Atravieso el largo pasillo en apenas unos segundos y mis manos detienen las puertas del ascensor justo antes de que se cierren por completo. Éstas vuelven a abrirse y me cuelo en su interior posicionándome al lado de Kane que se gira al escucharme entrar. Las puertas se cierran finalmente y el ascensor comienza a descender.
El silencio nos rodea mientras una densa sensación de incomodidad inunda el reducido espacio en el que nos encontramos. Kane mantiene sus ojos fijos al frente ignorando mi presencia a pesar de que sabe que estoy aquí. Su espalda está completamente recta, sus piernas ligeramente separadas y sus puños apretados con tanta fuerza que sus nudillos se tornan pálidos.
— Kane...
Su mano se eleva entre nosotros y mis palabras mueren.
— No quiero escucharlo —habla él sin ni siquiera mirarme.
Mi corazón se encoge por su rechazo y mis manos se frotan juntas con nerviosismo.
— Lo siento, sé que debería habértelo dicho, pero...
Bruscamente y sin previo aviso, su cuerpo de mueve y me empuja contra la pared del ascensor. Mis ojos se amplían por la sorpresa mientras sus manos se posicionan a ambos lados de mi cabeza. Una de ellas, convertida en un puño, golpea el ascensor con rabia a mi lado y me encojo al escuchar el estruendo tan cerca de mi oído.
— Red... Kadjar —pronuncia con los dientes apretado mientras sus ojos negros llenos de ira se clavan con intensidad sobre los míos —. Eres la hija del hombre más poderoso de toda la ciudad. ¡Te has estado burlando de mi todo este tiempo!
Su puño golpea de nuevo la pared del ascensor conducido por la rabia. Su cuerpo está tan cerca y, aun así, se siente como si una barrera invisible nos separase. Permanezco inmóvil contra la pared mientras soporto el desprecio que desprende y que yo misma he creado.
— Jamás he pretendido burlarme de ti, Kane
— No —niega impidiéndome seguir —. Mentiras, mentiras y más mentiras. Lo único que has estado haciendo todo es tiempo es mentir.
— No te he mentido... sólo he ocultado cierta información... —trato de excusarme, pero me detengo cuando sus ojos se estrechan frente a mí.
— Omitir información es sólo otra forma de mentir —responde apretando los dientes con fuerza —. Y que no te des cuenta de ello es lo peor de todo.
Mis hombros caen en derrota. Kane tiene razón. Todo este tiempo he mantenido mi identidad en la sombra con la excusa de que ocultar información y mentir no eran lo mismo, pero si la otra persona se siente dañada por mis acciones, entonces no puedo seguir engañándome a mí misma y autoconvenciéndome de que lo que he hecho no ha estado mal.
— Lo siento mucho —susurro llena de culpa. Su rostro se endurece con mis palabras —. Pensé que si descubrías quién era, me habrías alejado.
— ¡Por supuesto que lo hubiese hecho! —estalla incrédulo —. Eres Red... jodida... Kadjar. ¡Maldita sea, incluso te besé!
Entonces se aparta como si se diese cuenta por primera vez de lo cerca que estábamos y yo me quedo ahí parada contra la pared observando con impotencia la furia que lo llena. Los números que brillan sobre nuestras cabezas siguen disminuyendo conduciéndonos cada vez más cerca de la planta baja.
— No puedo creer que te besase... —repite dándome la espalda —... estás prometida.
Cierro los ojos con fuerza.
— Es un matrimonio arreglado. No es algo con lo que yo esté de acuerdo —cuando separo los parpados de nuevo, él me está mirando.
— Eso no importa —niega él. En sus ojos negros como dos obsidianas brilla la indignación, la ira, el desprecio... —. Has estado jugando conmigo como si no fuese más que tu juguete. Ahora entiendo tu reacción de antes cuando he nombrado la Torre Kadjar. Pensé que estabas actuando de forma extraña y no me equivocaba. Probablemente estabas preocupada porque sabías que todas tus mentiras estaban a punto de explotar.
ESTÁS LEYENDO
La chica sobre los tejados © #2
FantasíaA Red le gusta observar el mundo desde las alturas. Ningún edificio es demasiado alto ni ningún tejado demasiado escarpado. El viento azota su bufanda roja casi como si quisiese robarla, pero ella se mantiene inamovible sobre el borde. Sus ojos sie...