Capítulo 16

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    "El hilo dorado y las flechas de                                   Cupido"

El hilo dorado fue creado en un inicio como un castigo hacia las personas que pecaban de belleza, egocentrismo, presunción y mentira, estaba destinado a aquellos que veían solo lo superficial y el provecho que sacaban de ello. Se estableció que ángeles como Eros, Ágape, Pragma, Ludus, entre otros ángeles más lo utilizaran. La historia cuenta que Ágape en una equivocación enredo el hilo en un inocente y como consecuencia este aprendió a cuidar, a valorar y tomar decisiones sabias. Cuando Cupido por fin lo flechó su amor dió un fruto hermoso. Y al hilo se le dio el significado de "este amor se puede romper" porque este hilo se puede romper o perder en el camino pero una flecha de Cupido será eterna y solo el mismo Cupido la puede retirar o en el caso extremo destrozar.

Ana despertó en el balcón con lágrimas secas en sus ojos —¿Cuando lloré?— se preguntó cuando empezó a ver su entorno confundida —¿Dónde estoy?— se levantó sintiéndose extraña cuando al observar su reflejo en el espejo dio un salto un poco espantada —Ana...— susurro para luego caer al suelo desmayada.

—Quiero creer que Cupido no puede escucharnos, que algo le pasó o...— apretó los dientes con rabia el chico pelirrojo que escuchaba a la chica albina que llevaba un rostro triste —... Se olvidó de nosotros— completo la frase el pelirrojo mientras jugaba con el hilo dorado que le había costado ya varios años reconstruir.
—Cupido... Ella está ocupada en...— no completo la frase al ver a un par de guardias afuera de las celdas.
—Me parece que Eros sabe dónde está Ana.
Uno de los ángeles lo observó serio y Eros tragó un poco de saliva con el corazón acelerado.
—Bien— Sonrió Eros tomando el hilo que construyó entre sus manos —se los diré todo— escuchó el sonido de las celdas abrirse, le pareció escucharse a sí mismo recitar "oh, libertad." Fue tomado por ambos hombros —solo dejen a Ágape en paz, ella no sabía nada, ella no sabía dónde estaba Cupido ¡Lo juro! ¡Ágape es inocente!— Ágape se levantó de golpe y se aferró a su cuerpo —lleven bajo vigilancia a Ágape— ordenó un guardia mientras el otro jalaba del cuerpo de Eros, el otro hacia lo mismo con Ágape, vió la sonrisa de Eros y le susurró a Ágape antes de que los separaran —Aléjate de nosotros— vio a Eros ser llevado —¡Eros!— se movía lo más que podía sin lograr zafarse del agarre del guardia. Un ruido extraño se escuchó a lo lejos.

Ana se despertó en frente del espejo, miraba su entorno intentando reconocer sus alrededores —¿Cuando llegué aquí?— sobo su cabeza cuando al ver la hora comenzó a arreglarse para salir lo más rápido rumbo al trabajo. Entretanto corría con el pensamiento de aquel chico pelirrojo que con sonrisas lindas decía en ellas que estaba por romperse, que con tanta calma aquella chica estaba a punto de ahogarse en desesperación.

—¡Ana!
Abel corrió a abrazar a Ana.
—Buenos días Abel.
Correspondió regulando su respiración.
—!llegas justo a tiempo! Debes salir temprano hoy para que tengas energía para mañana.
Enseñó un boleto de cine a Ana entregándoselo. Ana miró el boleto incómoda, sin saber cómo reaccionar.
—Lo lamento, no sé que es.
—¿Ah?¡¿No sabes que es un boleto de cine?! ¿Haz ido alguna vez?
—no lo sé.
Desvió la mirada apenada.
—Aun así sal temprano, yo te llevaré al cine, ¡Será tan divertido!
Exclamó Abel embozando una sonrisa mientras enseñaba en pulgar derecho y guiñaba el ojo repetidas veces.

Antes del termino de turno, cuando Ana lavaba los últimos platos entró al local una joven de cabello corto saludando a todos. Nina fue la primera que salió corriendo a recibirla e incluso la cajera que nunca hablaba con el resto de sus compañeras la recibió contenta.
—¿Quién es ella?
Preguntó Ana a Abel que acomodaba los platos en los estantes con cuidado, miró hacia donde estaba la chica y bajo la mirada con desánimo.
—Una amiga del gerente— La fuerza con la que acomodaba cada plato marcaba sus delicadas manos —saludala, es una persona agradable— soltó un suspiro nostálgico.

—¿A ti te agrada?
Preguntó Ana poniéndose de puntillas para alcanzar el último estante y acomodar los últimos platos.
—No es eso... Yo no le agrado— sonrió dándole a Ana una palmadita en la espalda —Bueno me voy, no olvides nuestra salida al cine mañana— guiño un ojo antes de salir por la puerta trasera del local.
Limpio las últimas mesas escuchando a sus espaldas el bullicio de las damas que animadas le preguntaban todo tipo de cosas a la rubia cuando de pronto el corazón de Ana se comenzó a acelerar, un calor insoportable comenzó a recorrer sus rostro y un vago recuerdo se presentó en su memoria. Un par de ojos vino que la buscaban con la mirada, inconscientemente dejó de limpiar y sonrió ampliamente a la ventana.

—Tu debes ser Ana— interrumpió la rubia sus pensamientos, su sonrisa amable le pareció vacía en cuanto asintió dando respuesta a su pregunta —mucho gusto Ana, soy Isabel—un nudo se formó en su garganta —m-mucho gusto— se alejó despidiéndose con la mano de todos los presentes. Un mareo la comenzó a sofocar para luego salir por la puerta trasera observando el rostro sonriente de la rubia por última vez, no sin antes escuchar el sonido de la puerta principal abrirse junto a unos pasos acelerados.

—Ana...
Sus ojos claros apenas lograban recuperarse después de haber corrido del trabajo a casa. Sin hacer caso a las palabras de Don Noel subió por el elevador sintiendo su cabeza arder, su temperatura se elevaba demasiado, se estaba ahogando en sudor y entre alucinaciones aquellos ojos la tranquilizaban, ya en el suelo de su apartamento no alcanzo a cerrar la puerta para después caer rendida ante la repentina fiebre al suelo.

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—No me llevarán.
Susurró Eros en cuanto golpeó a un guardia haciéndolo caer al suelo.
—¡Nunca encontrarán a Cupido!
Gritó en cuanto amarró el hilo dorado en el cuello de uno de los guardias y la mitad de hilo en la pierna del otro, extendió sus alas que estaban aún sangrando y voló alto haciéndoles perder el equilibrio, amarró el último extremo en el cuello del otro ángel y apretó con fuerza —¡Sientan el amor que se puede romper! ¡Sientan el amor que le tengo a mi hermana!— un ángel lanzó con la poca fuerza que le quedaba su lanza y atravesó el ala derecha de Eros haciéndolo caer al suelo, enredo todo el hilo en su mano liberando a ambos ángeles que mal heridos ni dudaron en perseguirlo, corrió lo más que pudo hasta llegar a las puertas del cielo, las abrió con fuerza deteniendo a los otros ángeles.
—¡Ya no tienes a dónde huir!
Eros cortó un poco de su hilo y mando un mensaje a Ágape, el ángel que grito se horrorizó al ver tirarse del cielo a la Tierra a Eros que sonriendo se dejó caer, durante la caída se envolvió en sus alas que desaparecían entre más llegaba a la Tierra, cerró sus ojos sintiendo su cuerpo humano y en cuanto cayó al suelo observó la silueta de una joven mujer —¿A-Ana?— dijo casi sin fuerzas antes de desmayarse.

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N/A: ¡Hola! Esta nota es para recordarles que estén atentos y ¡Voten! >:v (al final de la nota hay Spoiler)
Gracias por el apoyo y pues utilizaré un poquito para hacer Spam de unas historias que a mí parecer tienen muy pocas visitas como para ser tan buenas.

https://my.w.tt/zNsSyYUbEL
El link te lleva a una historia muy bonita llamada "El hada que nació sin hilo rojo"

https://my.w.tt/eG1UO6ZbEL
Y este hermoso link te lleva a la historia "En la boca del lobo" de mi querida amiga sweet2508. Qué aunque lo niegue se le da muy bien el humor :3 no como a mí que soy un desastre :"v (uno que es bien dramático)

En fin, gracias por su atención.





















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Si llegaste aquí eres un masoquista ¿A quien le gustan los Spoilers? Bueno...

                      💫Spoiler💫

"Y solo así pudo acostumbrarse a la sensación de impaciencia, esa que era oscura e inestable.
El hilo de Eros..."

"Y quién diría que algún día me encontraría caminando en un jardín lejos de las espinas"

Cupido no se debe enamorar [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora