Y entonces tal y como lo juré por lo que más amo, en julio desaparecí.
Fue Abel la que después de tanta tragedia decidió contarme con el riesgo de que cometiera suicidio los detalles de lo que sucedió cuando desaparecí.
Cuando regresé a casa, Ágape era feliz ahora viviendo su libertad con quién amaba, eso no había sido obra mía pero sí que me puso contenta de buenas a primeras. Supe que Eros decidió irse después de retar a nuestro padre, que había decidido estar solo.
Y bueno, siendo sinceros me había quedado más sola que nunca, no me molestaba, era más bien el hecho de que mis acciones eran para salvar a estos mal agradecidos.<3
Abel entró a un bar impaciente en busca de Gabriel, dijo que había recorrido media ciudad él y otra Soremi para encontrar a Gabriel. Por esos días a mi me estaban probando miles de vestidos, me hacían elegir entre una y otra cosa.
Lo siguiente lo supe por boca de Julio. Isabel miraba llorosa a Gabriel que estaba completamente destrozado, molesta pero de acuerdo firmó el papel— cualquier cosa la podemos solucionar —dijo Isabel en un intento de salvar su matrimonio y recuperar a la persona que más amaba— lo siento —le contestó Gabriel decidido deslizando el papel por la ventanilla del registro civil, Julio entró en escena dispuesto a hablar nada más y nada menos que con Gabriel— Julio, hazlo entrar en razón —suplicó la rubia al castaño desesperada, Julio solo negó con la cabeza y espero a que todo acabara— jamás olvidaré cuando nos casamos —dijo Isabel en tono de susurro para después salir corriendo de ahí liberando lágrimas.
— ¿Qué quieres Julio? —cuestionó mirando con desprecio al chico— ¿Vienes a consolar a mi ex-esposa? Te informo que se fue del otro lado —dijo con tono de fastidio.
— Ya basta Gabriel, hace mucho tiempo que necesitamos hablar, sólo que tú no has querido, ¿No crees que los años han sido suficientes? —replicó Julio lo más calmado que pudo— aunque me alegro de que sigas bien —le dedicó una mirada amable.— no tenemos nada de qué hablar, tampoco he tenido suficiente —comenzó a caminar evadiendo a Julio con el mismo rostro.
— Gabriel, es sobre nosotros —siguió caminando y a punto de salir del edificio gritó— ¡Es sobre Tamiz! —Gabriel se detuvo en seco, giró hacia Julio dispuesto a darle un golpe en la cara, jaló el cuello de la camisa de Julio y lo acorraló contra la pared— también sobre Ana —esto solo hizo crecer la ira de Gabriel que le miró clavándole mil cuchillos con la mirada, cerró los ojos ahogando un suspiro en su boca liberando a Julio del agarre, se dio media vuelta siendo tomado del brazo por Julio— por favor, escúchame —suplicó Julio recibiendo un empujón por parte de Gabriel— ¡Hermano! —Gabriel apretó los puños volteando a ver a Julio.
— no me llames así, tú y yo no nos conocemos —le hizo rememorar a la fuerza Julio sobre este hecho.— eso le dijiste a Abel y también le dijiste eso a Ana, ¡pff! Solo soy uno de tus viejos amigos que te arruinó la vida e intentó quitarte a tu mujer, eso les has contado ¡¿Estoy en lo correcto cordero indefenso?! —gritó lo último dispuesto a defenderse de las palabras de Gabriel.
— ¡Correcto! —exclamó Gabriel molesto.
— Yo no tenía intención de lastimar a Tamiz, no sabía que papá le haría tal cosa, tampoco pedí nada de eso. Yo solo quería estar con Ana, tú ya eras feliz con Isabel, ¿Por qué quitármela? —aclaró Julio reflexionando.
— por la misma razón por la que intentaste quedarte con Tamiz —soltó Gabriel recapacitando las palabras que había dicho Julio.
— Lo sé y ella también te ama a ti, es por eso que vine, esto es para que busques a Ana porque ella también desapareció —con tristeza le miró, Gabriel se sintió débil, posó sus orbes vino sobre los orbes de Julio y vio como de los orbes vino de Gabriel resbalaban por su mejilla varias lágrimas sin cambiar la expresión dolida que cargaba.
— Gabriel, cuida de Ana por mí —se acercó a su hermano regalándole una dulce sonrisa.
— Julio, cuídala por mí. Yo estoy en mi límite, ya no puedo seguir viendo como todo lo que amo desaparece —Julio asintió con el rostro pálido dejando solo a Gabriel.
<3
Abel me había dicho el resto de la historia, dijo que Gabriel hundido en alcohol reía y lloraba frente a ella, que quería verse a sí mismo en la nada, ella molesta le observaba beber más y más hasta que por fin le dijo— vaya que eres un estúpido rindiendote tan fácilmente mientras la persona que amas desaparece de tu vista —reclamó Abel arrebatándole la botella de ron a Gabriel— ten tantita decencia apenas son las doce del día —Abel le dio un trago a la botella esperando la respuesta de Gabriel.
— ¿Y qué- hip -qui-quieres que haga- hip -? —preguntó entre espasmos causados por el hipo mientras se recostaba sobre la mesa del bar— robate a la novia... —vaciló recordando la expresión de Ana cuando en tono de susurro lo mencionó, bajó el rostro— si... ¡Entra al maldito lugar y robate a la novia! —exclamó con una mirada nostálgica, Gabriel levantó la mirada extrañado por aquella expresión— a ella realmente le gustaría... —soltó una carcajada nerviosa mirando a los ojos a su amigo.Yo ya podía escuchar el sonido de las campanas a lo lejos condenándome. Papá me miraba triunfante mientras yo tenía el rostro lloroso adornado con maquillaje y flores, un ramo que cargaba sintiéndome dolida, el largo vestido blanco y los tacones altos, vacilé en tono de súplica una vez más— no puedo hacerlo...
— no puedo hacerlo —dijo Gabriel cuando después de decir aquellas palabras con una sonrisa en sus labios Abel golpeó con fuerza la mejilla izquierda de Gabriel.
La música suave, tan conocida me hizo entrar a la iglesia, en el altar miré a los ojos de aquel hombre suplicante. La temida pregunta estaba ahí y no había nadie que me salvara, vi por última vez el asiento vacío reservado para mí salvador, tomé un poco de aire y contesté— acepto —el padre prosiguió, sonreía forzadamente dándome por vencida— Señor Padalecki, ¿Acepta usted a la señorita- las puertas de la iglesia fueron abiertas de inmediato dejando entrar al portador de mi corazón— ¡Yo me opongo! —gritó, corrió hasta mi y me abrazó dejando a todos los invitados en shock, sonreí y comencé a llorar, estaba tan feliz, se giró viendo a su padre a los ojos— que te quede claro ¡Que ella es mía! —me aferré a su traje, sentí como me levantaba y comenzaba a correr. Era algo cómico el imaginarme saliendo de la iglesia mientras a gran velocidad Gabriel corría conmigo en brazos.
Por un momento me sentí la mujer más feliz del mundo, probablemente la duda que mi corazón tiempo después se hizo fue esa, ¿por qué tan bello momento me fue arrebatado y convertido en el peor de mis recuerdos?<3
*Imagen: Gabriel Padalecki en traje.
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Cupido no se debe enamorar [En edición]
Romance"Me da miedo despertar un día y encontrarte a mi lado, pero me da más miedo sonreír porque estás" -Ana Pófefkti Ella solo quería pasar tiempo con la persona que amaba, él solo quería curar su corazón con ell...