequeños ojos, pero era difícil acostumbrarse al fulgor de los destellos del sol.

Poco a poco, con las pocas fuerzas que poseía, lograba levantarse hasta quedar de pie. Su dolor comenzaba a molestar y a palpitar. Se giró a la derecha y allí encontró una nota, junto a una píldora y un poco de gelatina.

"Tómalas, hijo.
Mamá y papá regresarán pronto." —Papá

Firmada por su padre. Sonrió. Su papá sabía cuándo esos dolores de cabezas volverían como si de un mago se tratase. Tomó su píldora y bebió un poco de agua para refrescar la resequedad de su garganta.

Su cuerpo dolía por alguna extraña razón más que las otras veces. Sentía su cuerpo entumecido, los mareos eran constantes y las náuseas invadían su esófago.

Trato de contener la respiración para luego inhalar profundamente y soltar el aire. Miró a su al rededor, el sol se encontraba en todo su apogeo.

El alba estaba en un cían precioso. Desde su habitación podía escucharse el viento chocar con las hojas de los árboles y provocar una ventana inquieta.

Su cabeza dolía cada vez más mientras intentaba recordar el día anterior. No era la primera vez que sucedía. Sus padres, le habían explicado de sus crisis nerviosas y que no se preocupara, iban a pasar pronto.

Aún sentía sus costados doler, sin embargo, eso no lo detendría. Tenía la oportunidad perfecta para salir de aquellas paredes que tanto le asfixiaban.

Soltó un suspiro profundo. Se dirigió a la ducha y dejó que toda el agua cayese en su cuerpo desnudo. Sintió la frialdad recorrer su espina dorsal hasta llegar lo más bajo de su espalda.

Después de mucho, podría visitar aquel lugar que tanto su padre prohibió ir. Amaba a su papá, pero también amaba la danza.

Desde infante, él había encontrado aquello que lo hacía feliz. Lo que le llenaba, florecía y enardecía en su interior. El baile, los movimientos, los compases y la música, todo en uno, eso era él. Combinarlos para hacer un arte inigualable. Él sabía que había nacido para ello.

i'm not her || hopemin || {EDITÁNDOSE} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora