— ¿¡Qué quieres decir con que ya te ha encontrado!? —exclama Jay con cierto deje de temor en su voz —. ¿Sigues en el apartamento de Kane? —pregunta sabiendo que era aquí donde venía —. ¡Tienes que salir de ahí ahora mismo!
Mientras hablo por teléfono, Kane retira las sábanas que cubren la parte inferior de su cuerpo y sale de la cama. Mis ojos se clavan en su espalda y en el perfil de su duro trasero hasta que se coloca la ropa acabando así con las impresionantes vistas.
— ¿Qué pasa? —vocaliza sin llegar a hablar.
Su rostro se torna serio al darse cuenta de que algo no va bien. Sin responder a su pregunta, me centro en la voz de Jay al otro lado de la línea.
— No tiene sentido tratar de llegar a la Torre —suspiro con resignación —. Sabiendo donde me encuentro estoy segura de que me está esperando fuera.
Los ojos de Kane se estrechan al escuchar mis palabras y su espalda se tensa mientras sus manos se convierten en puños apretados.
— Entonces iré para allá. Espérame y podremos...—ofrece Jay.
— No —lo interrumpo —. Puedo encargarme de él yo sola. Antes me ha pillado desprevenida —respondo con el orgullo herido por haber sido reducida tan fácilmente por Falcón sin poder hacer nada para defenderme —. No volverá a pasar.
No soy una pobre damisela incapaz de enfrentar a su agresor y si Falcón cree que va a salir airoso, se equivoca. Le haré pagar.
Kane se encamina hacia mí. Sus pasos son lentos mientras rodea la cama en el centro de la habitación y se detiene a mi lado. Me giro ligeramente rehuyendo su inquisitiva mirada y me apresuro a terminar la conversación.
— No te preocupes, Jay —le aseguro bajando el volumen de mi voz a pesar de que Kane todavía puede escucharme y ocultando mis boca ligeramente tras mi mano —. Te llamo más tarde.
— Ten cuidado —responde él tras vacilar durante unos segundos y, después, la llamada se corta.
De forma apresurada recojo mi camisa, que asoma por debajo de la cama, y me la pongo. Primero un brazo, después el otro y abrocho los pequeños botones de mala manera, parando entre uno y otro para recuperar mi chaqueta de cuero negro.
— ¿A dónde vas? —pregunta Kane confuso agarrando mi antebrazo. Sus dedos ejercen cierta presión y en mi mente se reproducen los recuerdos de nuestro anterior encuentro —. ¿Qué está pasando?
Sus manos sobre mi cuerpo, su boca asolando la mía, su calor, su respiración... Me detengo en mi apresurada salida y lo enfrento disipando las imagenes que invaden mi cabeza.
— Nada de lo que lo que debas preocuparte en este momento —respondo zafándome de su agarre —. En lo que debes centrar tus esfuerzos es en averiguar de qué forma está esa mujer relacionada con Falcón y qué es lo que están tramando.
Su rostro se muestra confuso y contrariado. Él ha escuchado parcialmente la conversación que acabo de mantener con Jay y sabe que algo anda mal. Sin embargo, mi prioridad ahora es salir de aquí lo más rápido posible para alejar a Falcón. No puedo dejar que mi prometido dirija su furia hacia él pues, a pesar de que Kane es fuerte y sabe cómo pelear, no podemos olvidar que es humano.
Necesito la ayuda de Kane, un agente de policía, para hacerlo caer de su pedestal, no para enfrentarlo directamente. No es así como quiero que los acontecimientos se sucedan.
Salgo fuera de su dormitorio dejando a un Kane estupefacto e inmóvil en el centro de la habitación y me dirijo hacia la puerta de salida de su apartamento.
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La chica sobre los tejados © #2
ФэнтезиA Red le gusta observar el mundo desde las alturas. Ningún edificio es demasiado alto ni ningún tejado demasiado escarpado. El viento azota su bufanda roja casi como si quisiese robarla, pero ella se mantiene inamovible sobre el borde. Sus ojos sie...